Tierra del Fuego, la provincia más austral de la Argentina, atraviesa horas críticas. En medio de temperaturas bajo cero, trabajadores y trabajadoras realizan un paro total con protestas frente a las fábricas, en rechazo a las medidas del gobierno nacional que amenazan con desmantelar el aparato productivo fueguino. La tensión social crece mientras se profundiza el conflicto económico y territorial.
Testimonios desesperados frente a un futuro incierto
Las escenas son conmovedoras. Familias enteras manifestándose en condiciones climáticas extremas, defendiendo sus fuentes de trabajo. “Hicimos toda nuestra familia acá. ¿A dónde voy a ir a trabajar con 55 años? Capaz ustedes viven muy lejos y no se dan cuenta, pero no nos queremos ir de Tierra del Fuego”, expresa una trabajadora entre lágrimas, frente a una planta cerrada.
La eliminación de beneficios al régimen de promoción industrial de Tierra del Fuego, impulsada por el gobierno de Javier Milei, ha provocado despidos, suspensiones y el cierre de varias industrias electrónicas. El golpe es profundo en una provincia que depende en gran parte de este esquema para sostener su economía y su población.
Ajuste económico y riesgo geopolítico
La desindustrialización no es solo un problema económico o social. Representa, además, una amenaza directa a la soberanía nacional argentina en el Atlántico Sur. Tierra del Fuego, Antártida e Islas del Atlántico Sur conforman una región estratégica que debe ser resguardada con presencia estatal, actividad económica y arraigo poblacional.
En un contexto global donde se reactivan disputas por los recursos naturales del Atlántico Sur y la Antártida, y persiste el reclamo argentino sobre las Islas Malvinas, Georgias y Sandwich del Sur, debilitar la presencia nacional en Tierra del Fuego puede tener consecuencias irreversibles.
Integración territorial: un principio irrenunciable
La defensa del trabajo fueguino es también la defensa del proyecto nacional argentino. La integración territorial no puede quedar supeditada a decisiones tecnocráticas ni a planes de ajuste que favorecen la concentración económica y el éxodo poblacional.
Tierra del Fuego es Argentina. Su gente, su industria y su territorio deben ser parte de una política de Estado que mire al sur con visión estratégica y sentido de justicia social.