
Jorge Horacio Foulkes (Coco o Cocorolo)
Jorge Horacio Foulkes nació el 30-1-55 en Tres Arroyos. Estudió en la Escuela de Periodismo de La Plata y una vez recibido, comenzó su carrera periodística en la ciudad de Buenos Aires. Fue corresponsal de algunos medios de la zona de Tres Arroyos y Necochea, entre otros. Comprometido, denunció junto a otros colegas, las atrocidades que estaban sucediendo en la ESMA. Pero su vida se truncó muy joven: a los 23 años fue secuestrado y desaparecido.
Denuncia su secuestro su madre:Beatriz Sara Dinse (DNI 11.599.059. CI 2.951.871. CONADEP 1912, declaración 1832) Mªa Cristina Tortti declara en La Plata el 22-11-76 estuvo en el Banco y fue trasladado).
Vivían en Córdoba 3239, 5º F. Secuestrados el 24 de febrero de 1978.
Porque supimos de tu lucha inquebrantable, tu tesón y tu alegría en el periodismo, en la militancia y en la vida. No olvidamos, no perdonamos, no nos reconciliamos. Tu mamá, tus hermanas y tu compañera.
Jorge Horacio Foulkes, era alto, corpulento, con rasgos que no ocultaban su origen dinamarqués y de un humor agridulce. Sus amigos de Tres Arroyos lo conocían como Cocorolo, nosotros en las aulas de la vieja casona de la Escuela Superior de Periodismo de la Universidad de La Plata, lo llamábamos Coco, allá por 1975. Hoy es una línea en la lista de 101 compañeros del gremio de periodismo desaparecidos y un recuerdo imborrable para quienes compartimos las expectativas veinteañeras y no por eso poco comprometidas, de ser periodista y militante. Por eso le dedicamos estas líneas como parte de la tarea de reconstrucción de la memoria sobre los compañeros que nos arrancó la dictadura.
Tenía 23 años cuando en febrero o marzo de 1978 lo secuestraron en las cercanías de Av. Pueyrredón y Av. Córdoba, en Capital Federal. La denuncia de su desaparición ante la CONADEP lleva fecha 17.03.78. Su padre pidió ayuda a su primo, Raúl Alfonsín, para ubicarlo, amén de presentar los infructuosos habeas corpus y buscarlo junto a su madre Beatriz Sara Densin por todos los rincones, pero nada se supo de él. En 1983, su padre Jorge Foulkes fue electo intendente de Tres Arroyos y una de las banderas de su campaña fue el reclamo de juicio y castigo para los responsables de las desapariciones.
Jorge Horacio Foulkes había nacido el 30 de enero de 1955, en la ciudad bonaerense de Tres Arroyos. Egresó a principios de los 70 del colegio Nacional de Tres Arroyos y se trasladó a la ciudad de La Plata, donde cursó la carrera de periodismo en la entonces Escuela Superior de Periodismo de la Universidad Nacional de La Plata, de 10 y 54. En los últimos años de cursada se desempeñó como ayudante alumno de la cátedra de Redacción I. De aquella época de estudiante se conserva una revista que armó artesanalmente sobre el Golpe de Pinochet en Chile, para un trabajo práctico. Una vez finalizada la carrera en La Plata, se vino a vivir a Buenos Aires en 1977. Fue increíble su alegría el día que me dijo «conseguí trabajo en periodismo». LU.24, Radio Tres Arroyos lo había contratado para recibir telefónicamente la cotización de los granos desde la Bolsa de Cereales. También cubrió la tradicional Feria de la Rural de Buenos Aires para La Voz del Pueblo, de Tres Arroyos. Estas fueron sus primeras armas en el periodismo que comenzó a ejercer sobre temas agropecuarios porque su ciudad de origen está íntimamente ligada a la actividad rural.
