Pese a la reciente reducción de la inflación y el anuncio de “fin de la recesión” por parte de Milei, expertos privados anticipan que la tasa de desempleo se mantendrá estable o podría experimentar un leve incremento en el trimestre actual.
Empleo sin repunte y salarios bajos
Mientras el Gobierno celebra un período de calma financiera, la reducción de la inflación y el crecimiento en algunos sectores específicos, los desafíos centrales siguen pendientes: los salarios en sectores clave no han mostrado una mejora significativa, y estos avances aún no se traducen en una recuperación del empleo, que permanecería estancado en los próximos meses, según prevén varios economistas.
“El país ha comenzado a crecer”, afirmó el presidente Javier Milei la semana pasada durante su discurso ante empresarios de la Cámara Argentina de Comercio y Servicios (CAC). Sus palabras coinciden con datos optimistas presentados recientemente por el Indec: una recuperación mensual del 2,4% en construcción y del 2,6% en la industria en septiembre, aunque ambos sectores se encuentran todavía por debajo de los niveles de hace un año. Además, la inflación bajó en septiembre, cayendo por debajo del 4%, y se espera que en octubre podría alcanzar un nivel cercano al 2%. Este contexto de estabilidad incluye también la disminución del dólar en sus variantes MEP, CCL y blue durante el último mes.
Sin embargo, estos indicadores alentadores no implican una reactivación del empleo. El último Relevamiento de Expectativas del Mercado (REM) del Banco Central, publicado el jueves pasado, proyecta, por el contrario, una leve suba en la tasa de desempleo entre el tercer y cuarto trimestre, de 7,8% a 8,0%.
Los expertos anticipan que esta variable se mantendrá casi sin cambios, con una ligera caída al 7,9% en el primer trimestre del próximo año, y una previsión de cierre en torno al 7,5% para el final del mismo. Dicho de otra forma, no se espera que el crecimiento del PBI proyectado para 2025 impulse la creación de empleo. De mantenerse esta tendencia, la economía no lograría recuperar los dos puntos de empleo perdidos en el primer trimestre del año, cuando la desocupación pasó de 5,7% a 7,7%, según datos del Indec.
“Mientras los actuales equilibrios macroeconómicos se mantengan, no parece que vaya a haber un aumento considerable en el desempleo, pero tampoco se espera un repunte significativo del empleo, incluso bajo condiciones que el Gobierno podría considerar favorables”, comentó Luis Campos, especialista en empleo del Instituto de Estudios y Formación de la CTA Autónoma.
Campos señaló además que el crecimiento en la industria reflejado por el Indec está influido por un incremento en la molienda de oleaginosas, una actividad con baja generación de empleo. Sin esta categoría, el índice podría haber mostrado números negativos.
Camilo Tiscornia, de la consultora C&T, advirtió que la baja en el dólar representa un riesgo para el empleo, especialmente con la apertura comercial impulsada por el actual modelo económico liberal de Milei, que prioriza la estabilidad cambiaria por encima de la generación de puestos de trabajo en la industria.
La Secretaría de Trabajo reportó recientemente que el empleo formal privado mostró un leve crecimiento entre agosto y septiembre, el segundo aumento en lo que va del año, según la Encuesta de Indicadores Laborales (EIL). Sin embargo, este incremento se dio únicamente en empresas con más de 10 empleados, mientras que el empleo total, de acuerdo con los datos del SIPA, se mantuvo sin cambios. Muchas pymes, que generan alrededor del 70% del empleo en Argentina, todavía enfrentan dificultades para reactivar su actividad.
Desde una perspectiva optimista, esto sugiere un crecimiento en sectores con menor demanda de mano de obra, producto de un simple rebote de la productividad, explicó Tiscornia. En el mejor de los casos, “no hay pérdida de empleos, pero sí un aumento en la cantidad de personas que buscan trabajo”, puntualizó.
Por su parte, Haroldo Montagu, exviceministro de Economía y actualmente asociado a la consultora Vectorial, indicó que el desempleo probablemente no alcance los dos dígitos en el actual contexto, ya que los industriales han evitado despidos, en parte gracias a los buenos márgenes obtenidos hasta el año pasado y a la reactivación parcial reciente.
No obstante, Montagu advirtió que, aunque la tasa de desempleo se mantenga estable, es probable que las condiciones laborales se deterioren, dando lugar a una “paupérización” del empleo.
La deuda pendiente de los salarios bajos
El otro gran pendiente de la estabilidad macroeconómica es la recuperación de los ingresos. Según el monitoreo de salarios de la plataforma de empleo Bumeran, varias de las posiciones más buscadas en el mercado laboral ofrecen salarios inferiores a los 750.000 pesos (en muchos casos, las expectativas salariales terminan en ofertas menores).
Por ejemplo, puestos en “atención al cliente, call center y telemarketing” rondan los 605.000 pesos, en “gastronomía y turismo” los 652.000 pesos, en “secretariado y recepción” los 682.000 pesos, en “oficios” los 741.000 pesos, y en “salud y medicina” los 741.000 pesos.
Los únicos sectores con sueldos esperados por encima del millón de pesos son “administración, contabilidad y finanzas” (1.156.000 pesos), “comercial, ventas y negocios” (1.038.000 pesos) y “producción y manufactura” (1.097.000 pesos). No obstante, incluso estos ingresos apenas superan los 1.000 dólares al tipo de cambio oficial. A modo de comparación, en 2015, el salario mínimo equivalía a 742 dólares, siendo el más alto de América Latina. La tendencia de “trabajadores formales pobres”, que ya existía en el gobierno anterior, parece ahora profundizarse cada vez más.
Con información de El Destape
Publicado en lanuevacomuna.com