ACTUALIDAD, INSEGURIDAD

En el interior bonaerense la inseguridad no es la misma que la de tiempo atrás

El interior, conurbanizado

El incremento de la inseguridad y las usurpaciones de casas y terrenos se han convertido en una constante en aquellas ciudades que se caracterizaban por la tranquilidad y la paz
En el interior bonaerense la inseguridad no es la misma que la de tiempo atrás, sino que últimamente ha ido empeorando de manera considerable, más allá de las estadísticas. Violaciones, secuestros, robos agravados y hasta asesinatos cubren las tapas de los principales diarios de tierra adentro. En el camino, y muy a la distancia, quedó aquello de dormir en verano con la ventana abierta, dejar el auto estacionado en marcha y no usar candados para bicicletas o motos.

El interior se parece cada vez más al Conurbano, que, dicho sea de paso, con tanto respeto y hasta miedo es nombrado en aquellos distritos más pequeños. El doble crimen de los hermanos Massa en Cañuelas, y la posterior pueblada en la que se pidió la renuncia de la jefa comunal, reavivaron la polémica. «En este tipo de ciudades nos conocemos todos y nos indigna que pasen estas cosas; queremos un Cañuelas tranquilo, como antes», decía, una vecina, enojada.

¿Volverá ese Cañuelas tranquilo? Todo indica que no, que la violenta inseguridad en el interior llegó para quedarse, y que, a pesar de los esfuerzos o no esfuerzos de las autoridades pertinentes, la situación tiende a empeorar. Ya no se trata de una cuestión política. Tanto desde la oposición como desde el oficialismo, la preocupación es exactamente igual. Intendentes y concejales tratan de aunar esfuerzos, aunque las respuestas satisfactorias nunca llegan. Sí lo hacen los asesinatos, los robos, los secuestros y otros hechos de inseguridad.

«Hace dos años, siendo concejal, hablé de que Balcarce se estaba conurbanizando. Casas usurpadas, robos a diario y ataques violentos que son comparables con lo que ocurre en el Conurbano, me daban la razón. Debemos ir y decirles a la Presidenta y al Gobernador que se vive una situación angustiante, que las fuerzas de seguridad están totalmente desbordadas, que lo de Gendarmería es una mentira y que con lo de las cámaras de seguridad hay una inoperancia absoluta», expresó Esteban Reino, dirigente de Balcarce.

«El comerciante atiende con rejas, discriminando, aunque no lo quiera hacer, a cualquier cara no conocida; los padres sufren cuando sus adolescentes hacen vida de adolescentes y salen los fines de semana; los ricos son robados aun con vigilancia privada y cámaras de seguridad…». Esto escribía unos cuatro años atrás el periodista de Necochea Miguel Abálsamo, y destacaba: «Sueño con evitar la ‘conurbanización’ necochense, y aspiro a un Conurbano digno de ser
vivido».

No quedan dudas de que la inseguridad es la principal preocupación de todos y cada uno de los jefes comunales del interior, en la misma medida que lo es de los alcaldes del Conurbano. Como ellos mismos suelen decir cuando sucede algún hecho grave, son los que tienen que poner la cara ante la sociedad y, en particular, ante ese vecino que, en muchos casos, los vio nacer, fue compañero de la escuela o es hermano de un amigo. Pero parece que no alcanza con solo preocuparse.

«Hemos venido trabajando a lo largo de este tiempo, y mucho, pero si eso no alcanza, estamos redoblando los esfuerzos para tratar de mejorar esta situación», expresó el intendente de Necochea, Horacio Tellechea. «Necochea no tiene Policía Comunal, pero sí estamos abocados a un trabajo que, seguramente, nunca va a alcanzar, porque éste es un tema candente a nivel nacional, y en ese marco es que estamos trabajando con esta premisa», agregó.

En el mismo sentido, el de la casi resignación, el jefe comunal de Tres Arroyos, Carlos Sánchez, luego de una serie de sucesos delictivos que incluyeron hasta su propiedad, se mostró molesto y apuntó directamente a la Justicia. «Esto no tiene arreglo si no solucionamos el problema de los detenidos que agarra la Policía, que son liberados a
los 15 minutos; la Policía está harta, y yo estoy repodrido. El problema es el juez de Garantías», dijo, enfurecido, el alcalde.

Muchas ciudades del interior bonaerense dejaron de ser esa tierra tranquila que los habitantes del Conurbano y la Capital Federal buscaban para salir del asedio, para vivir sin miedo. El Gran Buenos Aires ya no entra en el territorio que le tocó en suerte, y se expande en busca de nuevos horizontes, que son los otrora apacibles distritos en los que todavía predomina el verde campo.

Cambian las costumbres, la gente y, también, la idiosincrasia. No más ventanas abiertas en verano, no más autos estacionados en marcha, no más bicicletas y motos sin candado.

LA TECLA

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