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OPINION: «HAY QUE MATARLOS A TODOS» por HECTOR RODRIGUEZ

“Hay que matarlos a todos”

Hay que matarlos a todos, escuché y leí una y mil veces. En el súper, en el kiosco de diarios, en el subte y en las redes sociales. Hay que matarlos a todos. Dicho por personas educadas, mujeres elegantes, profesionales, hombres canos. Hay que matarlos a todos, teclean con frenesí en los portales. Y pusieron manos a la obra. Esos vecinos respetables autocelebraron una muerte más, absurda. Es venganza. No existe la “justicia” por mano propia. No se mientan ni intenten mentirnos.

Hay que matarlos a todos, escuché y leí una y mil veces. En el súper, en el kiosco de diarios, en el subte y en las redes sociales. Hay que matarlos a todos. Dicho por personas educadas en apariencia; por mujeres elegantes, por jóvenes profesionales, por hombres canos con La Nación bajo el brazo. Por empleadas ejemplares, por pibes subidos a un skate. Hay que matarlos a todos, escupen una y mil veces los zócalos de los canales dominantes. Le ponen voz a los indignados que ya fueron robados, y -por qué no- también muertos a balazos. El que mata tiene que morir, reclama la ilustre Susana. Y lo repiten voces tilingas y egoístas ante cada micrófono. Susana tiene razón, gritan desaforados arriba de un importado con patentes impagas.

En una carnicería de Zárate dos hombres entran a robar, se apoderan del dinero, disparan una vez y escapan. El carnicero los persigue en su Peugeot 306. Les da alcance, logra empujar la moto con su auto. Uno de los hombres queda atrapado entre el paragolpes y un semáforo. Los vecinos insultan y golpean al asaltante, que muere en el hospital. La televisión y la radio histérica reproducen mensajes de los oyentes, agresivos, intolerantes. Fue legítima defensa, vociferan. Ojo por ojo, insinúan. El carnicero queda detenido. Fue víctima, sí. Y victimario. Cometió un homicidio. Sin embargo, el que mata tiene que morir, nos recuerda otra vez la rubia platinada.

Hay que matarlos a todos, teclean con frenesí en los portales. Eso. Hay que matar a todos esos negros. Chorros. Vagos que cobraban planes de la Yegua. Son negros de mierda, por eso hay que aplastarlos. Son Ellos o Nosotros. La cosa ya no es contra el Estado, eso fue hasta el pasado diciembre. Ahora cada uno debe intervenir solito. Si hay inseguridad, hay que matar al que sea, sin esperar ningún juicio. Es la regla. Si es negrito, mejor, dirá Eduardo Feinmann. Uno menos, repetirá hasta el hartazgo el pseudo periodista. Justicia por mano propia, argumentan algunos.

Es venganza. No existe la “justicia” por mano propia. No se mientan ni intenten mentirnos.Hay que matarlos a todos, les metieron esa frase abominable en la cabeza, y lo creyeron. Y pusieron manos a la obra. Esos vecinos respetables -hasta ayer- autocelebraron una muerte más, absurda.

El domingo Mirtha hablará preocupada del regreso de la inseguridad. Dirá que la gente está cansada. Que fue “legítima defensa”, qué tanto. No importa si el presunto delincuente muere. El mensaje es inequívoco: si consiguen desaparecer de una buena vez a toda esa negrada nos hacen un favor. Sus invitados pondrán cara de circunstancia y aprobarán a la señora.

Escucho opinar a nuestro Presidente diciendo que el carnicero de Zárate “es un ciudadano sano y tranquilo al que la Justicia debiera beneficiar con la libertad, si no hay riesgo de fuga; debería estar con su familia, tranquilo”. Mientras él habla siento que retrocedimos quinientos años. Brutalmente.

Por HECTOR RODRIGUEZ
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