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#NONOSHANVENCIDO: PLAZA DE MAYO -16 DE JUNIO DE 1955, EL PEOR ATENTADO TERRORISTA DE LA ARGENTINA



62 años de la masacre de Plaza de Mayo.


El peor atentado terrorista en nuestro país. «Pero quiero ahora referirme a una afirmación que se ha repetido en ésta y otras oportunidades con la sana intención de resaltar la indudable ferocidad y perversión del atentado contra la AMIA. Se dijo y se repitió que “se trata del peor atentado terrorista de toda la historia argentina”. Lamentablemente me es imposible compartir esa certeza. Simplemente, porque no es verdad.

No veinte, sino casi sesenta años atrás, el jueves 16 de junio de 1955, las nubes que cubrían el cielo de Buenos Aires fueron perforadas, apenas pasado el mediodía, por el vuelo rasante de cerca de cuarenta aviones de la Aviación Naval y la Fuerza Aérea argentinas.

El sonido habitual del quehacer cotidiano de un día laboral porteño fue ahogado por el rugir de los motores, el hasta entonces ignoto tronar de las bombas y el repiquetear impiadoso de la metralla. Lo que estaba previsto como un acto patriótico mutó perversamente en una feroz carnicería.

El objetivo declamado, asesinar a Perón. La verdad, otra y bien distinta. A través de un acto terrorista sin precedentes, se buscó quebrar la voluntad de resistencia de las mayorías populares que lo apoyaban, para iniciar la desperonización definitiva y el retroceso conservador de la sociedad argentina.

El verdadero enemigo no era Perón, sino el pueblo peronista, al que había que recordarle que la piedad no era parte del diccionario de los “libertadores” y que el terror sería la medicina que habrían de inyectarle por la fuerza.

Esa tarde Buenos Aires tuvo el siniestro privilegio de transformarse en la primera ciudad abierta del mundo bombardeada en tiempos de paz, por sus propias Fuerzas Armadas.

Por cinco horas se extendió la orgía sangrienta que dejó como saldo la muerte de alrededor de 400 personas y cerca de un millar de heridos y mutilados.

Orgía que terminó con la huida de los terroristas al Uruguay, donde el gobierno colorado presidido por Luis Batlle Berres los asiló como defensores de la libertad.

Como si la historia se empeñara maliciosamente en repetirse, los mismos facciosos que se unieron para frustrar el proyecto de unidad confederada de José Artigas se aliaron nuevamente para derrocar al gobierno popular de Juan Domingo Perón.»


Hernán Patiño Meyer


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