En las vacaciones de verano, cuando era estudiante, ayudaba a su padre, que era químico, a fumigar campos desde una avioneta. Sin embargo, su tema predilecto era la política. Admiraba la prosa de Arlt, y su libro de cabecera en materia de entrevistas era Personas y personajes, de la uruguaya María Ester Giglio, editado por De la Flor, mientras que con respecto a Reportaje al pie del patíbulo, de Julius Fucik, decía Coco en una dedicatoria: «Hay encerrada en este montón de páginas amontonadas, una hermosa y fresca lección de vida. Me gustaría, de corazón, que encuentres en ella, lo mismo que encontré yo. Firmado ya sabés quién y con cuanto cariño y ternura». 23 XII 76.
Le gustaba leer a la tira humorística de Clemente creada por Caloi que se publicaba en la contratapa del diario Clarín. Se había comprado una radio Spika con su primer sueldo, obtenido en el trabajo con su padre. Me recomendaba poner atención en la posición política que guiaba mi texto, porque aseguraba que cuanto más clara tuviera mi posición de clase mejor resultaría mi trabajo. Tenía un cariño muy grande por su abuela «La Dinamarquesa» como él la llamaba, Según me supo transmitir, se trataba de una mujer con una autodeterminación muy grande, y cariñosa a su manera, esa manera que tuvieron las mujeres que emigraron de sus países a principios de siglo XX desafiando el desarraigo para poder echar cimientos en nuevas tierras junto a sus compañeros e hijos, tarea nada fácil.
En Buenos Aires intentó reunir información acerca de las medidas económicas y las atrocidades que cometió la dictadura, desde las persecuciones a la censura. Editó un boletín, junto a un grupo de compañeros militantes para difundir estas noticias y unir a los periodistas democráticos contra el fascismo, en la tarea de resistir con sus viejas Olivetti a un poder omnímodo y salvaje. En sus páginas se hablaba del negocio de los milicos en la construcción de las autopistas de la Capital Federal, y de los primeros testimonios de torturas sufridos por los prisioneros de la ESMA que llegaban a sus manos en papelitos bien doblados, para nombrar algunos de los temas que permanecen en el recuerdo.
Es muy posible, no está confirmado, que Coco y un grupo de militantes del Partido Comunista Marxista Leninista de orientación maoísta que desarrollaba esa tarea de contra-información, síntesis y recortes de diarios, recolección de información de casos de represión y secuestros, actos de censura, entre otros temas hayan formado parte de la actividad cotidiana de la Agencia Clandestina de Noticias (ANCLA) fundada por Rodolfo Walsh. Y decimos que es posible porque el trabajo en la clandestinidad y la resistencia no siempre permitía conocer las estructuras más grandes. Esta es una presunción que se afirma en la coincidencia de la revitalización de los trabajos de Coco en julio de 1977, días antes de iniciarse la segunda etapa de ANCLA después de la muerte de Walsh, según testimonio de Lila Pastoriza acerca de la segunda etapa de la agencia, en el libro ANCLA de Natalia Vinelli: «la reaundación de los servicios de la agencia en agosto de 1977, a cargo de Horacio Verbitsky -entre otros que prefieren mantener el anonimato- que duró unos meses más», según afirma Lila Pastoriza.
Muchos años después de su desaparición organismos de los derechos humanos de Tres Arroyos inauguraron la Plaza de la Memoria plantando 32 árboles, uno por cada desaparecido de la ciudad. Hay un árbol que tiene su nombre.
Su madre, Beatriz Sara Densin (o Diesen) que vive en Tres Arroyos, recibe habitualmente la visita de escolares que preparan trabajos sobre derechos humanos en sus escuelas y contestó entrevistas telefónicas de estudiantes de la ahora Facultad de Periodismo de la UNLP que trabajaron para reconstruir la memoria acerca de los desaparecidos de la vieja escuelita de Periodismo de La Plata.
Coco ya no está con nosotros físicamente pero vive en ese árbol de su ciudad natal, en cada pibe que hace un trabajo sobre derechos humanos y memoria que llega hasta la casa de Doña Beatriz, en cada estudiante de la ahora Facultad de Periodismo de la UNLP que buscó una foto, escribió un cartel o hurgó en los pliegues más dolorosos y heroicos de la lucha por la libertad. Coco vive en cada periodista que resiste y combate la opresión de su pueblo.
Lic Beatriz Blanco, Buenos Aires, 2001
http://memorialmagro.com.ar/node/80