Mucha soberbia y poca seriedad
De pronto, todo se asemejó a una asamblea de centro de estudiantes. Hasta pareció que todo estuvo perfectamente planeado por algunos para que el periodista agredido no pudiera brindar su testimonio formal ante los concejales. La cosa fue así…
En la mañana de este martes 25 de marzo, el Honorable Concejo Deliberante (al fin) pudo escuchar de boca del comunicador social Gabriel «Pinino» Izzo los sucesos de violencia de los que fue víctima el pasado lunes 10. Fue en una audiencia de la Comisión de Derechos Humanos convocada al efecto.
La expectativa estaba en la actitud que tomaría el agresor, el concejal Alberto Esnaola, luego de que el hecho tomara amplia trascendencia a pesar del silencio de la «prensa oficial». El caso de un periodista agredido por un concejal (lo tomó del cuello con las dos manos, profiriéndole amenazas), no es un hecho menor, máxime cuando el motivo fue el enojo por una crítica desde un programa radial.
Al respecto y por cuerda separada a lo que ocurre en el deliberativo, la denuncia en la UFI ya está radicada desde la semana pasada por agresiones y amenazas contra Esnaola, quien en estos días recibirá en su domicilio la cédula de notificación correspondiente. Asimismo, la prestigiosa entidad que monitorea la libertad de expresión a nivel nacional FOPEA (Foro de Periodismo Argentino) emitió una declaración solidarizándose con el comunicador, repudiando la violencia y convocando a la concordia.
Había que «pudrir» la reunión
El encuentro comenzó sin la presencia de los concejales del radicalismo. Recién una hora más tarde de empezada, y luego de que ingresaran los representantes del Sindicato de Prensa (SIPRENE), Gonzalo Diez y Alberto Esnaola salieron de detrás de su oficina y se sentaron con el resto de los presentes.
Fueron y vinieron los reproches y las chicanas. Hasta hubo intentos de recomponer, merced a la mediación y llamado a la cordura de varios ediles, entre ellos del propio presidente del HCD, Pablo Aued.
Casi como un acto fallido, Diez anunció lo que se venía: «esto es una estudiantina, esto es una estudiantina» comenzó a vociferar sacado. Junto con Esnaola, mantuvieron una posición de inusual intolerancia, rechazando con argumentos falaces los hechos, armando un escandalete propio de un centro de estudiantes y coronando el «acting» con un sonoro retiro del encuentro. En la «facultad», eso se llama «pudrir» la reunión. Y se terminó el diálogo.
Evidentemente, todo esto pone incómodos a muchos. Los propios concejales señalaron que no se tomará una actitud corporativa con este tema, dando a entender que se sancionará a Esnaola si corresponde. La comunidad observará si, efectivamente, habrá o no una actitud corporativa para encubrir el hecho.
Con mucha soberbia y poca seriedad, al final, el concejal se fue dando un portazo y dejó a «Pinino» hablando solo: «me hubiese gustado que esté ahora escuchando, poder escucharnos y estrecharnos la mano…».
Alfredo Barros / LANUEVACOMUNA.COM