NO AL TRASLADO DE LA FERIA
Luego de una semana de rumores se supo, a través de una nota de Ecos Diarios, que el ejecutivo municipal pretende trasladar la feria de artesanos de su emplazamiento tradicional de la villa balnearia a un sector del parque Miguel Lillio. Según el diario, se trabajaba “a contrarreloj” en un proyecto, para hacer efectivo el traslado este verano o el otro “a más tardar”.
El sector elegido es bien conocido, ya que en esa zona funcionó hasta hace unos años otra feria, que debió ser desmantelada por la escasa asistencia de público. Muchos de los artesanos que la integraban están hoy incorporados a la Plaza San Martín de la Villa, y pueden dar fe de que el espacio al que se nos pretende derivar no es apropiado para tal fin.
Las razones por las que se impulsó aquella experiencia fallida son las mismas que se invocan hoy: ampliar los espacios de recorrido turístico, algo que fracasó y que, previsiblemente, volverá a fracasar. El problema es que hay 80 familias que están esperando el verano para trabajar, luego de un invierno difícil, para quienes la idea de trasladar la feria a un lugar alejado de la fluencia del público, a 2 meses del inicio de la temporada, resulta un capricho intempestivo del ejecutivo municipal.
El tema nunca se trató en una plataforma política, ni fue motivo de debate público. No lo prometió el actual intendente, al que, me consta, votaron varios compañeros. No hubo tampoco expresiones de sectores que abiertamente soliciten la remoción de la feria. Los artesanos, hasta donde sabemos, no hemos sido motivo de queja por parte de la población, que explique la necesidad de un traslado.
Sabemos, sí, que algunos sectores conservadores minoritarios de la villa no nos quieren, como no quieren a los músicos o a los artistas callejeros. Pero también sabemos que gozamos del aprecio y el reconocimiento del público. Lo vemos cada noche de la temporada, con la calidez de la gente cuando se para delante de nuestros puestos y nos alientan con sus comentarios.
No es la primera vez que algún político quiso trasladarnos. La última vez que se sugirió algo así fue a mediados de los ´90. Se decidió entonces juntar firmas de apoyo y no hizo falta pedirle nada a la gente porque al ver los carteles espontáneamente todo el mundo firmó los cuadernos. Así juntamos miles de firmas. Sabemos, que en una situación semejante, la gente nos va a volver a apoyar.
No veo una razón valedera que el Sr. Facundo López (me refiero al intendente porque es la cabeza visible de esta administración) pueda alegar para el traslado de la feria al parque. La infraestructura está en buenas condiciones, es un paseo familiar, bien iluminado. No se pueden invocar situaciones escandalosas en la que haya artesanos envueltos (somos concientes de que es un espacio de trabajo y como tal, lo cuidamos).
Hace más de 30 años que estamos allí y siempre hemos procurado mejorar el aspecto del lugar. En todo ese tiempo establecimos una relación con el municipio mediante el pago de los cánones exigidos. Es un paseo popular y tradicional, que aporta una atracción más a un espacio, la villa balnearia, que de noche no ofrece al turista una gran oferta, si se compara con otros centros urbanos de la costa.
Los artesanos sí podemos invocar muchas razones por las cuales no queremos movernos de donde estamos. El lugar elegido por la autoridad municipal es malo, lo sabemos, está comprobado. Las ferias artesanales funcionan en lugares donde fluye el público, y el parque, de noche, no atrae gente. Una feria lindante con un espacio oscuro y despoblado no es atractiva, más aún con los temores que hoy genera la inseguridad. Muchas noches de verano son frías y ventosas, o con chaparrones
¿Quién va a ir hasta la 91 una noche así? Lo mismo pasa en la segunda quincena de febrero, cuando la villa se empieza a vaciar. De seguro, en esas noches los artesanos vamos a estar mirándonos las caras en medio de una feria vacía. Lo sabemos, porque es nuestro oficio. La remoción de la feria de su actual emplazamiento es una mala idea, y esperamos que los que la impulsan lo entiendan. Para nosotros, mudarnos de lugar no es una opción.
Queremos trabajar como lo venimos haciendo. No queremos que nos usen en un experimento que sabemos de antemano que está destinado al fracaso. Tampoco queremos vernos envueltos en una situación de conflicto, algo que puede llegar a ocurrir si se persiste en la idea del traslado.
Esperamos, de buena fe, que esta situación sea entendida, para bien de todos.
* Pablo Dìaz, autor de la nota, es miembro de la feria desde 1985