Con motivo de homenajear a los compañeros que perdieron la vida en el último año, una práctica que ya tiene más de medio siglo en Necochea, los Guardavidas se reunieron en la noche de este domingo alrededor de la remozada estatua del Dios Neptuno para realizar la tradicional Ceremonia de Antorchas y la posterior entrega de ofrendas al mar, bajo la atenta observación del gobernante de todas las aguas.
Como es costumbre, en la también reciclada plazoleta que contiene al monolito sobrela zona costanera, se colocaron las placas conmemorativas antes de proceder a las demás actividades, en este caso en honor a Roberto Guillermo Nielsen, Martin Ignacio Aguirregomezcorta y «Memo» Doglioli; con el fondo del moderno refugio que se contruyó en la zona para albergar a los rescatistas locales, luego de que el Ejecutivo municipal tomara la acertada decisión de derribar la vieja y obsoleta torre en la que antes dejaban al resguardo sus intrumentos de trabajo.
Consultando a los propios protagonistas del evento para conocer más acerca de eata actividad, explicaron que la primera vez que se celebró el «Dia del Guardavidas» en nuestro distrito fue un 17 de Febrero de 1971 y que desde hace tan solo unos 4 años se incorporaron «el emotivo ritual del encendido de antorchas, que culmina cuando los guardavidas hacemos sonar nuestros silbatos y bajamos hasta el mar para lanzar ofrendas florales correspondientes».
En el Facebook «Guardavidas a secas», una publicación titulada «¿Sabías que? Aprendiendo en la playa» relata más sobre este recordatorio que se realiza hace 52 años en la plazoleta. Rememorando una típica conversación de media tarde mientras se vigila el mar, dos rescatistas charlaban con un par de amigos en algún día de aquel 1971 sobre que «no había, ningún lugar en Necochea y Quequén en los cuales ellos pudieran honrar a los compañeros guardavidas fallecidos y también agasajar a los guardavidas en su día».
«En dicha charla surge la idea para lo cual se ponen manos a la obra para ver de qué forma conseguían los recursos económicos para poder materializar dicho monolito, en ese momento los guardavidas eran empleados provinciales, o sea que pertenecían a la provincia y en cada municipio, existía un delegado que era el que los representaba ante las autoridades pertinentes y por intermedio de él, quien era el eslabón para poder canalizar todas las necesidades de los mismos», recuerdan en la red social.
Para terminar el relato, la publicación afirma que «Rubén el “Loco” Diez era el que ocupaba ese cargo, con ese respaldo fue que empezó a movilizarse por la ciudad, viendo la posibilidad de que esto llegara a buen puerto dentro de la temporada 1971, con el respaldo económico propio, la colaboración del cuerpo de guardavidas y con la ayuda de varios comercios locales fue que pudo llevarlo a cabo, ellos mismos fueron los que además con sus manos materializaron el monolito de los guardavidas en la ciudad».
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Publicado en lanuevacomuna.com