Falacia: “engaño, fraude o mentira con que se intenta dañar a alguien”
Los escandalosos márgenes de rentabilidad aplicados por varias empresas productoras de alimentos, y sobre todo por las grandes cadenas de supermercados, desmienten uno de los dogmas favoritos del relato macrista: el que predica que el triángulo perverso compuesto por el déficit fiscal, la emisión monetaria y la inflación es la causa de casi todos los padecimientos argentinos.
En estos últimos meses se divulgaron varios ejemplos del encarecimiento excesivo que sufren varios productos de la canasta alimentaria (yerba, aceite, puré de tomates, leche, carne, frutas, entre otros) desde que salen del productor hasta que el consumidor los retira de la góndola del supermercado.
Según datos del Índice de Precios en Origen y Destino (IPOD), que elabora la Confederación Argentina de la Mediana Empresa (CAME), y que mide la diferencia promedio entre el precio de góndola y de origen para una canasta de 20 alimentos, el producto con mayor disparidad de valor en enero fue la pera, donde el consumidor pagó en góndola casi 20 veces más de lo que percibió el agricultor en el campo. En el caso de la manzana roja, la diferencia abonada fue de casi 16 veces; mientras que se registró una diferencia de 13 veces en el arroz y en la acelga.
Tanto la inflación como las distorsiones en las cadenas de comercialización no comenzaron el 10 de diciembre. Pero aquí cabe una aclaración para exhibir otro engaño del relato macrista.
Mientras que el gobierno anterior promovía el empleo y el aumento del poder adquisitivo de los salarios, la administración de Cambiemos fomenta el incremento del desempleo y la reducción del poder de compra de la mayoría de la población. Es evidente que el impacto de la inflación es muy diferente en ambos escenarios.
El macrismo oculta deliberadamente el saqueo perpetrado por los formadores de precios porque no quiere afectar sus intereses. Prefiere apuntar sus cañones a la emisión monetaria y al déficit fiscal. Porque reduciendo el Estado, aumentando la desocupación y bajando salarios está afectando los intereses que sí quiere afectar.
En estos últimos meses se divulgaron varios ejemplos del encarecimiento excesivo que sufren varios productos de la canasta alimentaria (yerba, aceite, puré de tomates, leche, carne, frutas, entre otros) desde que salen del productor hasta que el consumidor los retira de la góndola del supermercado.
Según datos del Índice de Precios en Origen y Destino (IPOD), que elabora la Confederación Argentina de la Mediana Empresa (CAME), y que mide la diferencia promedio entre el precio de góndola y de origen para una canasta de 20 alimentos, el producto con mayor disparidad de valor en enero fue la pera, donde el consumidor pagó en góndola casi 20 veces más de lo que percibió el agricultor en el campo. En el caso de la manzana roja, la diferencia abonada fue de casi 16 veces; mientras que se registró una diferencia de 13 veces en el arroz y en la acelga.
Tanto la inflación como las distorsiones en las cadenas de comercialización no comenzaron el 10 de diciembre. Pero aquí cabe una aclaración para exhibir otro engaño del relato macrista.
Mientras que el gobierno anterior promovía el empleo y el aumento del poder adquisitivo de los salarios, la administración de Cambiemos fomenta el incremento del desempleo y la reducción del poder de compra de la mayoría de la población. Es evidente que el impacto de la inflación es muy diferente en ambos escenarios.
El macrismo oculta deliberadamente el saqueo perpetrado por los formadores de precios porque no quiere afectar sus intereses. Prefiere apuntar sus cañones a la emisión monetaria y al déficit fiscal. Porque reduciendo el Estado, aumentando la desocupación y bajando salarios está afectando los intereses que sí quiere afectar.
FUENTE: infobaires24