Soldadores argentinos trabajaron contrarreloj en buque noruego con submarino de EE.UU.
El trabajo para adaptar el brazo hidráulico al buque de bandera noruega Sophie Siem que buscará el submarino argentino ARA San Juan estuvo dominado por la tensión debido a la falta de tiempo, dijeron a Sputnik trabajadores de la empresa Soldaduras Patagónicas.
«Arriba del barco se sentía la presión porque estábamos haciendo todo contrarreloj», dijo a esta agencia José Luis Ovalle, uno de los operarios que participó en las actividades en el puerto Antonio Morán de la ciudad argentina de Comodoro Rivadavia, en la provincia de Chubut (sur).
El Sophie Siem, propiedad de la petrolera Total, fue arrendado por la marina de EEUU y zarpará este domingo para sumarse a la búsqueda del ARA San Juan equipado con tecnología de rescate y un minisubmarino que ya está cargado al buque.
Para bajar la pequeña nave, que tiene una capacidad de sumersión de al menos 600 metros, se necesitó adaptar un brazo hidráulico, para lo que trabajaron los soldadores argentinos.
«La verdad es que hay gente especializada en lo que son los fierros, los barcos, la calidad de la soldadura, el manejo de la gente, eso fue lo que nos llevó a quitarnos un poco la presión», agregó Ovalle.
El trabajo conjunto de los soldadores con los distintos contingentes se dio a la perfección a pesar de la diferencia idiomática, aseguraron los operarios locales.
«Ellos nos trataron bien, nos dieron nuestro espacio, dentro de todo nos aceptaron y salimos adelante, nos dieron todas las herramientas que precisábamos para trabajar y salimos adelante», dijo el operario Marcelo Feito.
«Sorprendidos» por los marinos rusos
Los soldadores destacaron el asombro que les generó el trato recibido por los marinos rusos, de quienes esperaban que su carácter fuera más «cerrado».
«La verdad que muy buena gente los marinos rusos, muy grato hablar con ellos, muy profesionales y amables», dijo Ovalle, quien agregó: «Yo los tenía como muy cerrados, pero me sorprendió totalmente».
Sin perder la esperanza
Los trabajadores locales resaltaron que comparten, «al igual que toda Argentina», la esperanza de que los tripulantes del submarino aparezcan con vida.
«No hay que perder la esperanza, dios quiera que vuelvan, es lo que todos esperamos», comentó por su parte el soldador Néstor Cicilín.
El miércoles 15 de noviembre, el ARA San Juan, con 44 tripulantes, reportó su última posición a 430 kilómetros del punto más cercano de la costa de la Península Valdés, en el sureste de Argentina, cuando navegaba en aguas del océano Atlántico desde la ciudad austral de Ushuaia a su apostadero habitual en la Base Naval de Mar del Plata.
La Armada argentina confirmó que recibió información de que se produjo ese mismo día y en ese mismo lugar un «evento consistente con una explosión».
La nave, construida en Alemania en 1985, se encuentra en su segundo año operativo, después de verse sometida a una extensa reparación entre 2008 y 2014.
Entre los países que colaboran para encontrar la nave argentina se encuentran equipos de Estados Unidos, Rusia, Canadá y el Reino Unido.
SPUTNIK