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EN NECOCHEA, PUERTO QUEQUEN

“Dios le da soja al que no tiene dientes” es el nuevo refrán que se escucha en el sur bonaerense

“Dios le da pan al que no tiene dientes”. El refrán popular se aplica perfectamente a lo que sucedió en la presente campaña sojera argentina, que pulverizó la producción en la zona de influencia del principal complejo oleaginoso para generar una cosecha aceptable en una región cerealera que no demanda poroto.

“La mejor cosecha de soja 2022/23 se dio en la región sudeste y parte del sudoeste de Buenos Aires, pero no hay compradores sobre Bahía Blanca y Quequén. Llueve sopa y productor con un tenedor”, indicó este martes el corredor Javier Buján.

Las compañías exportadoras localizadas en los puertos del sur bonaerense trabajan fundamentalmente con cereales (trigo, cebada y maíz), además de malta, que se envía en su mayor parte a Brasil. Los cargamentos de soja son circunstanciales.

Eso implica que para poder obtener pagos rápidos, en caso de querer vender soja para hacerse de liquidez, es indispensable realizar un flete hasta Rosario de 600 a 800 kilómetros, dependiendo de la zona, lo que resta atractivo a la operación con los precios actuales de la soja.

Existen otras alternativas comerciales, pero con plazos de pago de 20 a 30 días, algo extremadamente riesgoso de realizar en la actual coyuntura económica y cambiaria presente en el país.

En la desastrosa campaña 2022/23, el rinde promedio de la soja argentina a nivel nacional fue de 15,4 qq/ha, según datos de la Bolsa de Cereales de Buenos Aires. En la región Sudeste la media se ubicó en 23,8 qq/ha, mientras que el segundo lugar fue para el NEA con 21,1 qq/ha.

En la zona núcleo pampeana, tradicional abastecedora de soja de la industria aceitera presente en la zona de influencia de la ciudad de Rosario, el rinde medio este año no superó los 17 qq/ha. Un espanto.

Bichos de Campo

Publicado en lanuevacomuna.com

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