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OPINION

OPINION: MUCHAS REFLEXIONES PUEDEN SACARSE DE ESTA PANDEMIA

En plena pandemia del COVID-19, y en el día 7 de la cuarentena argentina, son muchas las reflexiones que pueden hacerse, tantas como la cantidad de literatura y películas que la precederán. En primera instancia se me ocurre que la peste siempre organiza todo de un modo desastroso y patético, pero reorganiza. Si uno mira país por país es increíble lo precisa que es en su invasión, no deja Estado Nación sin penetrar, isla o pueblo sin sacudir, en hechos concretos, o en rumores. Se me ocurre se trata de una vuelta al mundo medieval, distinto claro, pero con sus códigos. Algo comunitario, sin la falsa mano del mercado, sin “genios”, sin discursos fijos e indiscutibles. Todo debe ser honesto.

La creatividad será compartida, de modo solidario, y el comercio y lo empresarial entra en una fase de debate. Lo paradójico y contradictorio estará a su apogeo. Por supuesto, el que diga que tiene claro que pasará de ahora en más, miente o se acelera en afirmar. Podemos pensar en un cuestionamiento de los paraísos fiscales, el lugar que ocupan ante una emergencia sanitaria mundial, tanto dinero fugado que podría ayudar cuando lo importante al fin y al cabo es el ser humano. Por lo pronto se cierran las fronteras, cada uno a su pago natural o elegido, y no hay probabilidad cercana que esto vuelva a su anterior curso de un modo rápido. Complicado es rastrear las causas de la pandemia. Lo paradójico y bizarro es que en el buffet del mercado de Wuhan difícilmente se charlara de cambiar el mundo, sin embargo lo hicieron. Al fin y al cabo, no teníamos grandes avances científicos, solo nos dejamos deslumbrar por los avances tecnológicos. Parece mentira…

En este sentido toda peste fuerte no respeta a ricos, pobres, empresarios, deportistas, famosos, médicos, jóvenes… Más allá de las teorías conspirativas toda peste fuerte es siempre democrática. Ninguna verticalidad la frena, al contrario, ella reparte.

El capítulo más difícil para muchos, y hasta que pase la pandemia, es el del encierro. Convengamos que no todos tienen una casa con patio, ventanas amplias, lugar para hacer ejercicios. Este “mientras tanto” hasta que aparezca la aclamada cura lo sufren los más pobres, desde ya, también los ancianos y los niños. Y dentro de esa maquinaria del encierro los medios nos ametrallan a películas, packs de ofertas, recitales gratuitos, lecturas, foros debates y todo lo que sirva para distraer. Muchos lo celebran como si fuera posible no deprimirse ni afrontar la realidad. Error de la vieja modernidad, este es un virus humano.

Si necesitás sufrir, sufrí. Así es que estamos ante un virus anti-migratorio y anti-social, que ordena, que limita, que reacomoda, que nos interpela. Es probable que ya no sea fácil ni aconsejable realizar vuelos en aviones durante 12 o 24 hs, ni viajar en capsulas cerradas, todo esto con el peligro y la memoria de un virus acechante. Las distancias deberían ser respetadas, las de los asientos y las de las naciones, como así también los pasajes tendrían un altísimo costo. Es un virus humano, a pesar de todo. Nos cuestiona, nos enfrenta, nos desnuda en virtudes y miserias. Es en su base y ante todo un virus anti-migratorio, reitero, y al igual que esa vieja canción del fútbol argentino, aquella que le cantaba Huracán al Ciclón, una y otra vez, nos pregunta… “¿De qué barrio sos?»

 

Maximino López

Escritor

 

PUBLICADO EN LANUEVACOMUNA.COM

 

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