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MEMORIA & DDHH

El nieto restituido es hijo de una azuleña

Con inmensa alegría, las Abuelas de Plaza de Mayo anunciaron el hallazgo de un nuevo nieto. Se trata del hijo de Marta Enriqueta Pourtalé y Juan Carlos Villamayor, nacido en diciembre de 1976. Con este caso, ya son 138 las identidades recuperadas en estos 47 años de incansable búsqueda por la verdad y la identidad.

La familia

Marta Pourtalé nació el 5 de mayo de 1946 en Azul, provincia de Buenos Aires. Juan Carlos Villamayor, por su parte, nació el 28 de abril de 1955 en la Ciudad de Buenos Aires.

Juan Carlos fue criado junto a su hermana por su madre, tras la muerte de su padre cuando él apenas tenía un año. La familia vivía en José León Suárez. Desde los 11 años trabajó en una zapatería de Boulogne y fue Boy Scout. Sus conocidos lo recuerdan como una persona solidaria, sensible y con mucha iniciativa. Amaba la música, tocaba la guitarra, admiraba a Pappo, Spinetta y los Rolling Stones, y era un apasionado de River Plate. Trabajó en Fargo y Colorín, donde le decían «Negrolín».

Tenía 17 años cuando conoció a Marta, quien era de Azul y había estudiado profesorado de Historia en el Colegio Normal de su ciudad. Marta trabajó como administrativa en distintos empleos, siendo el último en Entel. Ella, mayor que Juan Carlos, tenía ya un hijo, Diego Antonio, de una relación anterior. Cuando Juan Carlos cumplió 21 años, le dio su apellido a Diego.

La pareja militaba en Montoneros. A ella la conocían como «La Negra» o «María», mientras que a él también lo llamaban «Ricardo» o «El Negro».

El 10 de diciembre de 1976, ambos fueron secuestrados en su domicilio en la Ciudad de Buenos Aires por un operativo de civiles armados. Marta estaba embarazada de ocho meses y medio. La pareja fue vista en el centro clandestino de detención ESMA, donde se presume que nació el nieto 138. En ese lugar se registraron más de 30 nacimientos. Marta y Juan Carlos planeaban llamar Soledad o Manuel al bebé que esperaban.

La búsqueda

Tras el secuestro, María del Carmen Villamayor, hermana de Juan Carlos, y su madre, Carmen Antonia Morinigo, iniciaron un arduo camino en busca de respuestas: presentaron hábeas corpus, recorrieron tribunales y cárceles, pero sin éxito.

En septiembre de 1979, Carmen logró denunciar el caso ante la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH), que visitó el país para documentar las violaciones a los derechos humanos durante la dictadura. En una ampliación de esa denuncia, Carmen escribió: «En la carta que les entregué personalmente en septiembre pasado denuncié la desaparición de mi hijo Juan Carlos Villamayor y de mi nuera Marta Enriqueta Pourtalé (…) Ella en el momento que desapareció estaba embarazada de ocho meses y medio por lo cual queremos saber, como imaginará, qué fue del bebé».

Por el lado materno, el tío Pedro Pourtalé recibió una llamada de la Comisaría de Villa Ballester para buscar a un niño de cuatro años, Diego, quien había sido abandonado allí. Sin embargo, no le proporcionaron información sobre Marta ni Juan Carlos. Pedro, junto con su madre, se hizo cargo de criar al niño y más tarde denunció el caso ante la CONADEP.

Diego siempre supo que esperaba un hermanito. De pequeño, hizo un dibujo de su familia que incluía al bebé. Ya adulto, continuó la búsqueda desde el grupo de familiares que apoyan a Abuelas.

El caso

En 1988, Abuelas denunció la posible existencia de un niño hijo de desaparecidos. Desde 1999, la CoNaDI inició una investigación del grupo familiar Villamayor-Pourtalé. A partir de esa reconstrucción, el Banco Nacional de Datos Genéticos (BNDG) incorporó muestras biológicas de los familiares. Paralelamente, un joven que fue convocado por la justicia aportó su muestra de ADN, la cual fue cotejada en el marco de la causa 188/2000, impulsada por Abuelas.

Gracias al esfuerzo conjunto de Abuelas, la CoNaDI y el BNDG, y con el apoyo de la jueza María Romilda Servini de Cubría, se lograron recopilar datos clave. Ayer, el juez Daniel Rafecas informó al nieto 138 el resultado del análisis genético, permitiendo la restitución de su identidad.

La verdad siempre triunfa

Este hallazgo es un recordatorio del impacto del terrorismo de Estado en el presente y de la importancia de las políticas de derechos humanos para que los crímenes de lesa humanidad no se repitan.

La CoNaDI y el BNDG resultaron fundamentales en este caso. Sin embargo, la Secretaría de Derechos Humanos enfrenta un contexto crítico de recortes presupuestarios que ponen en riesgo su continuidad.

El crimen de apropiación es una de las aberraciones más evidentes de la dictadura: mantener con vida a mujeres embarazadas en condiciones inhumanas para luego arrebatarles a sus hijos y suplantar sus identidades. Cada restitución es un paso hacia la justicia y la verdad.

Hoy celebramos el reencuentro del nieto 138 y reafirmamos nuestro compromiso para seguir buscando a los 300 nietos y nietas que aún nos faltan.

Agradecemos a quienes nos acompañan en esta lucha y abrazamos al hijo de Marta y Juan Carlos, deseando que pueda construir un lazo de amor con la familia que nunca dejó de buscarlo.

Con información de Dirario El Tiempo

Publicado en lanuevacomuna.com

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