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MEMORIA & DDHH

Setenta años del bombardeo que marcó a fuego a Mar del Plata

El 19 de septiembre de 1955 la Marina de Guerra atacó con bombas el puerto de Mar del Plata y precipitó la caída del presidente Juan Domingo Perón. Miles de familias debieron abandonar sus hogares en medio del estruendo, y la ciudad quedó atravesada por una seguidilla de episodios violentos. Un equipo de la Universidad Nacional de Mar del Plata recuperó la memoria de aquella jornada a través de relatos orales y fotografías.

“Íbamos por la calle, mamá estaba embarazada de Aldito, mi hermano más chico. Tenía una panza pobrecita, estaba por nacer. De ocho meses estaba. Cuando íbamos en la esquina de la iglesia Sagrada Familia, que estaba enfrente de mi casa, pero en la esquina,… se sentían unos ruidos… cayeron dos bombas en mi casa, justo. Íbamos caminando y había barro porque había llovido y se le hundía el zapato, teníamos miedo”. (Ninna)

Este testimonio forma parte del proyecto “La experiencia de la ‘gente común’ durante los bombardeos a Mar del Plata del 19 de septiembre de 1955”, radicado en el Instituto de Humanidades y Ciencias Sociales (Inhus) de la Facultad de Humanidades de la Unmdp, junto al Archivo de la Imagen y la Palabra. El trabajo recopila cuarenta voces de personas que en su niñez atravesaron aquel episodio y reúne material fotográfico —inédito en algunos casos— que da cuerpo a la investigación.

La reconstrucción aporta una mirada vivencial sobre el 19 de septiembre de 1955, cuando la ciudad se convirtió en escenario clave de la insurrección militar que depuso a Perón.

Los tanques de combustible del puerto ardieron bajo el fuego de artillería. El humo negro se divisaba a kilómetros de distancia. En un galpón cercano todavía se alcanzaba a ver una publicidad oficial del gobierno que caía.

El ataque

A las 7.15, el crucero “9 de Julio”, apostado frente a la costa, abrió fuego contra los depósitos de YPF en el puerto marplatense: destruyó 9 de los 11 tanques de combustible y afectó también viviendas cercanas. Otras ráfagas cayeron en las inmediaciones del Golf Club, dispersando a las tropas de artillería que se mantenían fieles a Perón. El terror que se desató en la población estuvo atravesado por un recuerdo reciente: apenas tres meses antes, el 16 de junio, la aviación había bombardeado Plaza de Mayo.

El levantamiento se había iniciado el 16 de septiembre en Córdoba, mientras Mar del Plata —todavía ajena a los movimientos militares— seguía los sucesos por la radio nacional y por emisoras uruguayas como Radio Colonia, El Espectador y Carbe, que brindaban versiones alternativas.

La investigación confirma que la población fue tomada por sorpresa. Aunque el 18 de septiembre los sublevados habían lanzado un ultimátum, este fue desoído y recién al amanecer del 19 las autoridades iniciaron una evacuación apresurada de la franja costera, cuando los buques ya estaban frente a la ciudad. Policías, bomberos y conscriptos dieron aviso casa por casa, pero resultó insuficiente: bajo la lluvia, miles de vecinos huyeron con el eco de las primeras explosiones.

Voces del espanto

“Pasaba la gente que venía corriendo, descalza, algunos en paños menores, como se decía en mi infancia, con lo que encontraron a mano, tratando de escapar de esa locura de vidrios rotos y la desesperación de no saber bien qué estaba pasando… muchas casas, a pesar de estar a muchas cuadras del epicentro del fuego de artillería, tuvieron roturas de vidrios… los relatos se repetían cada vez que había golpes de Estado, y el miedo a posibles bombardeos quedó en la gente…” (Ángel).

“La bomba que iba a caer sobre la vieja Usina tocó la chimenea de mi casa. Un minuto que podíamos haber quedado todos adentro (…) Imaginate, estábamos ahí y no quedaba nadie vivo”. (Ninna).

“Sentíamos que íbamos a morir quemados, mi papá gritaba: ‘corran, corran, vayámonos de acá’”, contó Santa, que residía en Irala entre Edison y Acha, desde donde divisaba las llamas que brotaban de los tanques de combustible sobre la central eléctrica 9 de Julio.

“Mucha gente se fue de acá, de la parte donde bombardearon. Porque bombardearon acá, a 80, 100 metros de 12 de Octubre como Elcano. Y después la primera que pegó fue en Martínez de Hoz, de la Usina, a 50 metros. ¡Pegó en el asfalto, hizo un boquete terrible!, un pozo hizo”. (Carmelo).

La versión oficial aseguró que no hubo víctimas fatales, una afirmación nunca desmentida ni confirmada por estudios históricos posteriores.

Otros recuerdos dan cuenta de los techos destrozados por las esquirlas incluso a varias cuadras del puerto, las corridas hacia barrios considerados más seguros, los camiones llenos de familias escapando hacia localidades cercanas, y también la decisión de algunos vecinos de permanecer en sus casas dañadas por temor a los saqueos.

El día después

El 20 de septiembre, con Perón ya derrocado, la violencia política se trasladó a las calles céntricas de Mar del Plata. Grupos antiperonistas destrozaron sedes gremiales, incendiaron mobiliario en las veredas, derribaron bustos y monumentos, y hasta saquearon y quemaron viviendas vinculadas con funcionarios y dirigentes del gobierno depuesto.

“Los disturbios, impulsados por los interventores militares a cargo de la ciudad se sucedían ininterrumpidamente en un denso clima político de ‘zonas liberadas’ y revanchismo”, describe la investigación.

Bustos de Perón y Eva Duarte arrastrados en las calles, carteles arrancados de la avenida Eva Perón, liberación de presos políticos, incendios en sindicatos y hasta intentos de linchamiento marcaron esa jornada.

La indagación histórica, dirigida por el Dr. Miguel Ángel Taroncher en el Instituto de Humanidades y Ciencias Sociales (Inhus, Conicet-Unmdp), contó con la participación del Lic. Francisco Santillán, la profesora Silvina Maté, el profesor Esteban Soroeta y el estudiante Leonel Amor Pawlowski.

A setenta años de aquel 19 de septiembre, Mar del Plata sigue recordando el día en que el cielo se tiñó de fuego y humo, y en el que la violencia política dejó huellas imborrables en la memoria colectiva.

La Nueva Comuna

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