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Karina Milei fue advertida sobre el escándalo doce horas antes de que su hermano promocionara el token

Lejos de cualquier improvisación, el lanzamiento de «Viva la Libertad Project» se planeó con meses de anticipación, como resultado de una serie de encuentros entre los involucrados, incluyendo el Tech Forum realizado el 19 de octubre de 2024 en el Hotel Libertador.

En ese evento se reunieron Mauricio Novelli, contratista de Javier Milei desde 2021 para la promoción de sus proyectos en el ámbito del trading; Julián Peh de KIp Protocol, quien luego se encargaría del soporte digital de $Libra; Hayn Mark Davis de Kelsier, creador y desarrollador del token; Agustín Laje, en representación de la Fundación Faro; así como funcionarios del gobierno, entre ellos Manuel Adorni, Demian Reidel y Karina Milei. También participó el propio presidente.

Ese fue el punto de partida para que, la noche del viernes 14 de febrero, el mandatario argentino publicara un tuit fijado promoviendo el token, sin aclarar su carácter especulativo y presentándolo como una herramienta para atraer inversiones al país. Minutos después, en el programa «Minuto Final» de C5N, se encendió la primera alarma sobre lo que luego se transformaría en el mayor escándalo que sacudió a su gobierno desde el inicio de la gestión.

A pesar de los intentos posteriores de justificar lo ocurrido como un engaño o un descuido, lo cierto es que ni fue una «trampa» ni un error por falta de información. No solo existen antecedentes de Milei promocionando esquemas dudosos, como Vulcano o CoinX, sino que, en este caso, su entorno fue alertado con antelación sobre el posible desenlace escandaloso.

Desde el miércoles 12 de febrero, circulaban mensajes en los grupos de WhatsApp de allegados al gobierno advirtiendo que el presidente debía evitar la promoción del token, ya que se trataba de un riesgo innecesario, especialmente considerando que días antes se había ejecutado una maniobra similar en la República Centroafricana con consecuencias desastrosas.

No hubo respuesta ni el miércoles ni el jueves. Parecía que el mensaje no había llegado a destino. Sin embargo, el viernes 14 de febrero a las 10:33 AM, Karina Milei recibió un mensaje en su WhatsApp alertándola de que, si el lanzamiento seguía adelante, las consecuencias podrían ser idénticas a las que ya se habían visto en África. Vio el mensaje, pero no respondió.

El texto decía: “Teóricamente los desarrolladores del token de Javier son los mismos que hicieron el token $CAR (Central African Republic)… Y básicamente hicieron todo MAL. El objetivo de ese equipo es recaudar dinero sin importar las consecuencias políticas. Si hay alguna forma de frenar esto, sería un gol. Si sale mal como pasó con $CAR, lo van a destruir a Milei en todos lados”.

La advertencia hacía referencia a un antecedente claro. El 9 de febrero, el presidente de la República Centroafricana, Faustin Archange Touaderá, había anunciado en su cuenta de X el lanzamiento de un memecoin llamado $CAR, con la intención de atraer inversiones a su país.

El mensaje del presidente africano decía: «Hoy lanzamos $CAR, un experimento diseñado para demostrar cómo algo tan simple como un meme puede unir a la gente, impulsar el desarrollo nacional y posicionar a la República Centroafricana en la escena global de una manera única.»

Las similitudes con el caso argentino son evidentes. No solo la idea detrás del proyecto era idéntica, sino también la estrategia de difusión, con un presidente respaldando el lanzamiento y justificando posteriormente el escándalo como un simple «experimento». Fue exactamente la misma argumentación que utilizó Davis en el caso de $Libra.

El desenlace también fue calcado: el token comenzó desde cero, subió rápidamente su cotización, sus creadores vendieron en el pico y luego su valor se desplomó.

El 10 de febrero, la estafa de $CAR ya era noticia en la prensa internacional. La BBC, por ejemplo, describió en detalle la operatoria especulativa, que en nada se parecía a la promesa inicial de fomentar la inversión y el desarrollo del país.

Con este antecedente tan reciente, resulta difícil creer que el gobierno haya ignorado todas las señales de advertencia, incluyendo un aviso directo sobre el posible fracaso del proyecto. Tal vez se priorizó alguna ganancia inmediata por sobre el capital político, un costo que, al parecer, nunca fue una gran preocupación para el presidente.

La Nueva Comuna

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