En este sentido, en junio se entregaron elementos de higiene en la unidad carcelaria número 8 de Los Hornos, ubicada en 149 y 70 de la ciudad de La Plata, en el marco del programa Gestión de la Higiene Menstrual en Contexto de Encierro, que además promueve la gestión sustentable de la higiene menstrual a través de talleres y capacitaciones en torno a la producción de toallitas higiénicas.
«La copa menstrual te da autonomía, no hay que ir a comprar toallitas y además del costo tiene un beneficio ambiental, ya que es un dispositivo mucho más cuidadoso con el medio ambiente, más que las toallitas desechables y para muchas personas menstruantes usuarias es mucho más cómodo, no produce alergias, no hay que cambiarlas tan seguido», explicó Portos.
Y reconoció que una de las contra existentes es que «hay que pensar antes de entregarlas», ya que requiere de agua potable en la vivienda. Asimismo contó que escuelas se acercaron al Ministerio para «para ver la posibilidad de incorporar información sobre su uso en el marco de a Educación Sexual Integral (ESI)».
Tras las entregas, se realiza un seguimiento para saber si funcionó o no «y hasta ahora, las mujeres o personas menstruantes que la solicitaron evaluaron que les fue útil, en esto es clave el trabajo anterior que debe hacerse». Además valoró el trabajo de sensibilización previa que ayuda a erradicar mitos «como el de la suciedad o la pérdida de virginidad».
En el caso de la provincia de Buenos Aires, las copas menstruales que se entregan son adquiridas y luego donadas por la Fundación Banco Provincia, en el marco del programa Gestión Menstrual Acompañada.
Juliana di Tullio, directora del Banco de la Provincia de Buenos Aires y vocal de la Fundación Banco Provincia, señaló a Télam que la entrega de los dispositivos «tiene que ver, no solo con los derechos menstruales para las mujeres y las personas menstruantes, sino que también es una política de ingreso».
«Por mes una mujer invierte en su menstruación entre $600 y $2200, dependiendo de que marca use, cuánto dure su menstruación, y la cantidad de flujo menstrual que pueda tener. Esto una política de ingreso, es un derecho», remarcó.
Alejandro Alegretti, vicepresidente de la Fundación, resaltó que la iniciativa fue de Di Tullio, y que se pensó el programa «desde varios enfoques. Por un lado, mejorar la salud y la higiene de las personas con capacidad de menstruar, disminuyendo los desechos de los productos descartables pero fundamentalmente, apunta a reducir el impacto económico negativo de la menstruación debido a que, en las poblaciones con ingresos más bajos, esta constituye un factor extra de desigualdad».
En el primer semestre del año se entregaron 3422 copas menstruales: 1008 al municipio de Moreno; 1000 a Hurlingham; 1000 a San Martín; 384 a Necochea y 30 a la cárcel de mujeres de Los Hornos.
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Publicado en lanuevacomuna.com