Cuando el periodismo de la violación vuelve a atacar
«Botellas de fernet y alcohol por todos lados. Una carpa del horror. Descontrol. Una chica de 14 años que no debió estar allí, sino con sus padres y su hermano festejando el Año Nuevo, en otra carpa. Todo terminó mal, con cinco hombres acusados por violación, detenidos por la Policía».
Así arranca una nota de Clarín sobre el caso de una joven que denunció haber sido violada por cinco varones en la costa argentina. El periodista, corresponsal de Mar del Plata Guillermo Villareal, con rol de juez e irresponsabilidad, señala a la muchacha y a su familia como culpables de un destino que, para el redactor, tiene mucho más que ver con lo que hacen las víctimas y no con quien perpetúa el delito.
Pero no es la primera vez que uno de los diarios más leídos del país incurre en este tipo de bajadas que poco tienen que ver con ser responsables a la hora de informar. Melina Romero, para ese diario, merecía lo que le había sucedido. «Una fanática de los boliches que abandonó la secundaria» es ya un titular clásico que inclusive se usa en talleres para enseñar qué cosas no hay que hacer si sos periodista.
En las redes el tema genera rabia y las feministas intentan que, al viralizarse el horror, la nota sea al menos corregida. Pero eso aún no sucede.
Para entender por qué aún continúan perpetúandose este tipo de acciones estigmatizantes, Filo.News habló con la periodista de Página 12 Mariana Carbajal, Florencia Alcaraz, una de las directoras de Latfem y Stefania Chernov, periodista de La Nación.
Por mi culpa, por mi culpa, por mi gran culpa
«Melina Romero era para el principal diario argentino una adolescente descartable. Ahora a esta niña la violaron por estar donde no debía estar. La mirada sobre la violencia machista y quiénes la ejercen, no existe en esa nota», sostiene Carbajal.
La nota que responsabiliza a la víctima de su propia muerte aún continúa en el sitio con el título intacto.
¿Pero por qué la perspectiva de género se ausenta en los grandes diarios? «En Clarín hay excelentes colegas con perspectiva de género y enfoque de derechos como Mariana Iglesias, pero ese periodismo por el cual trabajamos no está jerarquizado ni valorado», responde la periodista de Página.
Una de las cuestiones claves a la hora de hablar de periodismo es entender que la selección de palabras y su utilización, son importantísimas para dar la noticia. No es lo mismo titular «Le robaron a una familia cuando estaba de vacaciones» que «por irse de vacaciones, una familia fue desvalijada». ¿Se informa el mismo hecho? Sí, pero la carga de las palabras apunta a que si te vas de vacaciones serás la responsable del robo.
Por su parte, Stephanie Chernov, sostiene que «hay que tener mucho cuidado con el abordaje de estas temáticas que requieren de un tratamiento con perspectiva de género, y que en definitiva consiste en ser responsables como comunicadores».
Para Alcaraz, este tipo de notas no son errores sino mensajes claros. «En los medios hegemónicos se sigue viendo el odio a las mujeres, ya no es sexismo, es directamente misoginia. Y la forma de encubrir a los varones queda evidenciada en la construcción de ese primer párrafo. No hay nada más corporativo que el patriarcado y la forma en la que está escrita esa nota así lo muestra».
Periodistas a estudiar
Si bien hay cada vez más comunicadores que trabajan con perspectiva de género en todos los medios, ¿son las estructuras gigantes de algunos diarios las que permiten que muchos redactores que no pasan ese filtro escriban este tipo de notas? «Creo que las periodistas feministas en varios medios estamos alentando que se generen espacios de charla y debate para que quienes deseen y estén abiertos a modificar los hábitos de comunicación lo puedan hacer. Por ejemplo, cuando hay dudas sobre un título lo consultamos entre varias personas para asegurarnos de no cometer un error y generalmente no hay resistencias», opina Chernov.
