Ministro que fue exgerente de Monsanto habilita fumigar al lado de escuelas argentinas
Desde este 1 de enero los productores agrícolas de la provincia de Buenos Aires, Argentina, no tendrán límites para aplicar productos agrotóxicos, incluso aquellos catalogados como cancerígenos por la Organización Mundial de la Salud, como el glifosato fabricado por Monsanto, ahora fusionada con Bayer.
La ordenanza que elimina las zonas de exclusión fue firmada el 17 de diciembre por el ministro de Agroindustria de la Provincia de Buenos Aires, Leonardo Sarquis, considerado como uno de los impulsores de la agricultura intensiva en la región desde el cargo de gerente general de la División de Semillas Vegetales para Argentina, Uruguay y Paraguay entre 2005 y 2007, cuando comenzó el boom.
Pino Solanas: «El campo argentino es una catástrofe»
La agricultura intensiva consiste en la siembra de semillas transgénicas (soja y trigo principalmente) que resisten los agrotóxicos que eliminan plagas vegetales y animales ‘sin dañar ‘ la calidad del grano. Así disminuyen las pérdidas y aumentan las toneladas cosechadas, y por tanto las exportaciones y así también crecen los ingresos de divisas al país. De ahí que se habla de la ‘ sojización’ de las economías de estos países.
Pero desde entonces también se multiplicaron los problemas tanto a nivel de la salud humana como de la contaminación ambiental en todos los polos agrícolas del país.
Como dato general, desde el Centro de Estudios sobre Tecnologías Apropiadas de la Argentina, el ingeniero agrónomo Javier Souza Casadinho denuncia que en los últimos 24 años el empleo de agroquímicos pasó de 30 millones a 400 millones de litros en Argentina.
En diálogo con Telescopio, Souza Casadinho, que también es el coordinador latinoamericano de la Red de Acción en Plaguicidas y sus Alternativas, lamentó la decisión tomada a finales de 2018 porque desconoce la potencialidad del daño de los agrotóxicos. También porque echó por tierra el trabajo que «distintas ONGs, organismos y personas venimos haciendo. No sólo oponiéndose a los plaguicidas sino ofreciendo alternativas superadoras como la agroecología. Este decreto firmado por el ministro desconoce la potencialidad del daño de los agrotóxicos».
«Sarquis trabajó en Monsanto muchos años y esto tiene que ver con algo que las ONGs decimos y muchas veces se burlan sobre la puerta giratoria: personas que trabajaron en una multinacional, como en este caso en Monsanto, que durante mucho tiempo fue la principal vendedora de agroquímicos en Argentina, y que ahora de él dependen estas decisiones», apuntó Souza Casadinho.
En este sentido remarcó que «claramente a partir del 1 de enero, en los lotes contiguos, lo dice el decreto, no solamente muy cerca de las escuelas, en las áreas de esparcimiento, de los márgenes de los curso de agua, en las áreas de poblaciones, digamos en estas zonas de amortiguamiento ahora se podrá aplicar agroquímicos».
El experto entrevistado anunció que las distintas organizaciones ambientalistas se están preparando para llevar adelante acciones de todo tipo, «desde brindar información a comunidades, acciones de incidencia con diputados y senadores de la provincia y obviamente un tratamiento judicial para que esto no se lleve a cabo».
SPUTNIK NEWS
PUBLICADO EN LANUEVACOMUNA.COM