Una de esas tardes de fines de los 90s, el stand de Ediciones de la Flor fue escenario de una charla entre el público y artistas que publicaban en la legendaria editorial argentina. Entre los autores presentes se encontraban dos de las máximas estrellas de De la Flor: Quino y Nik.
El encuentro entre autores y público transcurrió afable, con anécdotas de aquí, allá y todas partes, referencias a los clásicos sobre todo del autor de Mafalda, y elogios cruzados entre los presentes (salvo para el plagiador serial que hoy firma viñetas en La Nación).
El cierre estuvo a cargo de cada uno de ellos y, entre los mensajes finales, se ubicó un «homenaje» de Nik para Quino, quien desde ese entonces ya era víctima de sus copias.
Después del saludo final de los artistas y mientras el público se retiraba a otros stands, Quino se acercó hasta donde seguía sentado Nik, se paró detrás de él y le dijo en un tono que apenas pudieron escuchar dos o tres de quienes estaban muy cerca: «No tenés vergüenza, pibe», y se retiró.
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Publicado en lanuevacomuna.com