
"Derrochamos un año entero"
Por Gonzalo Diez
Hemos transitado ya un mes del nuevo año y Necochea está implicada en una crisis institucional, que quiera la voluntad de todos los actores involucrados se resuelva prontamente.
Hemos analizado y sostenido públicamente que las responsabilidades de este pesado problema institucional tiene nombres y apellidos. En primer término, Horacio Tellechea, Intendente de la ciudad. En segundo lugar pero no menos trascendente, su mentor, padrino político y hoy único sostén, el «dirigente» Roberto Porcaro.
La sociedad conoce ya, a la luz del trabajo realizado por la Comisión Investigadora alguno de los hechos concretos que sostienen nuestra posición, que por otro lado, presagiamos tiempo atrás cuando asomaban los primeros atropellos de este gobierno a horas de asumir. Sí es válido reconocer, que jamás pensamos que se podían cometer tantas tropelías en tan poco tiempo fulminándose así la base de sustentación del gobierno del Frente para la Victoria, que le permitió legítimamente ocupar el máximo cargo institucional de un gobierno local.
Hoy los hechos demuestran que Tellechea se ha quedado solamente acompañado por el núcleo duro de amigos. No cuenta con un bloque de concejales que intente sostener sus posiciones, el gabinete hace malabares para no tener que dar explicaciones públicas de los actos de gobierno y en privado confiesan la debilidad en la que están inmersos. Sí se contara con sondeos de opinión pública, seguramente mostrarían que el apoyo popular de Tellechea se esfumó en tan sólo un año. Indolencia, torpeza y corrupción elaboraron un cóctel explosivo que estalló en las puertas de este Gobierno.
Todo lo dicho pinta por sí mismo un panorama crítico, pero lo más grave es las consecuencias de este año perdido. Con la debilidad y crisis de este gobierno entró en crisis el Estado mismo y las capacidades que tiene éste para dar respuestas a la sociedad civil, ya involucren estas respuestas acciones concretas para solucionar problemas, visualizar caminos para el crecimiento, definir estrategias para lograr objetivos colectivos o simplemente para reaccionar frente a las inconductas de la sociedad. Abonando lo dicho en este último punto hemos denunciado cómo se han apropiado del espacio público algunos «emprendedores» para sacar provecho propio frente a la inexistencia de un Estado que desaparece de la escena pública, así cómo también hemos exigido desde el Concejo Deliberante que algunos jugadores poderosos del mercado (supermercados de firmas extranjeras) respeten las normas provinciales y municipales. Asimismo, se han dejado de atender Programas que venían desarrollándose que son muy importantes para los sectores mas vulnerables de la sociedad, retrotrayéndonos a una situación donde lo que ya se había consolidado como políticas de Estado hoy desaparecieron, desamparando así a la población cuyo derechos tutelaban esos programas. Claro ejemplo de ello es el desmantelamiento del Servicio Local de Promoción y Protección de los Derechos del Niño.
Podríamos analizar muchos casos más donde quedaría demostrada la desaparición del Estado, producto de un mal Gobierno que creyó que la voluntad popular era la plataforma de crecimiento patrimonial de los amigos del poder. Nunca hubo Proyecto Local, solamente existió una asociación para llegar al poder, que engaño a la sociedad haciéndole creer que la cercanía a los recursos económicos conseguidos vía contactos con el Gobierno Nacional provocaría el despegue de Necochea. El engaño se descubrió rápidamente, pero las consecuencias del daño infringido se verán por muchos años y los Gobiernos que se sucedan deberán hacer muchos esfuerzos para reconstruir por un lado lo que existía y funcionaba, y por otro para recuperar la confianza con una sociedad que defraudada, con legítimo derecho va a reclamar que de una vez por todas se debata una agenda abierta y profunda de políticas comunes a todos los actores políticos que permita soñar una ciudad que nos permita crecer y desarrollarnos en armonía con el entorno. En definitiva una agenda que defina que tipo de ciudad queremos y que encuentre los caminos para concretar esos sueños.
Lamentablemente derrochamos un año entero. A quienes tuvimos un papel que desempeñar en el Concejo Deliberante no nos embarga ningún sentimiento parecido a la alegría, sólo la satisfacción de haber logrado que el sistema político haya podido activar los remedios institucionales que la Ley marca para situaciones como las que bien se describieron en el informe final de la Comisión Investigadora. Esto constituye en sí mismo un signo de alta madurez política, sin embargo, haber tenido que recurrir a estos remedios extremos ponen en evidencia la situación de atraso y decadencia cívica en la que hemos estado inmersos. En definitiva, de que manera se compone el sistema de representación es producto de las discusiones que se dan en el seno de la sociedad.
Después del 8 de Febrero ya no puede haber mas lugar al debate acerca del respeto a las reglas de juego, ellas ya están definidas y hay que respetarlas. Son el marco de actuación del que nadie debe salirse a la hora del ejercicio de la función pública.
Es tiempo de reconstrucción y a esa tarea estamos todos llamados. La política nos da las herramientas y las leyes el escenario. Nuestras conductas son las que provocan que el sistema funcione. Por supuesto que habrá obstáculos y factores determinantes que estarán fuera de nuestro control, pero sí extraemos buenas conclusiones de los malos tiempos vividos podremos marcar un norte y hacia el dirigirnos.
Quienes transitemos juntos ese camino debemos tener clara conciencia que la resolución de conflictos sólo se resuelve con mas y mejor diálogo, que la soberbia y la prepotencia son marcas del pasado y que para que éste no se repita es positivo que todos sepamos quienes somos, que hicimos y que representamos. El Viernes que viene habremos dado un paso mas hacia ese descubrimiento.
Gonzalo Diez
Concejal
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