
¿Cuasi lanzamiento de Sergio Massa?
En un acto con 500 personas, vedado para la prensa, el tigrense volvió a jugar con la ambigüedad. Con un discurso similar al del lanzamiento frustrado de 2010 entusiasmó a los integrantes de su espacio. Hubo mensajes con críticas a Daniel Scioli y Francisco De Narváez y equilibrio con el gobierno nacional.
Por Gonzalo Ucha y Silvana Varela
Si no tuviera fecha esta nota, un desprevenido podría creer que se está relatando el brindis de fin de año de 2010, celebrado en el Sindicato de Trabajadores del Plástico en Malvinas Argentinas. Esa noche, de intenso calor y poca electricidad, el Intendente de Tigre, Sergio Massa, aseveró «vamos a ser protagonistas de las elecciones del año que viene». Y no mintió. Fue candidato a Intendente de Tigre.
Sin embargo, muchos de los presentes ese día, dirigentes políticos la mayoría de ellos y con aspiraciones a competir electoralmente al siguiente año, lo interpretaron como que se crearía un espacio político y electoral que les permitiría ser también protagonistas junto al conductor. Interpretaron además esas palabras como un seguro lanzamiento de Massa a un cargo provincial, algo que finalmente, no ocurrió.
Este viernes 28 de diciembre (día de los Santos Inocentes), Sergio Massa nuevamente se subió al escenario rodeado de Intendentes amigos, legisladores nacionales y provinciales y sindicalistas. ¿Cuál fue la frase que desencadenó los aplausos de las más de 500 personas que miraban desde abajo?: «nosotros vamos a ser protagonistas el año que viene de todo el proceso electoral». Palabras más, palabras menos, lo mismo que dos años atrás.
La reacción de los presentes fue de euforia. De allí salieron convencidos de que esta vez habrá un espacio político y una herramienta electoral para al fin poder participar en las elecciones venideras, muchos de ellos, sin poder competir desde hace varias elecciones y sin estructura donde insertarse. «¿Querías definiciones?» se escuchó decir a varios, esperanzados en que este espacio conservador y poco renovador por fín tendrá su nacimiento.
Un esquema conservador por basarse en los poderes territoriales ya existentes, los Intendentes. Sin la búsqueda de una construcción nueva y oxigenada que confronte poder. Utilización de las viejas estructuras. Poco renovador por tratarse de un conglomerado de viejos nombres ampliamente conocidos por los bonaerenses. Huérfanos de la política que buscan nueva cobija. Por mencionar algunos: Graciela Camaño (esposa de Luis Barroionuevo); Alberto Roberti (sindicato de Petroleros, ex FpV, ex Denervaista, de lo único que no es ex es de Mónica López, por ahora Presidenta del bloque de diputados provinciales que responde a De Narváez y ex compañera de fórmula del colorado en la pretendida gobernación bonaerense por la que compitieran en 2011); Osvaldo Goicochea (ex Intendente de General Lavalle; ex Presidente del bloque del FpV del Senado bonaerense); «Juanjo» Álvarez (ex menemista, ex duhaldista, ex Intendente de Hurlingham, ex SIDE, ex funcionario de seguridad cuando fueran fusilados Maximiliano Kosteki y Darío Santillán).
También subieron al escenario Gilberto Alegre, (Intendente de General Villegas); José Eseverri (Intendente de Olavarría, ex UCR K); Marcela Passo, (Jefa comunal de General Lavalle); Joaquín de La Torre, (Intendente de San Miguel recordado por reivindicar la dictadura militar) y Luis Acuña, (jefe comunal de Hurlingham, conocido por conducirse como un patrón de estancia, reminiscencia quizá de su pasado delictivo, y muy crítico del gobierno nacional recientemente).
Sin prensa invitada al evento, Massa arengó a los presentes.
«Hace muchos años que los bonaerenses resignamos la conducción del peronismo en la Provincia de Buenos Aires y siempre aparece alguien que porque mide bien, que porque tiene cual o tal amigo termina conduciendo los destinos de la provincia de Buenos Aires», sostuvo. Una frase que también se le escuchó repetir en 2010, al igual que sus caballitos de batalla discursivos que acompañan el pedido de seguridad: la descentralización y la discusión sobre la matriz impositiva. Algo que para quien crea que podría terminar gobernando la provincia de Buenos Aires, no es un tema menor. Sin ello, sigue dependiendo económicamente del gobierno nacional.
Al mismo tiempo mantuvo sus expectativas de ser el bendecido por la Presidenta para ocupar algún cargo electivo. En su lista de deseos no descarta ser «el heredero» ante un eventual desgaste de Daniel Scioli. «No voy a ser de los que miran para atrás y no reconocen; acá en la Argentina han pasado en los últimos 10 años muchas cosas buenas», dijo y agregó: «debemos entender que no se puede mirar para adelante sin reconocer las cosas buenas que se lograron en estos años en la Argentina», aunque marcó cierta distancia en consonancia con el auditorio en absoluto kirchnerista al advertir: «lo peor que nos puede pasar es que dejemos de pensar y dejemos de decir lo que pensamos. No somos enemigos de nadie, pero tampoco somos esclavos de nadie para callarnos la boca».
