La reciente ofensiva militar de Estados Unidos contra Irán desató una peligrosa escalada internacional, elevando las tensiones a niveles sin precedentes en Medio Oriente y encendiendo alarmas globales. Desde Moscú, el gobierno ruso advirtió que “la Tercera Guerra Mundial podría estar muy cerca”, mientras en Teherán anticipan que Washington enfrentará “consecuencias irreparables por atacar el corazón del mundo islámico”.
El presidente estadounidense, Donald Trump, endureció su postura y lanzó un mensaje tajante: si Irán no elige el camino de la paz, los próximos bombardeos serán “más grandes y fáciles”. Además, insistió en su idea de un “cambio de régimen” en el país persa, lo que reavivó la desconfianza en las intenciones de Washington en la región.

En las últimas horas, el conflicto se intensificó. Irán lanzó una nueva ofensiva con misiles sobre Israel, lo que activó las sirenas antiaéreas en varias ciudades. En represalia, Estados Unidos respondió con una serie de bombardeos en el norte de Irán y en la provincia de Bushehr, donde se encuentra un reactor nuclear. La decisión de Trump de involucrarse abiertamente en el conflicto marcó un punto de no retorno, en un contexto ya crítico por la amenaza iraní de cerrar el estratégico estrecho de Ormuz, por donde circula cerca del 20% del petróleo mundial.
Desde Irán, la Guardia Revolucionaria emitió un comunicado con duras advertencias: las bases militares estadounidenses en países como Irak, Qatar, Siria, Bahréin y Emiratos Árabes Unidos serán consideradas “objetivos legítimos”. También alertaron que “cualquier país” que respalde a EE.UU. se expone a represalias directas. Un asesor del líder supremo iraní, Ali Jamenei, fue categórico: “Estados Unidos ya no tiene cabida en Medio Oriente”.

Durante una reunión de emergencia del Consejo de Seguridad de la ONU, Irán, representado por su embajador Amir Saeid Iravani, subrayó que será su ejército quien defina “el momento, la naturaleza y la escala de la respuesta proporcional”. En paralelo, China, Rusia y Pakistán presentaron una resolución conjunta que exige un “alto el fuego inmediato e incondicional” entre Irán, Israel y Estados Unidos, aunque el veto norteamericano podría bloquear la iniciativa.
El embajador ruso ante la ONU, Vasily Nebenzya, acusó a EE.UU. de “ignorar por completo la voluntad de la comunidad internacional” y abrir “una caja de Pandora” con desenlace imprevisible. Por su parte, el canciller ruso Sergei Lavrov expresó su inquietud ante el deterioro de la situación y alertó que se podría generar “un caos absoluto”, al tiempo que enfatizó: “La Tercera Guerra Mundial podría estar muy cerca”.
Bombardeos y represalias
El sábado, Washington atacó directamente instalaciones nucleares en Fordo, Isfahán y Natanz, asegurando haber dejado severamente dañado el programa atómico iraní. El presidente de Irán, Masud Pezeshkian, denunció que se trató de una “declaración de guerra” y prometió una respuesta “sin piedad”.
Minutos después, Irán lanzó 40 misiles contra distintos puntos de Israel. Según el servicio de emergencias Magen David Adom, al menos 23 personas resultaron heridas. Un proyectil impactó de lleno en un edificio del distrito de Dan, que incluye Tel Aviv. En Haifa, la ausencia de alarmas antiaéreas generó preocupación en las autoridades locales.
La Guardia Revolucionaria aseguró que las operaciones contra Israel continuarán con “precisión, determinación y ferocidad”. En un comunicado difundido por Tasnim, acusaron a EE.UU. de colocarse “en la primera línea de la agresión” y de exhibir una “ignorancia profunda de la realidad regional”.
En tono desafiante, el cuerpo militar iraní advirtió que responderá con recursos “que escapan a los cálculos ilusorios” de Washington, y defendió su accionar como parte de una “legítima defensa”.
El cierre de Ormuz como amenaza estratégica
El Parlamento iraní aprobó una moción que pide cerrar el estrecho de Ormuz, una jugada de alto impacto económico. Aunque la medida aún requiere aprobación del Consejo Supremo de Seguridad Nacional, su sola aprobación legislativa evidencia el giro estratégico del régimen iraní para presionar más allá del plano militar.
Mientras tanto, Israel continuó sus ataques sobre infraestructura iraní. Bombardeó posiciones en Yazd, instalaciones nucleares y otras zonas sensibles, como Bushehr, en una clara coordinación con el accionar estadounidense.
“Paz o tragedia”: el ultimátum de Trump
Donald Trump volvió a expresarse a través de Truth Social, su red social personal. “No es políticamente correcto usar el término ‘cambio de régimen’, pero si el régimen iraní actual no puede HACER GRANDE A IRÁN DE NUEVO, ¿por qué no habría un cambio de régimen?”, escribió, dejando claro que el objetivo político permanece latente.
En una alocución desde la Casa Blanca, Trump advirtió que si no se logra un acuerdo de paz de forma urgente, “habrá una tragedia mucho mayor para Irán que la que hemos presenciado en los últimos ocho días”. A pesar de estas declaraciones, desde el gabinete norteamericano insisten en que EE.UU. no está en guerra con Irán, sino con su programa atómico.
El vicepresidente JD Vance remarcó: “Estamos en guerra con el programa nuclear iraní, no con Irán”, mientras que el secretario de Defensa Pete Hegseth sostuvo que el objetivo de la operación nunca fue forzar un cambio de gobierno, sino “desmantelar el aparato nuclear”. Sin embargo, el jefe del Estado Mayor, Dan Caine, aclaró que aún es “demasiado pronto” para evaluar con precisión los daños.
Tensiones diplomáticas y ruptura del diálogo
Desde Teherán, el presidente Pezeshkian acusó a EE.UU. de buscar “saquear los recursos de los países islámicos” y perpetuar un clima de “inestabilidad permanente” en la región. Durante una movilización masiva en la capital iraní, el pueblo reclamó “venganza”, alimentando un clima de radicalización creciente.
El canciller Abás Araqchi condenó los ataques como una “violación imperdonable del derecho internacional” y remarcó que Irán mantiene abiertas “todas las opciones” de respuesta. También denunció que la vía diplomática fue destruida por la ofensiva de Washington: “Muestran así que no son hombres de la diplomacia y que solo entienden el lenguaje de la fuerza (…) Estados Unidos no tiene respeto por la ley internacional”.
Araqchi viajará este lunes a Rusia para reunirse con Vladimir Putin, en lo que definió como una “alianza estratégica” para responder a la escalada.
También lanzó críticas contra el OIEA y su director, Rafael Grossi, a quienes acusó de “parcialidad” y de colaborar con los sectores que promueven la violencia, al exponer la falta de transparencia en las actividades nucleares iraníes. Grossi confirmó que hubo “impactos” en Fordo, pero dijo que nadie, ni siquiera el organismo que lidera, puede aún verificar el daño total.
Aunque Estados Unidos celebró el bombardeo como un golpe certero, voces del régimen iraní como la de Ali Shamkhani, asesor del ayatolá Jamenei, insistieron: “el programa nuclear de Irán no ha terminado”.
Con información de Página 12
Publicado en lanuevacomuna.com