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MEMORIA & DDHH

El padre de Natalia Melmann recibe amenazas e intimidaciones mafiosas

El domingo 22 de septiembre, Gustavo Melmann llegó a su departamento en la zona de Tribunales alrededor de las 00:30 horas y se encontró con una escena alarmante: la puerta había sido forzada y los ambientes estaban completamente desordenados. Gustavo, padre de Natalia Melmann, la joven de 15 años asesinada en 2001 por policías en Miramar, no podía creer lo que veía. La cerradura había sido violentada, la puerta estaba entreabierta, y el desorden en su hogar era evidente: cajones abiertos, mesas de luz revueltas, armarios desordenados y el colchón tirado en el suelo. Con temor y desesperación, revisó primero que no hubiera nadie dentro de la casa y luego empezó a verificar si le faltaba algo. Rápidamente se dio cuenta de que le habían robado una notebook, una tablet, dos remeras y un par de zapatillas nuevas que su hija le había regalado hacía apenas una semana para su cumpleaños número 69.

Mientras llamaba al 911 para solicitar ayuda, continuó inspeccionando el lugar. En un momento, se detuvo frente a una cajonera cerca de la entrada, donde los delincuentes habían dejado dos corbatas atadas en forma de lazo. La primera imagen que le vino a la mente fue la de su hija, quien fue estrangulada con los cordones de sus zapatillas. Gustavo interpretó esto como un mensaje mafioso. Se preguntó qué tipo de ladrón se tomaría el tiempo para sacar dos corbatas de un armario, atarlas y dejarlas en un lugar tan visible. “No sé, se me pasó por la cabeza algo así como ‘callate o te vamos a silenciar de la misma forma en que ahorcamos a tu hija’, te lo juro”, reflexionó.

Este no ha sido el único incidente intimidatorio que ha enfrentado Gustavo. «Me dijeron: ‘A mí me gustan los platos fríos, se disfrutan más. Cuando salga de la cárcel, te voy a matar'», relató Melmann, recordando las palabras del suboficial Ricardo Suárez, condenado por el asesinato de Natalia. Este encuentro sucedió durante un trámite judicial, cuando ambos se quedaron solos. Suárez, ex policía bonaerense, cumple condena a perpetuidad en el Penal de Batán, donde, según Gustavo, tiene privilegios.

La situación de Melmann se agrava ya que recientemente, uno de los policías condenados, Ricardo Anselmini, recibió el beneficio de salidas transitorias. La Cámara de Apelaciones en lo Penal de Mar del Plata concedió este permiso basándose en el tiempo cumplido de la condena y los informes positivos del Servicio Penitenciario Bonaerense. Gustavo está preocupado porque otros condenados también podrían obtener beneficios similares, y lo único que él reclama es que cumplan sus sentencias completas.

Además del robo reciente, Gustavo recordó que en 2018 sufrió un hecho similar, también coincidiendo con un momento clave en el juicio contra uno de los policías condenados. Para él, no se trata de simples coincidencias, sino de advertencias para que deje de hablar del caso de su hija. Gustavo, aún devastado por la brutal muerte de Natalia, continúa luchando por justicia y espera que las autoridades revisen las cámaras de seguridad cercanas para identificar a los responsables del robo.

Con información de Infobae

Publicado en lanuevacomuna.com

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