Entre las críticas, dejó también algunas para Francisco De Narváez, al referirse a la elección pasada como «una empresa electoral».
«Muchos de los que están acá han vivido el 2009 con un candidato que nos contaba que tenía un plan que no conocemos, que sonreía en el programa de Tinelli y la verdad es que en ese momento pudo canalizar un estado de ánimo de la sociedad», dijo Massa en obvia referencia a De Narváez, olvidando su propio paso por el mismo programa.
Con frases ambiguas, sin hablar de candidaturas, pero al mismo tiempo deslizando un «no soy un candidato en alquiler», Massa repitió parte del discurso de 2010 al sostener: «durante mucho tiempo nosotros elegimos un camino, quiero que sepan que no estamos construyendo ese camino por una cuestión de poder, estamos construyendo ese camino por una cuestión de convicción». Aunque también sonó a advertencia cuando remarcó: «Para defender ese camino no vamos a quedarnos esperando a que nos convoquen, a que nos llamen a una mesa de negociación; nosotros vamos a ser protagonistas el año que viene de todo el proceso electoral». Tan ambiguo que podría interpretarse como una advertencia para el oficialismo, bajo la amenaza de presentarse por otro espacio: el propio.
El Tigre que no miramos
Sergio Massa se jacta de medir bien en las encuestas. Al menos, en las de la provincia de Buenos Aires, no tanto a nivel nacional. Con su discurso más parecido al de un gerente de banco que al de un político, vacío de contenido ideológico haciendo hincapié sólo en «la gestión» (como si el Estado fuera algo que se gestiona, no que se gobierna. Como si el Estado fuera una empresa de propiedad privada en la que no existen resistencias sociales) con un gran exhibicionismo mediático a través de frivolidades organizadas en su municipio entremezcladas con actos de gobierno centrados en la seguridad y temas que se encuentren en el centro de la atención social según reflejen las encuestas de opinión. Aunque, se sabe, que a pesar que pretenda negárselo la seguridad al igual que toda política de gobierno tiene un contenido ideológico. El componente ideológico determina cómo se encara cada tema y cómo se lo interpreta.
Al ingresar a Tigre por ruta Panamericana, un desprevenido podría pensar que está entrando a Mónaco o a Miami. Una ciudad bien cuidada, limpia, con un entorno de naturaleza amigable que convive con grandes emprendimientos inmobiliarios y turísticos. Calles en buen estado, custodiadas por agentes del COT (Centro de Operaciones de Tigre) para que el turismo se sienta protegido y seguro; y más cámaras que en The Truman Show.
Alejándose un poco del centro turístico puede apreciarse el Tigre que no se cuenta. Barrios humildes con todo tipo de necesidades no atendidas, siquiera escuchadas por el príncipe Alberto bonaerense.
Tal es el caso de Villa Garrote. Un conglomerado de construcciones humildes, con necesidades tan básicas como la falta de agua potable y cloaca que llevó a su población a sufrir una infección generalizada con parásitos que aun hoy constituyen un atractivo sin igual para quienes los guardaron en frascos que exhiben como muestra del abandono. Al municipio sólo le pidieron materiales (caños) para deshacerse de los residuos cloacales. Pero no tuvieron respuesta. Quizá todo el personal municipal estuvo ocupado en la organización del tan difundido evento de Roger Federer y Juan Martín Del Potro, al que los vecinos de Villa Garrote seguramente no pudieron acceder por costar más de mil pesos la entrada más económica. Como se vé, todo tiene ideología.
Seguridad para algunos, persecución para otros
Si hay algo que se publicita de forma extendida como eje de la política de Massa es la seguridad. Móviles del COT diseminados por el distrito con alta tecnología en sus patrulleros; cámaras de seguridad (alquiladas) que sirven como formidable herramienta de control social. Son muchos los vecinos de Tigre jóvenes, con gorrita y ropa deportiva que narran que al momento de ingresar al centro turístico en momentos en que se llena de visitantes, por ejemplo, los fines de semana, son inmediatamente abordados por alguna patrulla del COT que los interroga y hace de aduana. La frontera entre ricos y pobres, entre el Tigre de elite y el Tigre que no miramos.
Por otra parte, cualquier grupo de más de diez personas que decida pararse a hablar en la zona «restringida» es inmediatamente interrogado acerca de los motivos de la reunión. Esto ocurre no sólo en la vía pública, sino que opositores políticos al Intendente relatan haber recibido la visita de la patrulla municipal cuando se disponían a hacer una reunión política tanto en ámbitos privados como públicos.
Hay algo que no debe dejar de reconocerse: las cámaras funcionan.
El control social y político, también.
Nota del editor:
Se ruega a aquellos que quieran manifestar indignación, repudio e insultos por esta nota, los remititan a [email protected].