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LA ERA MILEI

El dólar a los tumbos no logra consolidar el carry trade que impulsa el Gobierno

El lunes, el Ejecutivo no logró su cometido de empujar al dólar hacia el valor mínimo de la banda de flotación, nivel en el que, según había anunciado el presidente Javier Milei, se comenzarían a acumular reservas. Aunque en el arranque de la jornada el tipo de cambio mayorista llegó a los $1.065, finalizó el día en alza y cerró en $1.095, todavía por debajo del llamado “dólar blend” vigente antes del pacto con el FMI.

Todo indica que se están agotando los ingresos provenientes del retraso en la liquidación de exportaciones previo al acuerdo con el Fondo Monetario Internacional. Al mismo tiempo, todavía no aparecen los flujos que el Gobierno esperaba captar mediante la denominada “bicicleta financiera”, es decir, la toma de deuda de empresas y la llegada de capitales especulativos que, en esta nueva etapa, deberán permanecer al menos seis meses en el país.

La volatilidad del mercado cambiario dejó al descubierto dos fuentes de inquietud:

Considerando el valor de cierre (y no el promedio oficial del BCRA conocido como dólar A3500), las tasas de los contratos a futuro no ofrecen márgenes suficientemente atractivos para lanzarse al carry trade. Dependiendo del mes, el resultado puede ser positivo o negativo.

Con semejantes vaivenes en la cotización durante el mismo día, existe el riesgo de que, si no se regula adecuadamente el cierre del mes, se termine beneficiando de forma discrecional a determinados jugadores del mercado de futuros.

El ministro de Economía, Luis Caputo, celebró la cotización en el piso con un mensaje en la red social “X”: “Dólar en 1.065 en este momento, por debajo del dólar oficial, previo a la salida del cepo. Habría que esperar una catarata de colegas y periodistas pidiendo disculpas por decirle a la gente que habíamos devaluado, pero seguramente no va a suceder. Una vez más, hicimos lo que dijimos que íbamos a hacer, y pasó lo que dijimos que iba a pasar”, escribió.

Sin embargo, más allá del entusiasmo del ministro, los análisis que circulan en empresas que evalúan tanto inversiones productivas como apuestas financieras, destacan que esta apreciación del peso genera una mejora ficticia en la capacidad de pago de compañías tanto públicas como privadas, pero que el contexto de alta volatilidad deja la puerta abierta a una reversión brusca del escenario.

Esa sensación de bienestar que produce el atraso cambiario —reflejada en el aumento del gasto turístico en el exterior o en la posibilidad del Gobierno de cubrir compromisos de deuda con superávit fiscal— en realidad disimula un rezago que, según coinciden varios informes, en algún momento tendrá que corregirse hacia niveles más consistentes con los históricos.

Este fenómeno también puede incentivar la compra de dólar ahorro si el precio al público cae cerca del límite inferior de la banda. Esto podría provocar el desarme de plazos fijos y el retiro de fondos de inversiones colectivas para volcarse a la adquisición de dólares líquidos, fácilmente accesibles hoy a través de los home banking de los bancos.

El oficialismo considera al tipo de cambio como una pieza clave para evitar una aceleración inflacionaria y apuesta a que mantenerlo cerca del piso de la banda contribuirá a una baja en los precios internos. Sin embargo, los formadores de precios toman en cuenta tanto el valor actual como la expectativa de devaluación futura, y esta última sigue siendo elevada y con un peso creciente.

“Al parecer, el Gobierno apuesta a que el carry sirva de puente para llegar a las elecciones con un tipo de cambio controlado, que permita estabilizar la inflación en niveles más bajos”, señala un informe del banco de inversión CMF, habitualmente alineado con la visión oficial. “En un escenario donde el tipo de cambio va hacia el piso de la banda, como espera el Gobierno, el espacio para hacer carry es notable, dando lugar a ganancias de dos dígitos en moneda extranjera para los próximos meses”, añade.

A pesar de este análisis, los activos financieros argentinos fueron golpeados por una jornada negativa en los mercados globales. Las acciones argentinas que cotizan en Nueva York sufrieron caídas de hasta el 7%, encabezadas por Cresud (-7,18%), Loma Negra (-6,43%) y Pampa Energía (-6,22%). También retrocedieron Transportadora Gas del Sur (-5,88%), Irsa (-4,92%) e YPF (-4,84%).

En el ámbito local, el índice S&P Merval también registró un fuerte descenso, con pérdidas cercanas al 13%. Las acciones más castigadas fueron Ternium (-12,79%), Aluar (-11,95%) y Loma Negra (-8,41%), seguidas por Transportadora Gas del Sur (-8,17%) y Pampa Energía (-7,60%). En total, el Merval retrocedió 5,98% y se ubicó en 2.047.644,00 puntos.

Los bonos también tuvieron una rueda inestable, con mayoría de bajas, y el riesgo país se mantuvo en ascenso, alcanzando los 720 puntos básicos y acercándose nuevamente a la barrera de los 700.

La Nueva Comuna

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