El abogado de Cristina Fernández de Kirchner, José Manuel Ubeira, apuntó directamente contra la ministra de Seguridad de la Nación y la acusó de estar detrás del intento de asesinato que sufrió la expresidenta en septiembre de 2022. A su vez, denunció una Justicia que actúa con parcialidad y responde a intereses que buscan eliminar políticamente a la principal figura del peronismo.
El reciente fallo que deja firme la condena contra Cristina Fernández de Kirchner refuerza, según Ubeira, la imagen de un sistema judicial que opera con velocidad selectiva, vulnerando principios básicos del derecho e inclinándose ante sectores de poder. En ese marco, Patricia Bullrich aparece como una presencia inquietante, no solo como figura clave del gabinete libertario, sino también como posible instigadora del atentado: “No tengo dudas de que detrás del atentado a Cristina está Patricia Bullrich”, lanzó Ubeira sin rodeos. Lo hizo en declaraciones a Splendid AM 990, desde su rol como abogado de la vicepresidenta en la causa por el intento de magnicidio.
La paradoja es cruda: la misma funcionaria que hoy encabeza el Ministerio de Seguridad sería, de acuerdo con esa acusación, una de las responsables políticas de aquel ataque. “Este país tiene un nivel de cinismo impresionante”, advirtió el letrado.
En una Argentina atravesada por el ajuste, con inflación galopante, deterioro social y una administración que apela al shock económico, la Corte Suprema se mueve con agilidad pocas veces vista para validar la condena contra quien aún conserva una centralidad política innegable. Para Ubeira, este movimiento judicial no es inocente ni técnico: es parte de un andamiaje más amplio que combina persecución, show mediático y oportunismo político.
“La resolución de la queja fue exprés: en dos meses, cuando otras causas duermen en la Corte durante años”, recordó el abogado, y comparó con el expediente por la llamada «Ruta del Dinero K», que estuvo años sin resolución. “Esto es un tiro en el pie de la Justicia”, expresó, y denunció una clara asimetría en el tratamiento de las causas según el signo político de sus protagonistas.
Para Ubeira, el fallo no busca justicia sino escarmiento. Y Cristina Kirchner no sería simplemente una condenada, sino el trofeo simbólico que sectores del poder real reclaman para consolidar su narrativa. “Lo hacen para satisfacer a algunos que no se quieren morir sin verla presa”, dijo con crudeza. En ese sentido, afirmó que el Poder Judicial actúa como una pieza más dentro de un dispositivo de disciplinamiento político, operando como agente del revanchismo y no como árbitro imparcial.
Bullrich, según el relato de Ubeira, no es un personaje secundario en esta trama. Es el rostro visible de una política de mano dura que, desde hace años, viene construyendo legitimidad sobre la base de la represión. Desde su paso por Seguridad durante el macrismo hasta su rol actual en el gobierno de Javier Milei, Bullrich se posicionó como una referente del orden autoritario, una figura asociada al “gas pimienta”, la “Gestapo sindical” y la represión sin filtros. Ahora, Ubeira la vincula directamente con el hecho más grave de violencia política desde el retorno de la democracia.
El contexto no es menor: el intento de asesinato de Cristina, la figura política más importante del país en las últimas décadas, sigue sin esclarecerse por completo. Para el abogado, no es un hecho aislado sino parte de una ofensiva más amplia para desarticular el liderazgo del peronismo. En esa lógica, la condena sin revisión actúa como telón de fondo de un proceso más profundo: el vaciamiento institucional y la utilización del Poder Judicial como herramienta para proscribir adversarios.
“En Argentina, cualquier presidente que haya hecho algo en beneficio del país pasó por la cárcel: Yrigoyen, Perón, Frondizi…”, recordó Ubeira. En su análisis, la historia se repite como tragedia: la persecución a los líderes populares forma parte de una matriz estructural que resurge con cada reconfiguración conservadora.
La situación adquiere tintes inquietantes cuando se observa el cuadro completo: si Cristina fuese finalmente encarcelada, sería la misma Patricia Bullrich —a quien Ubeira señala como parte del entramado del atentado— quien determinaría su lugar de reclusión. Una escena que bordea el absurdo, pero que en la Argentina actual parece plausible.
“Ahora se abre la puerta del averno”, sentenció el abogado. La frase, cargada de dramatismo, busca graficar el riesgo institucional que implicaría transformar a Cristina en una presa política en un contexto de crisis económica, descontento social y creciente violencia estatal. El encierro de una figura democrática podría ser el disparador de una reacción social difícil de contener, advirtió.
El gobierno de Javier Milei, en tanto, se presenta como promotor de la libertad y el orden. Pero, según Ubeira y otros sectores del campo nacional, lo que realmente se consolida es un modelo de exclusión, censura de la disidencia y represión funcional a los intereses concentrados. En ese esquema, la Justicia deja de ser un poder independiente para transformarse en instrumento del castigo político.
Quienes celebran la condena, concluye el texto, tal vez crean que han vencido. Pero esa celebración puede ser fugaz. Porque un pueblo con memoria, incluso en sus peores horas, puede hacer valer la historia como forma de resistencia.
Con información de En Orsai
La Nueva Comuna