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OPINION: LA FAMOSA CORRUPCION por MARTIN ALCALA

La famosa corrupción


Cuando usted guarda el celular nuevito comprado en Miami entre la ropa, haciendo como que es el viejo para pasar por la aduana…

¿Qué supone que está haciendo?
¿Y si en lugar de la oportunidad de comprar chucherías y pasarlas de contrabando, tuviese el manejo de toda la aduana, o un presupuesto de decenas de millones?
¿Cuántos celulares se traería?
La corrupción es la sumatoria de acciones por el beneficio individual en desmedro del bien común, con o sin violación expresa de la ley.
Es la consecuencia directa del individualismo, una cultura que desprecia el contrato social en un entorno cuya existencia depende drásticamente de ese contrato social.
Y así es la Argentina.
No es que no hubiese individualismo y corrupción en otros sitios, sin duda.
Es que nosotros competimos seriamente por el título mundial de todos los pesos. Quizás parejos con países como Brasil, Nigeria o Zimbabwe.
Mire a su alrededor.
Nueve de cada diez de quienes lo rodean no dudaría un instante en firmar cualquier cosa con su sangre por un millón de verdes billetes.
Y siete de ellos por la décima parte.
Cualquier cosa es realmente cualquier cosa, incluyendo el envenenamiento de suelos y aguas, o la condena a muerte de niños.
Mientras ellos no lo vean…
La Argentina es un país ingobernable sin corrupción.
Así de simple.
No porque hubiese que hacerla para conducirla. Porque está en todos los niveles desde hace más de un siglo.
Porque no existe una sóla repartición pública, nacional, provincial o municipal, en la cual no exista el canal de pronto despacho con tarifa negra.
Es decir, el que llega al gobierno ya desde inicio debe lidiar con un aparato administrativo que sólo funciona así.
Y manejar una tropa de miles de funcionarios políticos que llegan a ocupar sus nuevos cargos, de los cuales una gran cantidad viene afilando los colmillos.
¿Acaso usted cree tener siquiera a cien amigos, familiares o conocidos que pueda poner en cargos de manejo de mucha guita, de los cuales dé garantía de honestidad absoluta con su propio patrimonio y pellejo?
¿Tomaría ese riesgo?
Pues, lo que importa es hacer.
Hacer con lo que hay.
O simplemente dejar que todo se vaya al infierno.
Porque son las dos únicas opciones.
Y hacer con lo que hay es lidiar con nuestra inmoralidad, remar en el dulce de leche de nuestro individualismo, gobernar contra al menos dos millones de tipos poderosos que harán lo que fuese necesario para arruinar cualquier obra de gobierno, y al menos veinte millones más que se sumarán a poner obstáculos.
El gobierno anterior renegoció una deuda inmoral y falsa creada por todos los que se llevaron la guita afuera, la redujo del 140% PIB al 20% PIB, incrementó la producción, jubiló a compatriotas sin aportes suficientes, dió empleo a cinco millones de monos y promovió una cultura de patriotismo.
¿De que otra manera que no fuera mostrándoles a los niños un San Martín de dibujito, honesto y héroe, se puede lograr que las generaciones siguientes tengan menos ganas de afanar y truchar?
Sin embargo, todos parecen estar felices cada vez que sale una noticia de corrupción «k», sea verdadera o falsa.
Como si necesitaran demostrar el «son todos chorros» para justificar su propio individualismo.
Lo logrado parece no importar.
Cuando los militares oligarcas derrocaron a Peron en 1955, los diarios propalaron que había sido el gobierno «más corrupto de la historia».
Sin embargo, en 1953 canceló por completo toda deuda externa del Estado.
Primera vez que la Argentina no tenía deuda desde 1824.
En seis meses ya habían contraído una nueva deuda que no se usó para nada, la cual fué cancelada recién en 2014, bajo críticas absurdas a su negociador.
¿Qué cree usted que están haciendo los mismos oligarcas en el gobierno en estos días?

FACEBOOK / MARTIN ALCALA

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