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INTERNACIONAL

Casi 54.000 fallecidos en Gaza y la ONU advierte sobre una “tierra devastada”

A pesar de los reiterados llamados de la comunidad internacional y las advertencias sobre una crisis alimentaria, Israel continúa con los ataques sobre la Franja de Gaza. Una vez más, fue bombardeada una escuela que servía como refugio para cientos de personas desplazadas. La FAO advirtió que el territorio es cada vez más inhóspito: menos del 5% de su superficie es utilizable para el cultivo.

El saldo de la ofensiva
Los bombardeos del lunes dejaron al menos 81 muertos más en Gaza, elevando la cifra total de víctimas fatales a 53.977, con 122.966 heridos desde el inicio de la ofensiva israelí. En paralelo al avance militar, crecen las preocupaciones por la seguridad alimentaria y la viabilidad del enclave: menos del 5% de las tierras pueden cultivarse, mientras que en Jerusalén, manifestantes israelíes exigieron profundizar el desplazamiento de la población palestina.

La agencia Al Jazeera, citando al Ministerio de Salud de Gaza, informó las cifras del día y remarcó que “miles de cuerpos permanecen bajo los escombros” de edificios destruidos, por lo que la cantidad de muertos podría ser considerablemente mayor a la reportada oficialmente.

Una tierra al borde del colapso productivo
De forma simultánea, la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) alertó que menos del 5% de la tierra gazatí es cultivable y accesible, agudizando el riesgo de hambruna. Según sus datos, más del 80% de las zonas agrícolas resultaron afectadas por los ataques —unas 12.537 hectáreas de un total de 15.053—, mientras que el 77,8% se encuentra fuera del alcance de los agricultores, lo que deja tan sólo 688 hectáreas disponibles, un 4,6% del total.

“Esto no es sólo una pérdida de infraestructura: es un colapso del sistema agroalimentario de Gaza y de sus recursos vitales”, expresó Beth Bechdol, directora general adjunta de la FAO, en declaraciones reproducidas por Reuters. También advirtió que la destrucción de tierras cultivables, invernaderos y fuentes de agua ha paralizado completamente la producción de alimentos.

Bechdol lamentó que las infraestructuras que “una vez proporcionaron alimentos, ingresos y estabilidad a cientos de miles de personas hoy están en ruinas”, y concluyó: “La reconstrucción requerirá una inversión masiva y un compromiso sostenido”.

Daños visibles desde el espacio
Imágenes satelitales publicadas por el Centro de Satélites de la ONU (UNOSAT) revelaron que el 71,2% de los invernaderos en la Franja presentan daños. El área más afectada es Rafah, al sur del territorio, donde el 86,5% de estas instalaciones están destruidas. En diciembre pasado, ese porcentaje era del 57,5%. En cuanto a los pozos, el 82,8% sufrió daños hasta abril, frente al 67,7% registrado en diciembre.

A comienzos de 2025, la FAO ya había calculado que las pérdidas en el sector agrícola ascendían a 835 millones de dólares en daños y a 1.300 millones en pérdidas económicas. Antes del conflicto, la agricultura representaba el 10% del PBI del enclave y sostenía a más de 560.000 personas, entre agricultores, ganaderos y pescadores.

Tensiones en Jerusalén
En paralelo, una manifestación multitudinaria se realizó en Jerusalén Este, en conmemoración de la ocupación israelí de esa parte de la ciudad en 1967. La jornada terminó en disturbios cuando extremistas de derecha agredieron a palestinos, periodistas y manifestantes israelíes.

La denominada “Marcha de las banderas”, celebrada durante el llamado “Día de Jerusalén”, coincidió con lo que el pueblo palestino recuerda como la “Nakba” —palabra árabe que significa “catástrofe” o “desastre” y remite al éxodo forzado de 1948 tras la creación del Estado de Israel—. En esta ocasión, varios asistentes corearon: “Sin Nakba no hay victoria”.

Poco antes, el ministro de Seguridad Nacional, Itamar Ben Gvir, había visitado el complejo de la mezquita de Al Aqsa, un sitio históricamente sensible en el conflicto palestino-israelí. Según testigos citados por Reuters, en la Ciudad Vieja comenzaron los incidentes cuando grupos de jóvenes israelíes atacaron a los pocos comerciantes palestinos que aún no habían cerrado sus negocios y agredieron a activistas de izquierda y periodistas.

Durante los disturbios, se escucharon gritos como “muerte a los árabes”, una consigna que muestra el clima de creciente radicalización en algunos sectores de la sociedad israelí.

Con información de El Destape

La Nueva Comuna

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