EN NECOCHEA, MEDIOS Y REDES

Necochea sin libertad de expresión: Censuraron a dos periodistas en menos de un mes

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Por Nagu Barros

Necochea sin libertad de expresión: Censuraron a dos periodistas en menos de un mes

En las últimas semanas dos periodistas de diferentes medios de comunicación locales sufrieron una virtual censura con el levantamiento de sus programas, poniendo de manifiesto que las voces críticas a la gestión municipal no son toleradas y que el Ejecutivo está tratando de empezar el próximo año electoral a pura propaganda.

Se trató de Marcelo Aspiroz, un periodista que lleva largos años en diferentes radios de la ciudad y que en su programa «Secretos de Necochea», transmitido por Time Radio, solía hacer públicas referencias a múltiples temas de la ciudad; y de Luciano González, ex concejal que emitía su programa La Licuadora en FM La Radio.

Los dos periodistas eran casi las únicas voces críticas a la gestión municipal que se escuchan en la radiofonía local, razón por la cual el intelecto limitado del área de prensa municipal los vincula directamente con el ex intendente Facundo López, excusa que intenta construir Nueva Necochea en sus ataques ad hominem a todo aquel que observe algo sobre el intendente actual.

Cuatro Vientos ha sido acusado abiertamente por la militancia rojista en las redes sociales (en su mayoría trolls y funcionarios con perfiles falsos) de la misma pertenencia, aunque en su batería de ataques incluyen difamaciones como una supuesta financiación fabulosa de nuestro medio por parte de radicales, vecinalistas, kirchneristas y una amplia gama de espacios que sólo se vinculan con Cuatro Vientos en las fantasías afiebradas y descontroladas de sus encargados de propaganda. Por otra parte, Cuatro Vientos se niega a recibir pauta publicitaria del municipio precisamente porque la intención del Ejecutivo es controlar la línea editorial del medio y reducirlo a un ejecutor de la propaganda oficial sin mirada propia.

A los efectos prácticos, el levantamiento de ambos programas responde a la vieja y conocida censura previa, que busca acallar cualquier clase de relato que incomode al intendente por más cierto que este sea, algo que busca construir de manera imposible un consenso ficticio de apoyo a la gestión municipal, algo que no es más que una ilusión si se observa el resultado de la última elección intermedia, en la que el intendente quedó tercero en las PASO y perdió casi el 50% de su apoyo en dos años de mandato.

Censura, pautas y operetas

Con el pasar de los meses a lo largo del primer tramo de la gestión de Arturo Rojas al frente del municipio se fue haciendo evidente que el tono de su mandato no sólo no estaría regido por la falta de transparencia que había prometido, sino que además cualquier clase de disidencia o voz crítica en los medios de comunicación no sería tolerada, convirtiendo así en un eufemismo la voluntad del intendente de sostener prácticas democráticas o, aunque sea, pluralistas.

El advenimiento de la pandemia permitió que esa intolerancia con la disidencia se mantuviera oportunamente oculta por la responsabilidad que tomaron los medios de comunicación de alinearse en discursos que sirvieran a la emergencia sin complicar el panorama, algo que terminó por romperse cuando la interna dentro de la gestión terminó revelando que hubo irregularidades en las vacunaciones de allegados al Ejecutivo. Concejales oficialistas incluso llegaron a estar bajo la lupa, aunque el oficialismo logró desviar las acusaciones que habían salido de su propio seno en un primer momento.

El escándalo tuvo sesiones especiales en el HCD, múltiples reuniones y poca difusión en medios de comunicación locales, casi todos ellos pautados publicitariamente con el municipio y enfocados en el mismo escándalo pero a nivel nacional. En Necochea las «vacunaciones VIP» tuvieron su resonancia, aunque la propaganda municipal activó ciertos engranajes que buscaron condicionar la opinión pública echando mano a la clásica herramienta del autoritarismo: la censura.

Es que apenas comenzaron a revelarse algunos datos, que surgían de la incomodidad de algunos funcionarios con el armado de lista de candidatos a concejales, el intendente Rojas decidió cerrar filas y comenzar a mostrar su verdadera cara de intolerancia, nombrando al frente de la prensa municipal a quien fuera uno de los artífices de la campaña sucia realizada contra el ex intendente Facundo López en 2019, Alejandro Silva, de extensa carrera en el ámbito público y ningún éxito en el ámbito privado.

Producto de la contratación de Silva, quien en realidad era un número puesto de la gestión que solamente esperaba su turno para ingresar, comenzaron las prácticas de censura a periodistas y toda clase de operaciones mediáticas apuntadas por un lado a desviar la atención cuando un tema amenaza la imagen del intendente por un lado y a atacar desde los pasquines oficialistas (y casi siempre «sin venir a cuento») a los voces opositoras.

Resta decir que diariamente las notas de Cuatro Vientos son atacadas por usuarios anónimos y la militancia rentada con reportes en las redes sociales, acusaciones falsas y demás prácticas de «troleo» que dejan en evidencia la molestia que generan las revelaciones. Casi sin falta la Comuna ha elegido como toda forma de respuesta los ataques ocultos y de espaldas a la opinión pública, tratando de manipularla para evitar que los vecinos conozcan su verdadera cara.

Casi como su primer acto al frente de la prensa municipal Silva dispuso la expulsión de un grupo de periodistas de un listado de WhatsApp en el que se convocaba a actos municipales y se daban informes sobre temas de relevancia, como los números del COVID o las disposiciones generales en la emergencia. Los censurados consiguieron un tibio apoyo de algunos colegas, aunque el tema pasó de largo y los sectores quedaron delimitados entre la prensa con preferencia del municipio, que comenzó a propagandizar abiertamente la gestión, y las voces críticas, entre las que se encontraba este diario, periodistas de FM Cooperativa, del portal La Nueva Comuna y otros.

Más propaganda

En correlato con la censura y las operetas constantes del área de prensa, la gestión Rojas amplió de manera considerable el gasto en propaganda y publicidad, exigiendo por el pago de pauta la completa sumisión de los medios financiados de este modo.

Además de extender el área de comunicación, convirtiendo una dirección con 5 empleados en una subdirección con cuatro funcionarios políticos a cargo y tres direcciones bajo su ala, la municipalidad contrató a una consultora para realizar «campañas de concientización» que no fueron más que un eufemismo para definir el afinamiento de los procesos de publicación de spots publicitarios e imágenes en las redes sociales destinados a ganar likes y audiencia para la propaganda.

Además el Ejecutivo ha comprado medios de comunicación, como los blogs 2262 o Política Necochea, manteniéndolos disponibles para futuras operaciones mediáticas, función que antes cumplían algunos sitios web caídos en el descrédito en virtud de esas prácticas. El pago de esos medios surgió directamente de empresas vinculadas a la obra pública y a funcionarios municipales.

Se espera además que la Comuna destine parte de su multimillonaria pauta publicitaria al pago de subsidios a «periodistas independientes» opinando en las redes y a «influencers» locales que difundan la propaganda, como hizo la gestión en 2021 para la campaña electoral.

Con las prácticas de la censura y la propaganda, la gestión Rojas busca un relato único que le permita avanzar para lograr sus objetivos con la menor mella posible y tiene sus razones para hacerlo, dado que el intendente no sólo busca su reelección, sino que además impulsa algunas políticas muy impopulares y su falta de gestión en temas relevantes como la salud, la seguridad y hasta la provisión de agua eleva críticas diarias que sólo intenta tapar o acallar con usuarios falsos en las redes.

Diario 4V

Publicado en lanuevacomuna.com

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