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ELECCIONES 2025, LA ERA MILEI

Escándalo internacional: la directora del FMI promueve abiertamente al Gobierno argentino en plena campaña electoral

La polémica estalló tras los comentarios de Kristalina Georgieva, directora del Fondo Monetario Internacional (FMI), que fueron interpretados como un respaldo explícito al presidente Javier Milei en el marco de las próximas elecciones legislativas. La funcionaria intentó minimizar la acusación de «intromisión electoral» lanzada por el peronismo y otros sectores opositores, pero sus justificaciones resultaron poco convincentes.

En una conferencia de prensa celebrada este viernes en Washington, Georgieva aseguró que su mensaje “fue dirigido al Gobierno” y no a los votantes. “Las elecciones son para los argentinos”, insistió. Sin embargo, sus dichos en las Reuniones de Primavera del FMI y el Banco Mundial, donde elogió abiertamente las políticas económicas de Milei, difícilmente puedan interpretarse como una declaración neutral.

Más allá de sus explicaciones, el contexto no ayudó a disipar las sospechas: Georgieva portaba en su saco un pin con forma de motosierra, el símbolo que popularizó Milei para representar su plan de recorte estatal. Un gesto que, lejos de transmitir imparcialidad, reforzó la percepción de alineamiento político entre el FMI y la actual administración argentina.

Durante su exposición, Georgieva celebró la reducción del déficit, la obtención del superávit fiscal, la desaceleración de la inflación y una baja en la pobreza al 37%, afirmando que «el Estado está saliendo de donde no corresponde para permitir más dinamismo en el sector privado». También destacó el impacto “positivo” del ajuste sobre los mercados y elogió la política de desregulación del Gobierno.

La gravedad del episodio reside en que no se trata de un simple comentario aislado: que una funcionaria de un organismo multilateral intervenga de manera tan explícita en el proceso político de un país pone en riesgo la credibilidad institucional del FMI y sugiere un preocupante nivel de injerencia.

Aún más alarmante es la evidente desorientación comunicacional tanto del Gobierno como del Fondo. La necesidad permanente de salir a aclarar, matizar o corregir declaraciones muestra un escenario de profunda improvisación, donde las fronteras entre política interna, diplomacia internacional y gestión económica parecen desdibujarse peligrosamente.

El intento de Georgieva por desmentir cualquier favoritismo no hizo más que aumentar la desconfianza sobre el verdadero rol que el FMI está dispuesto a jugar en la Argentina en este año electoral crucial.

La Nueva Comuna

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