La Marcha Federal del Orgullo Antifascista y Antirracista LGBTQ+ tendrá como punto central la Ciudad de Buenos Aires —desde las 16, con un recorrido del Congreso Nacional a Plaza de Mayo—, aunque no será el único escenario de manifestación. Desde Ushuaia hasta Berlín, más de un centenar de movilizaciones se realizarán en Argentina y otras veinte ciudades del mundo, bajo una consigna clara: “No hace falta que seas LGBTIQ+. Es clave unirnos todes” para decir «BASTA Milei».
Esta respuesta inmediata y masiva —que creció de encuentros espontáneos a asambleas y una convocatoria nacional con la participación de múltiples sectores— se organiza como un rechazo frontal desde la comunidad LGBTIQ+ al discurso del presidente Javier Milei en Davos. Sus declaraciones, plagadas de desinformación, prejuicios y ataques a la diversidad, no solo afectan a esta comunidad, sino que amenazan a amplios sectores de la sociedad.
«La vida de todos, todas y todes está en riesgo, porque junto con los dichos de Davos también podemos ver un plan económico de fondo», expresó Ese Montenegro, activista transmasculino de la Columna Mostri, en diálogo con El Destape.
El discurso de Milei y su impacto
El jueves 23 de enero, a las 8:06 de la mañana, la prensa del Gobierno nacional distribuyó a los medios el discurso que Milei pronunció en el Foro Económico de Davos, titulado “El tiempo de cambio está tocando la puerta”. Para muchos analistas, no se trató de una presentación de política económica, sino de una embestida ideológica contra homosexuales —a quienes vinculó con la pedofilia—, contra el feminismo, las mujeres y los movimientos ambientales, además de su reiterada demonización del término «woke».
Como si esto no fuera suficiente, desde la Casa Rosada se filtró a la prensa acreditada en el Gobierno el anteproyecto de ley con el que Milei planea abrir las sesiones legislativas. Bajo el nombre de «Igualdad ante la ley», se buscaría eliminar políticas de acción afirmativa como el cupo laboral travesti-trans, los derechos de las personas con discapacidad y la figura de femicidio en el Código Penal.
El discurso presidencial encendió alarmas en la comunidad LGBTQ+ y en sectores feministas, activando una respuesta inmediata. Unas 50 personas se autoconvocaron en Parque Lezama y allí surgió la idea de una Asamblea Antifascista. Apenas días después, el sábado siguiente, cerca de cinco mil personas —incluyendo activistas, drag queens, travestis, trans y maricas— se reunieron en el anfiteatro renombrado Néstor Perlongher y definieron por aclamación la marcha del 1° de febrero.
«Al closet no volvemos nunca más», fue uno de los gritos que resonaron con fuerza en la Asamblea.
Una lucha colectiva
La convocatoria no es exclusiva del colectivo LGBTQ+, sino que articula con múltiples luchas sociales. «Consideramos que la lucha por nuestro orgullo antifascista y antirracista LGTBIQNB+ es también por la sociedad en su conjunto», señala el comunicado difundido por la Comisión Organizadora.
Las consignas incluyen el rechazo al desmantelamiento del Estado por parte del gobierno de La Libertad Avanza:
El vaciamiento de la salud pública, la falta de entrega de medicamentos para el VIH y enfermedades oncológicas, y la provisión de hormonas.
La intención de cerrar sitios de Memoria y Derechos Humanos, el INADI y otros organismos clave.
El desfinanciamiento de comedores comunitarios, universidades y programas de investigación científica.
La precarización de jubilados y personas con discapacidad, gravemente afectadas por el ajuste.
La defensa de la educación pública, la Educación Sexual Integral (ESI) y los derechos laborales.
La protección de los recursos naturales y la oposición a la negación del cambio climático y el avance del RIGI.
Los organismos de derechos humanos, sindicatos y movimientos sociales —excepto los alineados con La Libertad Avanza— acompañarán la marcha, que se anticipa multitudinaria. Desde la Comisión Organizadora lo dejaron claro en su comunicado: «El accionar del presidente tiene un nombre: ‘FASCISMO'».
«Nos quieren exterminar como a las brujas»
Para Adriana Carrasco, militante lesbiana feminista, lo que está en juego es mucho más que la eliminación de derechos: «Quieren exterminar a las lesbianas de la misma manera en que exterminaban a las brujas, que por lo general eran mujeres sin vínculos de pareja con hombres».
Carrasco compara la movilización con hitos históricos como las protestas contra la guerra de Vietnam, las luchas antirracistas en EE.UU. y la rebelión de Stonewall. Señala que el gobierno de Milei representa una ofensiva contra el “nuevo régimen sexual” y busca restaurar un modelo cis-patriarcal represivo.
Pero esta vez, advierte, la respuesta es diferente: «Dijimos basta, no nos vamos a dejar asesinar».
«Es momento de decir basta»
Florencia Guimaraes García, activista travesti, subraya la urgencia de la protesta: «Este es el momento para salir a la calle». Denuncia que el gobierno, en alianza con la ultraderecha global, promueve discursos de odio que ponen en peligro a las identidades diversas.
También alerta sobre la eliminación del cupo laboral travesti-trans, una conquista que costó años de lucha: «Nos quieren hacer creer que tenemos privilegios, cuando en realidad estamos exigiendo derechos que históricamente nos fueron negados».
La marcha del sábado no solo será del colectivo LGBTQ+, sino de todos los sectores golpeados por el ajuste. «Es momento de decir basta», concluye.
Recomendaciones para la marcha
La movilización en Buenos Aires partirá del Congreso hacia Plaza de Mayo a las 16. Se recomienda llevar agua, protegerse del sol y no responder a provocaciones. Además, habrá postas de salud para asistencia.
Este sábado, el grito de resistencia resonará desde Argentina hasta el mundo.
La Nueva Comuna