Por su parte, Florencia Alcaraz indica: «Las mujeres representan el 61.5% de quienes egresan de carreras relacionadas a la comunicación. Pero según un estudio de la Asociación civil Comunicación para la igualdad, el 70% de los trabajadores de medios son varones. Pero el problema no es solo quiénes hablamos, sino de quiénes: según la WACC (Asociación Mundial para la Comunicación Cristiana), en 2015 en América latina el promedio de mujeres ´sujetas´ de las noticias fue del 29%. Ni hablamos las mujeres ni hablan de nosotras».
Ser consientes de lo que generan este tipo de coberturas es una de las cuestiones necesarias para entender la responsabilidad a la hora de contar historias. Para Carbajal: «Estos horrores contribuyen a crear un sentido común que pone la responsabilidad en las mujeres sobrevivientes de violencias machistas de las propias violencias que padecen».
Por su parte, Chernov indica que «al utilizar opiniones personales, como ´el debió estar allí´ en alusión a dónde tenía que estar la menor para no ser violada o dar detalles escabrosos no solo perpetuamos y reproducimos la violencia, sino que se le endilga la responsabilidad a la víctima, y se la revictimiza».
Las capacitaciones de género en las redacciones son de urgente necesidad además de la presencia de voces femeninas en los medios, pero también lo son en otros ámbitos en donde se tejen y se construyen estas injustas realidades. «Es necesario que la formación especializada en género esté en las universidades, en los terciarios de comunicación y periodismo. Es necesario mover todas las fichas del tablero. Hoy ya no se dice ´crimen pasional´ pero continúan construcciones que demuestran el odio a las mujeres y las disidencias. Clarín tuvo que cambiar parte de su nota en la web por el repudio en las redes sociales», comenta Alcaraz.
La buena salud de la cultura de la violación
«Es una de las primeras enseñanzas en la cobertura de estos casos es no culpabilizar a las víctimas. Esa idea que Clarín sostiene remite al ´Algo habrán hecho´que pretendió imponer la última dictadura cívico militar para justificar la desaparición de personas. Nada justifica la violencia machista. La responsabilidad es de quien ejerce esa violencia. Nunca de la víctimas», sentencia Carbajal.
Estos eventos no sólo suceden en nuestro país. En España, por ejemplo, el ataque de cinco hombres («La manada») acusados de violar en grupo a una joven de 18 años, que fueron condenados por abuso sexual pero absueltos del delito de violación, también tuvieron un manto exagerado de presunción de inocencia por parte de los grandes medios. «Arruinaron la vida de esos jóvenes», rezaban varios diarios españoles.
Tiene 14 años y la violaron entre 5, pero ella tiene la culpa. pic.twitter.com/bZCn7ngtSi— 💚 Ingrid Beck 💚 (@soyingridbeck) 2 de enero de 2019
¿Dime cómo informas y te diré qué sociedad tienes?
El debate de cómo se cuentan las noticias late en el corazón del periodismo y si bien este tipo de coberturas que actúan como juez salen de un profesional de la comunicación, también son parte de un sistema y una sociedad que vive culpabilizando a las mujeres abusadas y/o acosadas.
La pregunta entonces es, ¿los medios son un reflejo del mundo en el que vivimos o son en parte responsable del sistema? «Lo que pasa es que un hecho fáctico, como una violación de una menor, llega a la sociedad procesada por la opinión de un periodista que no tomó los recaudos necesarios a la hora de comunicarlo y esa nota pasó otros filtros que tampoco lo detectaron. Creo que los medios son formadores de opinión, pero del otro lado también hay un pensamiento crítico y lo que llega a las casas muchas veces se discute y se cuestiona», opina Stephanie.
«La sociedad es machista pero los medios y los sindicatos son dos espacios en los que más resistencia hay al avance del feminismo», comenta Alcaraz y finaliza: «Creo que hay ahora un neo patriarcado, un neo machismo, que parece más sutil pero nosotras estamos pillas, no les vamos a dejar pasar una».
FILO NEWS
PUBLICADO EN LANUEVACOMUNA.COM