Sin ninguna duda, el poder real pasa por otro lado
Por Leandro Bonaura *
A lo largo de los años uno aprende a creer cada vez en menos cosas..y en las que cree, cree con fuerza.
Un cargo público y varios años en el seno de organizaciones del estado, me llevaron a una conclusión: EL SISTEMA POLÍTICO, TAL COMO ES, NO SIRVE.
Tenemos un sistema de lo mas atrasado y conservador. Contradictorio e inestable.
Y no se trata de comparar entre los menos malos…sino de entender que un país en serio no puede pender siempre de un hilo y estar al borde del caos en cada vuelta de ciclo.
El país mas rico, el que cuenta con los recursos que todos desean y envidian, tiene a su gente en un 30 % de pobreza y a sus niños en creciente estado de indigencia.
Que digan lo que quieran. Los de ahora…y los de antes.
Es cierto que algunos se animaron a mas. Es cierto que algunos se aproximaron al centro del poder real con ansias de transformarlo. Pero no quisieron o no pudieron quebrar con el orden establecido.
Porque, sin ninguna duda, el poder real pasa por otro lado. Y la mayoría lo ignora. Y nos quedamos con el relato de lo irreal.
Una vez alguien dijo algo que me pareció brillante: «cuando disputamos el poder del estado, solo estamos queriendo tener una mínima cuota del poder real de nuestro país. La posibilidad de sentarnos a la mesa donde de discusión».
Y es así. Los saqueadores de nuestros recursos y los especuladores de siempre tienen el control aunque no nos guste.
Y los poderes del estado son, casi siempre, genuflexos y cobardes. Negocian y tensan la cuerda pensando que le pueden arrebatar a los «sin corazón», algo que nos beneficie a todos.
Ahí el error. A los que solo ven números y rentabilidad posible no se les puede dar ni un milímetro de ventaja. Ni una excusa, ni una razón para erosionar la tendencia a revertir el orden de las cosas.
Y no se ofendan mis amigos partidarios del período anterior pero los logros, a los que adhiero, quedan sepultados cuando al enemigo le das una razón. Y hubieron varias.
— Eameo (@EameoOk) 4 de mayo de 2018
Y hoy nos encontramos, como en cada vuelta de nuestro karmático ciclo histórico, en una nueva crisis. Que es la consecuencia de un gobierno que interpretó que su legitimidad se alimentaba del hartazgo de un modelo de estado intervencionista y regulador. Error.
La mayor parte de la población solo tiene la capacidad de opinar o padecer medidas y decisiones que toman otros. Es que, casi siempre, quien toma las decisiones lo hace en nuestro nombre pero no a nuestro favor.
Por eso, cuando hablamos de democracia de baja intensidad nos referimos a esto. Nunca antes, como ahora, hemos creído que argentina es el país de los plenos derechos y las mas amplias libertades.
Y sin embargo, acá estamos. Una pobreza que nos debería dar vergüenza. Un pibe que muere de hambre es la cachetada mas certera que nos ubica en el lugar donde estamos.
Nuestros recursos en manos extranjeras y en creciente plan de entrega. El granero del mundo es eso. El patio que alimenta a otros.
Por eso no me alegran las crisis. Porque nunca la pagan los que las crean.
Salvo que un día, de una vez por todas nos demos la tarea de construir un país en serio…y para todos.
* Leandro Bonaura es profesor de historia y ex concejal de Necochea