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OPINION: «¿QUE VES CUANDO ME VES?» por RICARDO CALCABRINI

«Las redes pueden ser un gran elemento participativo y democratizador, tanto como el refugio de abyectos, espíritus vacíos y cobardes de toda laya»

Mario Antelo,fue un encumbrado dirigente del Partido Demócrata Progresista. Uno de los grandes oradores políticos de su tiempo, abogado y profesor universitario, se lució en varios cargos hasta su imprevista muerte el 3 de marzo de 1941 a la edad de 42 años. La democracia progresista nació creció y aún sobrevive en la provincia de Santa Fe y tuvo su momento de esplendor en la época de Lisandro de la Torre, del cual el mentado Mario Antelo fue amigo y correligionario.En el segundo año de mi secundaria -corría 1968-, en una materia llamada pomposamente Educación Democrática, tuve de profesora a una de las nietas de Mario Antelo. Recuerdo que era muy guapa, extremadamente inteligente y con cierta cintura para disimular el gorilismo en el que había sido forjada.

Por entonces, yo era un joven formado en un hogar profundamente peronista, con mi madre orgullosamente bancando el hogar y recordando permanentemente su labor en la Fundación Eva Perón (una foto en blanco y negro de dos jóvenes mujeres sonriendo frente a una máquina de coser Singer– mi mamá y Evita- te daba la bienvenida a mi casa), y mi viejo, perseguido y desempleado, organizando reuniones clandestinas para leer y difundir las directivas “del que te dije”.

Las tenidas que tuve con la seño Antelo fueron de antología. Me preparaba concienzudamente para su materia (la única que estudiaba) y ella tenía la infinita generosidad de discutir conmigo y, es más, alentarme en las disputas. Chapeau!, seño… Dónde quiera que usted se encuentre!

Recuerdo que me decía: “…entiendo, Calcabrini, su gusto por lo popular y su valoración positiva de todos los fenómenos que mueven multitudes, pero no se olvide que el hombre masa es un hombre peligroso, se oculta en la muchedumbre, se vuelve anónimo y, por lo tanto, capaz de hacer cualquier cosa al amparo de la sombra que le da –precisamente- el anonimato…”

Formado en la lógica de la movilización popular como certificadora de un reclamo que, por ser popular, es justo; vi y participé de cientos de movilizaciones en las que, quién estaba a tu lado, siendo un absoluto desconocido, era un hermano de sangre y, todos, poniendo la cara y el cuerpo, marchábamos por el regreso del Líder o por Paz Pan y Trabajo, de acuerdo a la época y circunstancias.

Sin embargo, las cosas cambiaron…

Hoy las elecciones se ganan o pierden –dicen-, en las “redes sociales”.

Y las necesidades, expectativas, alegrías, frustraciones, broncas, grandezas y los más oprobiosos gestos de cobardía, cobran vida en las “redes”.

Hace pocos días atrás, uno de las más altos exponentes en ciencias sociales que tenemos en el país, me decía: “…no hay que olvidar que vivimos en una época en la que el hombre ve lo que piensa, y no piensa en lo que ve…”. Esto significa que vemos en lo que creemos previamente, tenemos algo en la cabeza y lo vemos reflejado en cualquier situación. Es claramente un prejuicio. Es decir, un pre – juicio; un juicio construido antes de verificar el hecho. Lo grave, lo aterrorizante de esta situación, es que las sociedades para que avancen -tal como la ciencia-, deben funcionar al revés: primero ver, y luego pensar en lo que se vio. Para entenderlo, desmenuzarlo y valernos de ese conocimiento. Sólo así se le encuentra el agujero al mate.

Lo que descubrí –con el lomo curtido a lonjazos- de las “redes”, es que pueden ser un gran elemento participativo y democratizador, tanto como el refugio de abyectos, espíritus vacíos y cobardes de toda laya, que desde el anonimato y perfiles truchos, viven construyendo piras, para arrojar al fuego a cualquiera que no le guste. A mí, a él, a usted… Sin ton ni son, al boleo, de acuerdo a la frustración diaria o a la opereta política pergeñada a la sombra del anonimato, que no es tan oscura como para ocultar la infame cobardía.

Me he preguntado qué hacer para no quedar atrapado de una lógica que no manejo y a la cual no he de hincarme. Se me ocurre que a los ciudadanos que participan con opiniones fuertes, piensen como pensasen, hay que celebrarlos. Por esa actitud: salud!

Por aquellos que insultan y denostan, con nombre y apellido, debemos preguntarnos qué tan mal hicimos las cosas para tamaño enojo. Un enojo real y concreto. Enojo firmado. Un enojo tan válido como honesto.

Y de esos que se escudan en la infinita cobardía que brinda el anonimato, debemos asustarnos y cuidarnos… La psiquiatría dice que son seres anti sociales, que no pudiendo tener o ser lo que desean, se dedican a romper…

“…es un hombre peligroso, se oculta en la muchedumbre, se vuelve anónimo y, por lo tanto, capaz de hacer cualquier cosa al amparo de la sombra que le da –precisamente- el anonimato…”

Tiene razón señorita Antelo, tiene toda la razón.

Aunque, permítame decirle que sigo creyendo en el hombre pensante. Movilizado en pos de un objetivo. Marchando hacia adelante, construyendo historia. En todo caso, mirándonos a los ojos, para acompañarnos o para decirnos lo que haya que decir, así, en la cara…

“…el odio no elimina al odio, sólo el amor lo hará…”Martin Luther King..

**Concejal por Confianza Necochea-Contenido de La Radio Digital

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