El lúcido consultor Artemio López compartió ayer una imagen que impacta en el mundo del peronismo ya que refleja su actual grado de diversidad. Mucho para analizar.
En la Argentina de los mil matices, donde cada mate se toma con una dosis distinta de peronismo, un nuevo mapa viral volvió a confirmar lo que ya sabíamos: el peronismo no es un partido, es una constelación ideológica, sentimental, sindical, territorial y mística, todo al mismo tiempo.
La imagen que circula por redes sociales representa un universo tan amplio como contradictorio, donde conviven —sin aniquilarse, o al menos sin romper alianzas— desde los “Cristinistas del 2025” hasta los “Gordos Reforma Judicial”, pasando por “Los que votaron a Lammens” y “Los que extrañan a Rucci”. Un verdadero rompecabezas tricolor de identidades militantes que, como diría Discépolo, va “desde el pepino hasta el camembert”.
🔴 El corazón caliente: la izquierda popular y emocional
En el cuadrante superior izquierdo, arde la pasión militante. Aquí no se negocia con la embajada ni se duda del legado de Néstor, Hebe o Chávez. Son los “Tardo-maduristas”, los “Camporistas”, los “Xiistas” y los “Gordos de YPF”. También están los fans del Indio y los nostálgicos de Aerolíneas con servicio de mesa.
Los “Destapistas” y “Evitistas”, con fuerte impronta emocional, reclaman justicia social, aunque sea desde una app de delivery. Son los guardianes de la mística, muchas veces acusados de no bajar al barro… salvo que el barro sea cultural.
🟩 El subsuelo verde de la patria movilizada
Más abajo, en un verde esperanzado, encontramos la base social organizada: “Curas Villeros”, “Piqueteros K”, “Movimiento Evita” y “Graboisistas”. Son los que ponen el cuerpo en los barrios, los comedores y en la calle.
También habitan aquí los “Cristinistas del 2011, 2015 y 2019”, en orden cronológico descendente, como si fueran capas geológicas del amor K. Un rincón habitable donde todavía se cree que “la patria es el otro”, aunque el otro haya cambiado de número de WhatsApp.
🟦 La tradición azul, entre el atril y la botonera
A la derecha, el mapa se tiñe de celeste: el peronismo sindical, clásico y realista. Aquí está la CGT-atril, los “Ruccistas”, los “Barrionuevistas” y los “Hugomoyanistas”. Figuras que aún creen que el futuro está en las paritarias… o en una buena rosca.
Los “Peronistas JaJa” conviven con los “Massistas”, los “Ritonddistas” y los “Randazzistas”, demostrando que el peronismo puede ser todo, incluso lo opuesto, siempre que haya una mesa larga y una boleta corta.
🟨 Amarillo Macrista: los arrepentidos y los tecnoperonistas
En la zona amarilla del mapa, el peronismo muta: se vuelve institucional, lavadito, con Excel y PowerPoint. Son los “Albertistas”, “Sciolistas” y “PJ Capital”. También aparecen mutantes raros: “Fans de Obama”, “Peronistas que leen los informes de PxQ” y hasta “Peronistas cripto”.
Más abajo aún, el delirio llega a su clímax con los “Lulemenistas”, “Menemistas”, “Fans de la CIA” y los “Arrepentidos de no haber votado a Larreta”. La frontera de lo peronista se vuelve borrosa: ¿Sigue siendo peronismo o es otra cosa con una fotocopia del escudo?
¿Qué revela este mapa?
Aunque satírico, el mapa funciona como un espejo (de esos deformantes, sí, pero reveladores). Muestra que el peronismo no es uno, ni quiere serlo. Su potencia está, precisamente, en su caos estructurado, en su habilidad para encarnar lo que haya que encarnar: desde la revolución hasta la gobernabilidad.
Alguien podría decir que es un movimiento que se traiciona a sí mismo cada cuatro años. Otro, que es la única fuerza verdaderamente federal y popular que queda. Lo cierto es que, como siempre, el peronismo está en movimiento, y ese movimiento muchas veces desconcierta a sus propios votantes.
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