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Una multitud se movilizó hasta San José 1111 para ver a la expresidenta

El Día de la Lealtad Peronista junto a CFK

Crónica de una jornada cargada de mística peronista a ochenta años de un acontecimiento que cambió la historia nacional. El reclamo por la libertad de la dirigente y las críticas a Javier Milei marcaron la tónica del encuentro.

Una voz se alzó entre la multitud. Los cánticos cesaron y los asistentes comenzaron a correr hacia el balcón. Decenas de miles de personas escucharon las palabras de Cristina Fernández de Kirchner, transmitidas por altoparlantes en las inmediaciones de San José 1111, poco antes de las seis de la tarde. En punto, la expresidenta apareció en el balcón y una ovación estremeció a las cerca de 50 mil personas que se concentraron frente a su domicilio.
Para CFK, que atraviesa el cuarto mes de una condena que denuncia como injusta y observa con preocupación el rumbo económico del gobierno, el 80º aniversario del Día de la Lealtad Peronista tiene un significado especial:

“Hoy, 17 de octubre, no venimos a recordar una fecha, venimos a recordar una lección de la historia. Cuando un pueblo defiende sus derechos, defiende su libertad. Cuando los poderosos de afuera quieren decidir quién gobierna, la respuesta tiene que ser la misma que hace 80 años: la soberanía no se negocia”.

Horas antes, Plaza Constitución comenzó a transformarse. Agrupaciones llegadas desde distintos puntos del país se organizaron para marchar hacia la casa de CFK. Tres epicentros concentraron la convocatoria: Constitución, Once y Retiro.

En Constitución, columnas encabezadas por La Cámpora se acomodaban con banderas y remeras con las figuras de Perón, Evita, Néstor y Cristina. La lluvia amagó pero no llegó. Había ansiedad y conversación en el aire. Cuatro cuadras separaban a la caravana del domicilio de la exmandataria.
Este aniversario, ochenta años después de aquella movilización obrera y sindical de 1945, volvió a reunir a miles que sienten vigente el espíritu de aquella jornada.

“Como si la historia fuera circular, acá estamos, yo más viejo y cansado pero igual de convencido. Si no salimos a reclamar por la libertad de Cristina, si no exigimos que el gobierno no planifique hambre para las grandes mayorías, ¿quién lo va a hacer por nosotros? Hoy vine con mi hija y mis nietas. Estoy un poco emocionado”, contó a Página/12 Oscar, jubilado de 84 años llegado desde Avellaneda.
Apoyado en el brazo de su hija, sonríe mientras observa las banderas flameando: “Hay algo siempre de alegría que tenemos los peronistas, que incluso en las peores épocas no claudica ni abandona”.

La columna del Movimiento Derecho al Futuro (MDF) marchó hasta San José 1111. Entre los presentes se destacó el gobernador bonaerense Axel Kicillof, acompañado por ministros y militantes. Hace pocos días había visitado a CFK tras varios meses sin verse. Esta vez decidió participar junto a la militancia:

“Hoy hemos venido a participar y en todo el país están haciendo actos, porque con la justicia se persigue a los dirigentes del peronismo a lo largo de la historia. Al propio Perón con la proscripción, con el exilio, la dictadura militar, tenemos una larga experiencia, y el punto de partida de todo esto es la democracia”, sostuvo Kicillof.

Pasadas las cinco, la caravana comenzó su avance. Un grupo de jóvenes de Quilmes comentaba que la intendenta Mayra Mendoza ya había ingresado a la vivienda.

“Para nosotras es re importante acompañar a Cristina hoy. Nos estamos acostumbrando a poder verla solo desde el balcón, pero es una locura. Yo estudio derecho y discuto todos los días de mi vida un fallo vergonzoso como pocas veces se vio en este país, y mirá que pasaron cosas”, explicó una estudiante de menos de 22 años.

