JUICIO DEL CIRCUITO REPRESIVO NECOCHEA, COMISARIA CUARTA Y BASE AEREA: ALEGATO DE LA DEFENSA

Audiencias 07-08-12
«La defensa real disminuye las posibilidades de error en la justicia»
En los alegatos de los defensores oficiales se hizo hincapié en la importancia del rol que
cumple esta institución en el desarrollo de los juicios por delitos de lesa humanidad. Además,
como vinieron haciéndolo hasta el momento, impugnaron las pruebas provenientes de los
Juicios por la Verdad y basaron sus argumentos en la supuesta debilidad de las imputaciones a
sus defendidos.
Manuel Bailliaeu, defensor del oficial de la Fuerza Aérea, Leandro Marquiegui y del civil
asimilado al ejército, Nicolás Caffarello, manifestó que «sin defensa pública no hay juicio» y
que «la defensa real disminuye las posibilidades de error en la justicia».
En cuanto a Marquiegui, consideró que «la atribución de participación del Ministerio Público
Fiscal no han sido probadas». Al tiempo que expresó que «sus fundamentos de inferencia
deductiva invierte la carga de la prueba». Y concluyó que «si eliminamos los aportes que el
fiscal dice que hizo mi defendido, los mismos se concretarían del mismo modo».
En el caso de Cafarello se dedicó a desestimar los testimonios que lo vinculaban al secuestro
de Amílcar González y las desapariciones de Daniel Nario y Jorge Toledo. Aseguró que ningún
testimonio lo incrimina.
Por su parte la defensora de los policías Mario Larrea y Marcelino Blaustein, Carolina Muñoz,
alegó en base al rol de la institución policial. «La subordinación de la policía al Ejército no nos
permite deducir que había una tarea conjunta». Además agregó que «no se puede generalizar
que todos los policías quisieron actuar» y aclaró que «sin tomar la teoría de la obediencia
debida, sí se puede analizar la situación en particular de Blaustein y Larrea», y concluyó
que «no podían desobedecer» y que «ellos querían ese resultado».
Finalizó preguntándose: «¿es lógico pedirles que en sus legajos constara su oposición al
régimen?».
Autor/fuente: Lisandro Contreras/ Juan Marco Candeloro