«… Y aunque deje en el camino jirones de mi vida, yo sé que ustedes recogerán mi nombre y lo llevarán como bandera a la victoria».
Encontré una foto de Eva que no había visto nunca. Puedo imaginar la situación: desbocada, rabiosa, contestataria, apasionada hasta el límite y más, la que gritó los nombres de los enemigos de la Patria y les puso banca.
Es Esa Mujer, Evita. La que habló de Revolución, la que le habló a la Clase Obrera sin eufemismos.
«El capitalismo foráneo y sus sirvientes oligárquicos y entreguistas han podido comprobar que no hay fuerza capaz de doblegar a un pueblo que tiene conciencia de sus derechos. Una vez más, mis queridos descamisados, uniéndonos al líder y conductor, reafirmamos que en la vida argentina ya no hay lugar para el colonialismo económico, para la injusticia social, ni para los traficantes de nuestra soberanía y nuestro porvenir…»
Evita, la que está para siempre en el corazón del pueblo argentino y de todos los trabajadores del mundo.
«Me gusta más mi nombre de pueblo. Cuando un pibe me nombra Evita me siento madre de todos los pibes y de todos los débiles y humildes de mi tierra. Cuando un obrero me llama Evita me siento con gusto compañera de todos los hombres».
Hoy, 26 de julio, a 65 años de su fallecimiento, es bueno traerla nuevamente al presente para recordarle a los desmemoriados cómo son las cosas.
«Nuestra patria dejará de ser colonia, o la bandera flameará sobre sus ruinas».
Alfredo Barros / LANUEVACOMUNA.COM