La policía porteña cortó el tránsito sobre la calle Lima mientras la multitud avanzaba. A los costados, los puestos de choripanes, bebidas, banderas, mates e imanes completaban el paisaje popular.

“Cinco mil pesitos el choripán, precio amigo, precio popular”, gritaba un vendedor en la esquina de Lima y Humberto 1°, mientras las filas de La Cámpora doblaban hacia la casa de Cristina.

Entre la gente, las conversaciones giraban en torno a la condena contra la expresidenta y a la crisis social actual.
Adriana y Laura, jubiladas, participaron por primera vez de una marcha peronista.

“Hoy le decía a ella, yo estoy peor que nunca. Peor que en toda mi vida. Trabajé en una empresa de informática durante décadas, nunca me faltó nada. Ni en la época de la pandemia estuvimos así. Desde que asumió Milei estoy cada vez peor”, dijo Adriana.
Desde Ezeiza, Cinthya, joven militante, contó:
“Vamos a demostrar la lealtad con ella hoy, por eso vamos a su casa, como tantas veces lo demostró ella al conducirnos. Creo que el pueblo despertó, ya no estamos preocupados, estamos convencidos, porque hay un sector que no es peronista pero ya comprendió que es mucha la gente que está padeciendo”.

El calor humano comenzó a sentirse. Una moto quedó atrapada entre la multitud y despertó risas. Los bombos y trompetas de una orquesta militante se adueñaron de la calle.

“¡Abran paso, llegó la JP!” y “Con la Jefa, los soldados de Perón”, resonaban con fuerza.
Desde la vereda, Florencia, docente de 43 años, resumió la bronca y el entusiasmo general:
“Vengo porque lo que le están haciendo a Cristina es una injusticia para el pueblo. Están matando a la democracia”.

“Es Milei o la Argentina”

Casi a las seis, el clima festivo se detuvo unos segundos: la voz de CFK comenzó a escucharse. Algunos se acercaron corriendo a los parlantes. La ovación fue inmediata. En su mensaje de audio, la exmandataria repasó la historia del 17 de octubre de 1945 y trazó un paralelo con la actualidad y la relación con Estados Unidos:

“Qué cosa más curiosa, ¿no? Exactamente 80 años después, otra vez nos ponen en la misma disyuntiva. En aquel entonces era Braden o Perón. Hoy pareciera ser Bessent o Perón. Estar 80 años después en la misma situación revela que el verdadero problema que tenemos como país no es la injerencia extranjera, sino la incapacidad genética de la derecha y del poder económico en la Argentina para proponer un proyecto de país que incluya a todos los argentinos.”

Entre la multitud comenzó a escucharse una canción dirigida al actual gobierno:

“Aman a Trump y a Musk, son la vergüenza de la Argentina.”

CFK profundizó su reflexión:

“Hoy hay algo más profundo que la escasez, hay cansancio en los argentinos. Hay frustración, hay angustia, la sensación de que el futuro no existe. No es sólo que no alcanza, es que no se sabe si lo peor ya pasó o si todavía no llegó.”

Y agregó sobre la situación de las familias argentinas bajo el modelo libertario:

“Esa fue siempre nuestra fuerza: transformar el dolor en organización, la crisis en esperanza y la desesperanza en militancia. Y ojo, que si no lo hacemos nosotros, no lo va a hacer nadie. Milei, está claro, está ocupado en otras cosas.”

En el cierre, convocó a votar el 26 de octubre para frenar el rumbo actual:

“Es Milei o la Argentina”, afirmó.

A las seis en punto, CFK salió a saludar y la multitud estalló en cánticos y banderas.
“Cristina corazón, acá tenés los pibes para la liberación”, se escuchó corear mientras caía la tarde.
Poco a poco la gente comenzó a dispersarse, aunque el eco de la jornada dejó en claro algo:
la gente, en realidad, nunca se va.

Con información de Página 12

Publicado en lanuevacomuna.com

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