La tierra, en pocas manos
La investigación Hambrientos de Tierra, llevada a cabo por la organización internacional Grain, procesa información oficial y académica de las últimas dos décadas y ofrece una radiografía de la situación de la tierra a nivel mundial.
En el mundo, el 90% de los agricultores es campesino e indígena pero tiene sólo el 25% de la tierra. La agricultura campesina produce hasta el 80% del alimento en los países no industrializados. Sin embargo, la concentración de tierras en pocas manos es un fenómeno global. “Es necesario y urgente revertir la tendencia actual y entregar a los pequeños agricultores los medios para alimentar al mundo”, propone la investigación.
El informe de Grain determinó que en Argentina, en tan sólo veinte años, desapareció el 33% de las chacras más pequeñas. Entre los años 1988 y 2008 nuestro país perdió más de un tercio de sus chacras, y tan sólo entre 2002 y 2008 desapareció el 18% de las pequeñas fincas.
Carlos Vicente, uno de los investigadores, remarcó que esta situación “demuestra cómo el modelo sojero ha sido depredador” y alertó que “la posibilidad de sostener una alimentación autónoma de nuestro pueblo se ve profundamente jaqueada”. Vicente revalorizó que los campesinos en Argentina tienen el 5,8% de la tierra y “siguen siendo los principales productores de alimentos del país”.
Grain establece una relación directa entre la pérdida de tierras de pequeños productores y el avance de la megaminería, el petróleo, el gas y los monocultivos. “La tremenda expansión de las megafincas dedicadas a los monocultivos industriales es quizás el factor más importante detrás del desalojo de los pequeños agricultores”, afirma, y detalla particularmente cuatro monocultivos: caña de azúcar, canola (colza), palma aceitera y soja.
“Con mucha rapidez estamos perdiendo fincas y campesinos por la concentración de tierra a manos de los ricos y los poderosos. Si no revertimos esta tendencia, el mundo perderá su capacidad para alimentarse a sí mismo”, advirtió Henk Hobbelink, coordinador de Grain.
La investigación alerta que la concentración de la tierra “está llegando a niveles extremos” y que esa política tiene una consecuencia directa en el número creciente de personas que pasan hambre en el mundo. “Necesitamos, en forma urgente y a una escala nunca antes vista, revisar y relanzar programas de reforma agraria y reconstitución territorial genuinos que devuelvan la tierra a manos campesinas e indígenas”, alerta Grain.
La “corpo” no es sólo Clarín
En una entrevista otorgada recientemente al programa “La Mar en Coche” que se emite por FM La Tribu, Emilio Pérsico, Secretario de Agricultura Familiar de la Nación, habló sobre el problema de la concentración de la tierra en nuestro país y sus consecuencias.
“En los ’90 hubo una invasión de mercado en nuestro campo, una concentración económica muy importante que hoy conocemos como agronegocio. El agronegocio es un proceso de alta productividad pero de poca mano de obra que fue deshabitando nuestro campo”, explicó Pérsico.
Además de provocar la liberación de mano de obra campesina, el Secretario afirmó que “el agronegocio pone la prioridad en la productividad y descuida no sólo al medio ambiente sino al ser humano”, haciendo referencia al daño que genera para la salud la utilización para el cultivo de agroquímicos tales como el glifosato.
“El agronegocio y al agricultura familiar van a convivir durante muchísimo tiempo. Y en ese marco hay que construir otro modelo, el modelo de una agricultura sustentable que ponga eje no en la productividad sino en el ser humano”, expresó.
Según el dirigente del Movimiento Evita, dicho modelo “necesita de la inversión y de las reglas del Estado porque sino termina sucumbiendo dentro de las reglas de la agricultura de mercado, que destruye mano de obra y destruye poblaciones”.
Pérsico habló también sobre la incidencia que la concentración de la producción en manos del agronegocio tiene sobre los precios de los alimentos y sobre la importancia de mejorar las redes de abastecimiento local para fortalecer la soberanía alimentaria nacional. Destacó además el valor que poseen las ferias francas como espacios de intercambio que resultan más beneficiosos para el consumidor.
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