El 24 de septiembre de 2024 quedará registrado como un momento decisivo en la historia de la diplomacia argentina. Durante su intervención en la Asamblea General de la ONU, el presidente Javier Milei dejó en claro su intención de romper con la tradicional neutralidad de Argentina en conflictos internacionales, especialmente en relación con el conflicto en Medio Oriente, al expresar abiertamente su respaldo a Israel. Este giro radical no solo desafía los cimientos de la política exterior argentina, sino que también contradice principios clave establecidos en la Constitución Nacional.
Desde el inicio de su mandato, Milei ha intentado imponer su visión de una profunda transformación del Estado, presentándola como una defensa de la libertad. No obstante, lo que parece un acto de coherencia ideológica es, en realidad, una maniobra arriesgada que compromete la estabilidad diplomática del país. Al alinearse con una de las partes en un conflicto tan complejo, no solo socava la tradición argentina de neutralidad, sino que también desafía los marcos legales que sostienen nuestra política exterior.
La neutralidad
Un principio constitucional El artículo 75, inciso 22, de la Constitución Nacional establece claramente la preeminencia de los tratados internacionales que Argentina ha firmado, entre ellos la Carta de las Naciones Unidas. Este marco legal obliga al país a mantener una postura de no intervención en conflictos bélicos y a promover la paz entre las naciones. Al expresar apoyo explícito a una de las partes en el conflicto de Medio Oriente, Milei estaría vulnerando este principio fundamental. Argentina, como parte de la comunidad internacional, debe contribuir a la paz y estabilidad, no a intensificar tensiones en regiones ya afectadas por la violencia.
Además, el Congreso, según el artículo 75, incisos 24 y 25, tiene la exclusiva autoridad para declarar la guerra o hacer la paz. En su discurso ante la ONU, Milei pareció olvidar que no tiene el poder unilateral para implicar a la Nación en un conflicto externo. Este tipo de decisiones deben ser debatidas de manera democrática y estar en sintonía con los intereses soberanos del país. Actuar sin la correspondiente autorización legislativa no solo es imprudente, sino una clara violación a la Constitución.
Un alineamiento riesgoso Más allá de las implicancias constitucionales, el respaldo incondicional a Israel que Milei expresó en su discurso plantea riesgos estratégicos. Durante décadas, Argentina ha mantenido relaciones diplomáticas equilibradas con diversos países, desempeñando un rol mediador en foros internacionales. La neutralidad, lejos de ser una muestra de debilidad, ha sido una virtud diplomática que permitió al país relacionarse con distintas potencias sin comprometer su seguridad ni su soberanía.
El artículo 27 de la Constitución reafirma esta postura, señalando que el Gobierno federal debe «afianzar sus relaciones de paz y comercio con las potencias extranjeras». Al posicionar a Argentina como un aliado explícito en un conflicto tan cargado de implicaciones geopolíticas, Milei pone en peligro nuestras relaciones con otras naciones y abre la puerta a posibles consecuencias internacionales. Lo que él define como «defensa de la libertad» es, en realidad, una desviación imprudente de la tradicional diplomacia prudente de Argentina.
El riesgo de traición a los intereses nacionales Aunque el artículo 119 de la Constitución define la traición a la patria en términos estrictos —como tomar las armas contra el país o aliarse con sus enemigos—, resulta inquietante que las acciones de Milei estén tan cerca de los límites de este concepto. Al involucrar a Argentina en un conflicto externo y adoptar una postura que podría tener graves consecuencias para nuestra seguridad, es posible argumentar que está actuando en contra de los intereses soberanos de la Nación. La política exterior de un país no puede estar sujeta a impulsos ideológicos o preferencias personales; debe estar guiada por un análisis cuidadoso de lo que es más beneficioso para el bienestar de su pueblo.
La neutralidad no es un principio abstracto, sino la base sobre la cual se ha construido la diplomacia argentina en los últimos tiempos. Tomar partido en conflictos como el de Medio Oriente es abrir la puerta a riesgos innecesarios. Al alinearse de forma unilateral, Milei está ignorando lecciones clave que nos ha dejado la historia.
La dimensión religiosa y el conflicto Otro aspecto que Milei parece no considerar es la dimensión religiosa del conflicto en Medio Oriente. El artículo 2 de la Constitución establece que el Estado argentino sostiene el culto católico apostólico romano, lo que refuerza los lazos históricos y culturales con la religión. Involucrarse de manera unilateral en un conflicto con profundas raíces religiosas y culturales no solo contradice nuestra tradición diplomática, sino que también puede interpretarse como una falta de respeto hacia las creencias y sensibilidades de buena parte de la población argentina. Argentina, aunque un Estado laico, ha sido históricamente influenciada por la religión, por lo que involucrarse en un conflicto de esta naturaleza podría alienar a sectores significativos de su población.
Una política exterior al borde del abismo El discurso de Milei en la ONU no es simplemente un error diplomático, sino un síntoma de algo más preocupante: un presidente que parece desconectado de las responsabilidades constitucionales que su cargo le impone y que está dispuesto a arrastrar al país a conflictos innecesarios en nombre de una ideología peligrosa. La política exterior de Argentina no puede basarse en decisiones impulsivas ni en la necesidad de agradar a determinados sectores internacionales. Debe estar orientada hacia la paz, la estabilidad y, sobre todo, al respeto de la Constitución y los tratados internacionales que nos unen al resto del mundo.
El futuro de nuestra diplomacia está en una situación delicada. Y lo que está en juego no es solo nuestra relación con Israel o con los países de Medio Oriente, sino también la reputación, la seguridad y la soberanía de la Nación Argentina. Como ciudadanos, no podemos permitir que esto suceda.
Con información de Perspectiva Política Rey
Publicado en lanuevacomuna.com