El Peronismo…La Doctrina del Amor
Mi padre cumple años el 18 de octubre.
Peronista de toda la vida, me dio la posibilidad de convivir con la simbología y los libros de Perón.
En mi casa siempre había amigos del justicialismo, y de los otros también.
Ocupó, aún siendo médico, cargos dirigenciales en el gremialismo, en el cual se sostuvo en la difícil tercera posición, en épocas en donde arreciaban los extremismos.
Con la vuelta de El General, quien esto escribe cumplía 14 años.
En esas épocas tumultuosas, en donde la naturaleza oceánica del peronismo venía a inundarlo todo y traía luz a las oscuras épocas de las dictaduras y las proscripciones, aprendí a amar esa cosa tumultuosa, esa algarabía popular e informe que impregnaba de esperanza a tantos, siempre con mayor entusiasmo a los más humildes.
Con un amigo de la barra, de esas que paraban en las esquinas, que en aquellas épocas no levantaban sospechas ni configuraban delito, Jorge se llamaba mi amigo, en las soleadas siestas, nos poníamos silenciosos a rastrear el tamborileo que de algún lugar del centro venía, y allá íbamos, con algo de inocencia, poca, pero decididos. Teníamos que estar, donde fuera, estar.
El peronismo tiene esa característica, la asistencia física, la de poner el cuerpo.
Vivimos con fuerza aquellos pocos 17, porque después la dictadura criminal ya apuntaba a las barras, a las esquinas, a la inocencia.
Aquellos 18 de octubre, donde secretamente se podía repetir la consigna, aquella que venía después del 17: “es San Perón, que trabaje el patrón”, se musitaba, se miraban complices, se vivían en el festejo del cumpleaños de ese hombre que hacía peronismo desde siempre y que casualmente era mi padre.
Desde este allá tan lejano, a este hoy, pasaron muchos 17 y siempre tuve la previsión de recordarlo.
En este salto caprichoso que ahora hago, porque la vida es larga y ésta nota es corta, me encuentro recuperando aquella raíz, abrevando también en la anterior resistencia, para estar firmemente plantado ante los vendabales oligárquicos que quiere arrasar tanto con el árbol como con el bosque.
Desde ahí lo viví y lo vivo siempre, ya sea con resposabilidades militantes o responsabilidades institucionales. Lo vivo desde el conjunto. El peronismo no se comprende desde lo solitario, no se entiende sin su realidad oceánica, sino tumultuosa, sino popular, sin estar siempre al frente de las necesidades del pueblo, pero más que nada, generando esperanza.
El peronismo tiene sus 20 verdades, sus tres banderas, tiene su marcha y una historia extraordinaria, pero lo que escencialmente tiene es el afecto, y permítaseme decirlo una vez más: la escencia del peronismo es el amor, porque el peronismo es “La Doctrina del Amor”.
Felíz 17 para todos y todas.
JUAN MANUEL RAPACIOLI
Presidente Partido Justicialista – General Pueyrredón
EL RETRATO DE HOY
PUBLICADO EN LANUEVACOMUNA.COM