El temporal convirtió pueblos y rutas en lagunas; Zárate y Campana, los más golpeados
La tormenta que castigó al Área Metropolitana de Buenos Aires durante todo el fin de semana dejó, hasta ahora, unos 4 000 evacuados y registros que superan los 400 mm de lluvia. Ríos y arroyos se desbordaron, sobre todo en Campana y Zárate, donde “las calles sólo se cruzan en kayak o arriba de tractores”, describen los vecinos. Tomás aéreos muestran poblaciones como Capilla del Señor enteramente anegadas: las casas asoman como islas y los residentes huyen cargando colchones.
Aunque no se han reportado víctimas fatales, en Rojas se busca a tres desaparecidos: uno de ellos fue visto por última vez en la ruta 41, a la altura de Baradero. Cientos de autos quedaron cubiertos de agua y el tránsito se interrumpió en varias rutas: en la 9 el corte es total entre los km 109 y 120, y en el km 84 sentido a Rosario.

“El arroyo La Cruz pasó de 15 m de ancho a un kilómetro; todo eso desembocó en la Panamericana. La situación es crítica”, advirtió el intendente de Campana, Sebastián Abella.
En ese distrito ya hay 1 200 personas asistidas en tres centros. Zárate declaró alerta roja y suspendió toda actividad pública; Exaltación de la Cruz evacuó a 25 vecinos y San Antonio de Areco a 32, incluido su intendente Francisco Ratto, cuya casa quedó con un metro de agua tras recibir 400 mm en 24 horas.
Desde Puente 12, el gobernador Axel Kicillof coordinó el operativo: “Todas las áreas del Gobierno están en territorio desde que empezó la tormenta. Hablé con la ministra Patricia Bullrich para articular el despliegue”, señaló. Pidió “extrema precaución” porque podrían continuar las lluvias y llegar un frente frío con vientos fuertes.
El director de Defensa Civil bonaerense, Fabián García, fue contundente: “No circulen por las zonas anegadas de Arrecifes, Areco, Zárate y Campana”. Contó que en el km 93 de la ruta 9 rescataron a una familia atrapada dentro de su auto y que en Baradero ya hubo seis operativos similares. “Ante alerta naranja o roja, la vida cotidiana se detiene: todo se suspende”, enfatizó.
Aunque la situación “no llegó al nivel de Bahía Blanca”, la región vive jornadas de azote inédito: caminos colapsados, cursos de agua fuera de cauce y miles de bonaerenses que, de un momento a otro, lo perdieron todo.
La Nueva Comuna