El Hogar Dr. García Landera, ubicado en la intersección de las rutas 86 y 72, dejará de ser gestionado por la Congregación de las Hermanitas de los Ancianos Desamparados, luego de más de siete décadas al frente de la institución. Así lo confirmaron a Ecos Diarios las propias religiosas, quienes explicaron que su decisión se debe a “varias circunstancias que se fueron presentando” y que las llevaron a “tomar esta determinación”.
Se estima que el establecimiento continuará operando, aunque bajo la administración de un actor privado del ámbito geriátrico, quien se haría cargo de sostener el servicio de atención a personas mayores.
Desde hace años, el hogar venía enfrentando serias complicaciones económicas, que dificultaban el sostenimiento del edificio, el pago al personal y la atención adecuada de sus residentes. Hasta el año pasado, el número de personas albergadas no superaba las 45, y en diversas oportunidades se apeló a la colaboración de la comunidad mediante donaciones de alimentos, campañas solidarias y contribuciones para mejoras edilicias.
La situación se tornó aún más difícil considerando que los ingresos del hogar provenían, en su mayoría, de un porcentaje de las jubilaciones de los residentes —quienes en su mayoría perciben la mínima—, sumado a los aportes solidarios de la población local.
Durante el último año, la institución también intentó convertirse en prestadora geriátrica de PAMI, lo cual hubiese permitido acceder a un financiamiento más estable. Sin embargo, no logró reunir los requisitos exigidos por la obra social, entre ellos, determinadas reformas edilicias y la incorporación de personal especializado. Ante esta imposibilidad, esa opción fue descartada.
En semanas recientes, comenzaron a circular versiones que indican que un operador privado asumiría la conducción del hogar. Aunque por el momento no hay precisiones sobre cómo se implementará el traspaso, las hermanas confirmaron que “lamentablemente” se alejarán de la gestión de la institución.
Una historia de servicio
La Congregación de las Hermanitas de los Ancianos Desamparados estuvo al frente del hogar durante 71 años. La iniciativa para construir el edificio surgió en 1948, durante un acto en homenaje al médico José Cirilo García Landera. Fue entonces cuando se colocó la piedra fundacional en un terreno donado por Higinia Núñez de Ubilla y Matilde García Landera, hermana del médico homenajeado, quien sería también la principal impulsora de la obra.
La inauguración oficial tuvo lugar en mayo de 1954, con la presencia del entonces Obispo de Bahía Blanca, Monseñor Germiniano Esorto. En ese momento, un grupo de nueve religiosas comenzó a brindar asistencia a 83 adultos mayores, apoyadas por su propio esfuerzo, el respaldo comunitario y aportes del municipio y la provincia.
Si bien el hogar lleva el nombre del Dr. García Landera —quien también tuvo una activa participación en la política local y falleció en 1947 a los 48 años—, fue su hermana Matilde Eugenia García Landera de Emiliani quien hizo realidad el proyecto en su memoria.
El gesto de Matilde puede entenderse como una forma de retribución: tanto ella como sus hermanos José Cirilo y Luis quedaron huérfanos siendo niños y fueron criados por su tía, Higinia Núñez de Ubilla, una destacada benefactora del Hogar de las Hermanitas de los Ancianos Desamparados en Buenos Aires. Esa conexión con la congregación —que había llegado desde Valencia en 1931— fue determinante para que Matilde confiara en ellas la administración del hogar construido en Necochea.
Hoy, tras más de siete décadas de servicio, las hermanas se despiden dejando una huella imborrable en la historia de la comunidad.
Con información de El Ecos
Publicado en lanuevacomuna.com