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LA ERA MILEI, SOBERANIA

Milei, arrodillado ante el nuevo consenso de Washington

El Tesoro de Trump y el FMI dictan las condiciones

Scott Bessent dejó en claro que el swap de 20 mil millones de dólares depende del resultado electoral de octubre y adelantó la vuelta de las retenciones, obligando a Luis Caputo a dar explicaciones a los sojeros. El pacto, cargado de cláusulas opacas —como cortar los swaps con China o frenar represas en el sur— impone un cambio de modelo después de las legislativas. La advertencia de una ex funcionaria del FMI develó el verdadero pedido: devaluación y libre flotación del dólar. “Toto” Caputo blanqueó el giro: “empieza una nueva era”.

Bessent ya mueve los hilos de la economía argentina

Con apenas un par de posteos y un programa plagado de puntos oscuros, el Tesoro estadounidense y el FMI marcaron el rumbo: un neo consenso de Washington que define la política económica de Milei. Bessent condicionó el swap de 20 mil millones de dólares a un triunfo libertario en octubre y, en una intromisión inédita, ordenó reponer las retenciones a la soja. La instrucción obligó a Caputo a tranquilizar a los grandes exportadores y explicar cuándo volverán a tributar.

En paralelo, Gita Gopinath, ex número dos de Georgieva en el FMI, celebró la asistencia de EE.UU., pero fue tajante: Argentina debe devaluar y dejar flotar el dólar. Horas después, la propia Georgieva refrendó el mensaje tras reunirse con Milei y Caputo, remarcando que el ajuste no se toca. Entusiasmado con el aval de Trump, Caputo no lo disimuló: reconoció el viraje y repitió que “empieza una nueva era”.

Cláusulas secretas y alineamiento geopolítico

Según reconstruyó Página I12, el acuerdo incluye exigencias sensibles: frenar proyectos energéticos como las represas del sur y desactivar los swaps con China que sostienen las reservas del BCRA. Washington también pidió que Milei intente tejer acuerdos políticos, ante la debilidad de un gobierno que eligió confrontar incluso con aliados. Voces al tanto de las negociaciones admitieron que las demandas de EE.UU. “son grandes, importantes” y que Caputo pidió a Milei mantenerlas en secreto. Para Milei es un salvataje; para Washington, un movimiento estratégico en su disputa global con China.

Bessent, el “ministro” en las sombras

En un comunicado matinal, Bessent detalló que “el Tesoro está negociando actualmente con las autoridades argentinas una línea swap de 20.000 millones de dólares con el Banco Central. Trabajamos en estrecha coordinación con el gobierno argentino para evitar una volatilidad excesiva”. Añadió que “el Tesoro está listo para comprar bonos argentinos en dólares y lo hará según las condiciones lo exijan”.

También aseguró que “he estado en contacto con numerosas empresas estadounidenses que planean realizar importantes inversiones extranjeras directas en Argentina en múltiples sectores en caso de un resultado electoral positivo”. Y remató: “inmediatamente después de las elecciones, comenzaremos a trabajar con el gobierno argentino en el pago de sus principales deudas”.

El culebrón de la soja y la furia de EE.UU.

Bessent fue más allá: “Estados Unidos está dispuesto a comprar deuda gubernamental secundaria o primaria y estamos trabajando con el gobierno argentino para poner fin a las exenciones fiscales para los productores de materias primas que conviertan divisas”. Con esa frase, dinamitó el esquema de retenciones cero.

El agro local entró en pánico y Caputo tuvo que aclarar que las retenciones seguirían en cero hasta el 31 de octubre, ni un día más. El resultado fue un aluvión de liquidaciones récord: en horas se firmaron contratos por 4.100 millones de dólares, 450 millones de los cuales fueron directo a las reservas.

Lo insólito: la medida ordenada por EE.UU. provocó un boomerang. La American Soybean Association, encabezada por Caleb Ragland, protestó duramente: “Todo esto permitió que otros exportadores, como Brasil y, ahora, Argentina, capturen nuestro mercado perjudicando a nuestros farmers. La frustración es abrumadora… mientras ese país baja las retenciones a la soja para venderles 20 barcos cargados de poroto a China, en sólo dos días”.

De hecho, China compró 12 barcos de soja argentina con 30 mil toneladas cada uno, a 15 dólares menos por tonelada que el precio que pagaba a EE.UU. o Brasil. Los farmers del norte estallaron: “Es el outlet de soja de Toto”, ironizó un dirigente rural argentino.

Dependencia total

El desembolso de la soja fue el único oxígeno real para Milei. El objetivo de 7.000 millones de dólares de liquidaciones se alcanzó, pero el swap estadounidense sólo se activará si Milei gana en octubre. Mientras tanto, la foto es clara: un país que entrega soberanía, frena acuerdos estratégicos con China, devalúa y recorta, a cambio de dólares condicionados. La economía argentina ya no se decide en Buenos Aires: la maneja Bessent desde Washington.

Con información de Página 12

Publicado en lanuevacomuna.com

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