Abramos los ojos. Rojas quiso instalar la idea de que lidera la «corporación portuaria» pero la realidad es que dejará su cargo en el Puerto en los próximas semanas. Perdió Macri y eso es letal.
Las promesas de obras faraónicas como la reconstrucción del Puente Ezcurra o el asfaltado de calles a troche y moche han sido puro humo y con un alto grado de irresponsabilidad. Serán leídas como fake news el día de mañana, una parva más de mentiras en esta pesadilla macrista. Dificilmente se realizará alguna obra si no está incluida dentro de un plan global de gobierno de la nación y de la provincia. Menos aún si nunca fueron iniciados los expedientes correspondientes en ningún despacho oficial.
«Miente, miente que algo quedará». Tal como dijera el jerarca nazi Joseph Goebbels, la repetición de una mentira deja impregnado en la comunidad el verdadero objetivo: la sensación o percepción de la realidad antes que la realidad misma.
Al escribir este artículo, domingo 18 de agosto de 2019, a una semana de la paliza electoral de las PASO y a más de dos meses de las elecciones generales, la situación queda más que clara. Las promesas de campaña del candidato representante de Mauricio Macri en el distrito, Arturo Rojas, caen en el saco roto de la realidad.
La campaña de Rojas para las PASO tuvo un sólo criterio: dejar demostrado que el poder «real» del distrito está en el Puerto y en las empresas agroexportadoras. Y que Rojas es «el» candidato que domina el sector.
Error grosero: perdió Macri, perdió Vidal y (aún ganando) se termina licuando el presunto poder de fuego de Rojas. ¿Qué grupo de poder (empresarial, sindical, sectorial) se va a sentar a conversar sobre el futuro con un grupo político en decadencia (Juntos por el Cambio o, mejor dicho, Juntos por el Milagro)?
El «poder» no come vidrio: No hay Rojas sin Macri, no hay Macri sin Rojas.
Fernández presidente, Kicillof gobernador
Las PASO demostraron que la caída de la administración de Macri y Cambiemos es inevitable. En la nación, Alberto Fernández se llevó casi la mitad de los sufragios emitidos, dejando en el archivo el deseo reeleccionista de Macri.
En la provincia, la cuestión fue más contundente aún. La figura más competitiva, la de mejor intención de voto, la niña bonita del PRO, María Eugenia Vidal, quedó sepultada en una montaña de votos de un joven ex ministro de Economía que hizo campaña a bordo de un viejo Renault Clio. A lo «Pepe» Mujica, Axel Kicillof anduvo por todas las rutas y caminos bonaerenses llevando un mensaje esperanzador, sobretodo a los más castigados por la rigidez ajustadora macrista.
Fernández será el nuevo presidente de los argentinos. Y Kicillof será el próximo gobernador de la provincia de Buenos Aires. Los resultados de las PASO son inapelables y cualquier especulación en contrario es pretender literalmente un engaño a los incautos.
Con más del 52% de los votos, el Dr. en Economía Axel Kicillof ya está planificando el comando del futuro de la provincia. Llegado a este punto, vale traer a colación que es el gobernador quien designa al Presidente del Consorcio de Gestión de Puerto Quequén y avala (o no) a los miembros de su directorio. Así ocurre en todos los puertos de la provincia desde siempre.
Esto va a ocurrir al día siguiente de asumir el futuro gobernador Kicillof, quien ya tiene en carpeta un listado de nombres de cercanos a sus planes de gobierno. En ese listado, no hay lugar para ningún militante del Partido Fe, ni del PRO y mucho menos de la UATRE.
El «Momo» ya no está
Como nunca, la ausencia por fallecimiento del veterano líder sindical Gerónimo Venegas se está sintiendo. Ya no está el «Momo» para salvar las papas de los desaguisados de sus «muchachos». Venegas nunca dejó a pie a sus seguidores y, a pesar de pillarlos «in fraganti» en numerosas oportunidades, siempre les dio una segunda oportunidad. Eso ya no ocurrirá.
El veneguismo eligió subirse al tren de Cambiemos, donde a pesar de no ser del todo aceptados por la élite PRO, decidió seguir hasta el último día sin bajarse. Y eso trae consecuencias políticas importantes.
Hay rumores de revisión total en el Puerto Quequén. Algo dejó entrever el intendente de Necochea, Facundo López días pasados, quien anticipó que estaría pidiendo la intervención del Consorcio, así como una exhaustiva auditoría de sus cuentas.
Para decirlo más claro: Rojas no va a tener presupuesto portuario a disposición porque ya no será presidente del Consorcio. Nada de lo que prometa el funcionario (que ya tiene fecha de salida de su cargo) va a cumplirse si no está incluido dentro del plan de gobierno de las nuevas autoridades nacionales y provinciales.
Es una constante del eterno candidato Rojas: anunciar obras pomposas y no realizarlas. Total, la gente no se da cuenta.
A 30 días de las elecciones PASO son poco creíbles.https://t.co/2kgv5QoO9r pic.twitter.com/veIT6JcLsA— LANUEVACOMUNA.COM (@LANUEVACOMUNA) July 22, 2019
¿Se terminan los contratos?
El futuro de los «amigos de Rojas», contratados escandalosamente en su momento, es por demás incierto. La camada de dirigentes políticos y sindicales del Partido Fe que se posicionaron en el Consorcio tienen los días contados y no continuarán sus privilegios. De hecho, es un secreto a voces los llamados telefónicos de angustia de los otrora reconocidos dirigentes veneguistas, a quien sea que pueda llegar a interceder para garantizarles las continuidades de sus contratos. O, al menos, que no los manden a trabajar a los talleres portuarios o a realizar trabajos de estiba.
El macrismo llegó a su fin. Termina una manera de administrar el Estado. Termina esa visión de la Argentina conservadora, más cercana a la de la década de 1930 que a la Argentina actual. Termina la era de los privilegios de las élites, de la oligarquía terrateniente, sus lacayos gremiales y de las agroexportadoras multinacionales. Termina la era de los patrones de estancia por una Argentina más equitativa, con justicia social y con decisiones enmarcadas dentro de un proyecto de país autónomo.
Nunca mejor dicho: «Se creen dueños de un país al que detestan». Lo dijo el genial Diego Capusotto en una entrevista radial de tono crítico al gobierno de chetos y CEOS de empresas multinacionales. Capusotto no se equivocó, una vez más entendió la realidad y vio más que lo que el propio presidente, gobernadora y todos sus seguidores pueden ver.
Alfredo Barros / LANUEVACOMUNA.COM