Monzó se fue a Miami esperando la derrota de Vidal
El presidente de la Cámara de Diputados de la Nación, Emilio Monzó, “horrorizado” de la campaña electoral de María Eugenia Vidal y Marcos Peña decidió irse a Miami a una semana de las PASO donde Cambiemos se juega mucho en la provincia de Buenos Aires.
Monzó, considerado un gran armador político, viene enfrentado con la gobernadora desde el día que asumió la Gobernación y ordenó que no pisara más territorio bonaerense. Como se sabe, Monzó a principio de año le había dicho al presidente que la única forma de ganar la provincia era armar una “colectora” peronista en Cambiemos con Florencio Randazzo y otros dirigentes del peronismo no cercanos al kirchnerismo. Peña y Vidal se opusieron porqué “si ganamos sólos en el 2015 volveremos a ganar ahora”.
El segundo gran error de Vidal, dicen en el equipo de Monzó, fue que la gobernadora “expulsó” de la provincia a Elisa Carrió para ubicar gente desconocida que le permitiera a ella ser el centro de Cambiemos. “El ego te mata” dice el dicho y hoy Esteban Bullrich y Gladys González miden la mitad de Carrió. Vidal en marzo estaba convencida que la ex presidneta no sería candidata y que con el “aporte” de Federico Salvai a Florencio Randazzo todo se solucionaba. Nada de eso pasó, Randazzo no fue a internas con Cristina y hoy la ex presidenta es la que mejor mide, mientras que el ex ministro del Interior pelea con Néstor Pitrola el cuarto puesto.
Con Monzó fuera de la mesa chica, la estrategia quedó en las manos de Peña, Larreta, Vidal, De Andreis, Frigerio, Salvai y Durán Barba. Con los nervios alterados, la mesa chica va cambiando de estrategia todos los días. Al principio le hicieron caso a Duran Barba que pidió no “hablar de economía” y menos de “Cristina Kirchner”, pero en las últimas semanas al ver que perdían y que los candidatos de Cambiemos no crecen, salieron tanto el presidente como la gobernadora a pegarle a Cristina.
En una semana se verá si Vidal es una “gran estratega electoral” o su triunfo fue circunstancial en el 2015. Monzó, mientras tanto, disfruta de las playas de Miami esperando que se cumpla la sentencia que “la venganza es un plato que se come frío”.
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