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Máximo evalúa romper con Kicillof y lanzar listas propias

Máximo Kirchner contempla seriamente la posibilidad de tomar distancia de Axel Kicillof y promover candidaturas encabezadas por La Cámpora. El principal impulsor de esta estrategia es Facundo Tignanelli, jefe del bloque de diputados bonaerenses del peronismo. «Separados metemos igual o más legisladores que juntos», argumentan desde su entorno.

Tignanelli se refiere estrictamente a su espacio, no al conjunto del peronismo. La tensión por una eventual fractura también resuena cerca del gobernador. Andrés «Cuervo» Larroque, ex referente de La Cámpora, sostiene que es el momento adecuado para marcar una diferencia con Máximo y Cristina Kirchner, de modo que Kicillof pueda proyectarse hacia una eventual candidatura presidencial como una figura realmente «nueva», capaz de romper con los límites históricos del kirchnerismo.

La foto de Kicillof junto a Freddy Storani, ex miembro de La Coordinadora alfonsinista, tomada en un bar platense, fue interpretada por el kirchnerismo como una señal clara de hacia dónde apunta el mandatario cuando habla de «Futuro», el nombre de su agrupación. También llamó la atención la decisión del intendente de Ensenada, Mario Secco, de asumir el control del Frente Grande. Sin embargo, estas movidas no distan tanto de las estrategias de Néstor Kirchner, quien también absorbía sectores mediante la «transversalidad».

«Ni siquiera está garantizado que unidos derrotemos a Milei en las legislativas de octubre, por eso conviene dirimir ahora la cuestión del liderazgo en el peronismo», sostienen los promotores de la ruptura cercanos a Kicillof.

Por ahora, Cristina Kirchner y el propio Kicillof no comparten esta mirada. «Si rompemos pierden Cristina y Axel y gana Milei», advierte un intendente con diálogo fluido con ambos.

La tensión interna del peronismo bonaerense volvió a manifestarse esta semana en la Legislatura, cuando una diputada cercana a Kicillof cuestionó abiertamente el rol de La Cámpora. “Querían que Kicillof sea el Alberto Fernández que tuvimos a nivel nacional”, disparó Susana González.

Desde el gobierno bonaerense, las críticas hacia Máximo Kirchner se intensificaron. El ministro Andrés Larroque apuntó nuevamente contra el líder de La Cámpora y lo acusó de estar “extorsionando a Axel”.

Ambos sectores tienen voces moderadas y posturas duras. En el equipo de Kicillof, Larroque junto a los intendentes Jorge Ferraresi (Avellaneda) y Mario Secco (Ensenada) son quienes empujan con más firmeza la idea de competir sin el kirchnerismo.

Del otro lado, Máximo y Tignanelli intentan persuadir a Cristina Kirchner de enfrentar a Kicillof con listas separadas. En su espacio analizan con atención encuestas como la de Atlas, donde la ex presidenta aparece ocho puntos arriba del gobernador. Un legislador cercano a Máximo advierte: «Tiene sus días, va y viene con la idea de la ruptura».

Como era previsible, desde los entornos de Máximo y Tignanelli insisten públicamente en que su objetivo es preservar la unidad. Sin embargo, la posibilidad de ruptura circula con fuerza, aunque nadie quiere cargar con el costo político de concretarla. «No me parece que la forma sea buscar ruptura dentro del peronismo, con todo lo que nos costó recuperar la provincia de Buenos Aires», dijo Tignanelli ante los medios.

Mientras tanto, dirigentes como Sergio Massa y el intendente Federico Otermín (Lomas de Zamora) trabajan activamente para evitar una fractura, conscientes de que eso solo facilitaría el crecimiento de Javier Milei y su representación legislativa.

Desde el camporismo, algunos piensan en el largo plazo: “Hay que sumar intendencias y legisladores, y esperar que Milei se desgaste, sea en este mandato o tras una eventual reelección. Cuando llegue el reflujo, Máximo tiene que estar en el centro del armado, y ahí puede llegar su oportunidad para la Presidencia”.

Cerca de Kicillof aseguran que aún no ha tomado la decisión de romper. El gobernador es consciente de que, si Milei triunfa en la provincia con un peronismo dividido, su proyecto presidencial podría naufragar. El caso de Antonio Cafiero se pone como ejemplo: lideró la Renovación, fragmentó el peronismo bonaerense, ganó, pero nunca logró alcanzar la presidencia, truncado por la irrupción de Carlos Menem.

Larroque mantiene su disgusto por haber sido desplazado de la Secretaría General de La Cámpora, lugar que ahora ocupa Lucía Cámpora, en una maniobra que adjudica directamente a Tignanelli.

Las críticas del Cuervo retumban fuerte en La Cámpora, donde creen que actúa como una especie de Aníbal Fernández de Kicillof: un provocador que no teme al lenguaje duro. “No estamos discutiendo a Cristina, estamos discutiendo a la bandita de Máximo, un pequeño grupo que tiene intereses muy particulares”, dijo esta semana, y llegó a afirmar que La Cámpora «secuestró» a la ex presidenta. “Fue un poco mucho”, admiten en la gobernación.

En La Cámpora, por su parte, consideran que Larroque mezcla el plano personal con el político: “Sigue molesto por haber sido corrido para que asumiera Lucía Cámpora, y culpa a Tignanelli”, afirma un referente de la organización.

Por el momento, Cristina Kirchner ha optado por no avivar el conflicto, como lo demostró con el tuit en el que aceptó el desdoblamiento electoral impulsado por Kicillof, aunque lo calificó como un “error político”. El quiebre con el gobernador se produjo cuando este evitó expresarse abiertamente a favor de su candidatura al frente del PJ. Durante esas semanas, Kicillof respaldó a Ricardo Quintela, quien finalmente se quedó con el partido.

“Cristina cree que ahí Axel demostró que no está dispuesto a integrarla a su proyecto presidencial. Se preocupa más por contener a Ferraresi que a Cristina”, explica un dirigente que conversa frecuentemente con la ex presidenta.

“Yo hubiera entendido que el gobernador tuviera una diferencia política si yo manifestaba intenciones de ir por la candidatura presidencial”, comenta en privado la ex mandataria, cuya relación con su ex ministro estrella hoy está completamente deteriorada.

Mientras tanto, surgen dudas en torno a Máximo. Nadie termina de definir si busca postularse a la presidencia, si apunta a la gobernación o si quiere seguir acumulando poder territorial, especialmente tras arrebatarle Hurlingham a Juanchi Zabaleta. Las tensiones recientes en distritos como La Matanza o Avellaneda, con pintadas y carteles de Cristina promovidos por La Cámpora, han incomodado a numerosos intendentes, más allá del círculo de Kicillof.

La Nueva Comuna

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