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MEMORIA & DDHH

«Cárcel común y perpetua, es lo único que me daría algo de paz», hija de militante desaparecida, a un día del veredicto del juicio

En el marco del juicio que se lleva adelante en los Tribunales Federales de Comodoro Py, por el asesinato de Rocío Martínez Borbolla, una de las miles de víctimas que dejó la dictadura civico-militar, mañana, miércoles 10 de agosto se realizará la lectura de veredicto

Bárbara García, hija de Borbolla, habló con cronica.com.ar sobre las expectativas que tiene con respecto al juicio, en el que los acusados del secuestro y desaparición de su madre serán juzgados.

«No pierdo las esperanzas. Quiero confiar en los jueces, yo necesito confiar, porque quiero vivir lo que me queda de vida», afirmó a este medio.

Por su parte, los acusados son el ex subteniente Emilio Pedro Morello quién perteneció al grupo de diputados nacionales del partido de Aldo Rico, al mismo tiempo, el ex subteniente Luis Alberto Brun. Junto con ellos, el ex subteniente Martín Eduardo Sánchez Zinny, el excabo 1° Osmar Andrade y el ex subteniente Horacio Linari.

Hasta el momento, el único que está en cárcel común es Osmar Andrade. En tanto, los demás fueron beneficiados con prisión domiliriaria, sin uso de tobillera eléctrónica.

En esa línea, al ser consultada sobre la sentencia que le devolvería «algo de paz», García respondió: «Yo espero cárcel común y perpetua».

Y agregó: «Sin Sánchez Sinny en cárcel común, mi vida va a seguir siendo un calvario, y estos tipos van a seguir ganando. Es lo único que me daría paz, y me haría decir ganamos, se hizo Justicia».

Sin embargo, dijo «no saber» lo que puede suceder en el juicio, ya que desde la primera audiencia, en noviembre pasado, «comenzó con el pie izquierdo», con «muchas irregularidades», acusó.

«Es el primer juicio que más irregularidades tuvo, con un tribunal muy complicado», sentenció García. Es que desde la primera audiencia ya tuvieron conflictos debido a que se les negó la transmisión de la apertura del juicio a la «Retagurdia», un medio que transmite todos los procesos judiciales, de lesa humanidad.

No obstante, la semana pasada se les informó a Barbara y a su hermano, que se les habría otorgado la presencialidad optativa a los acusados en la lectura del veredicto. «Estamos esperando que la presencialidad sea total y absoluta, no optativa. Los imputados tienen que estar en el recinto», afirmó Barbara.

Cabe destacar que el pasado viernes, 5 de agosto tendría que haberse realizado el veredicto final pero debió ser suspendido y postergado ya que los magistrados a cargo; Jorge Luciano Gorini, Rodrigo Giménez Uriburu y Javier Feliciano Ríos se vieron ocupados en la causa de «Obras Públicas» en la que está acusada la vicepresidenta Cristina Fernández de Kirchner.

La causa se armó en el 2010, tras una ardua investigación que se realizó a partir de la declaración de Hugo Trevi, un conscripto, quien reveló: «Yo no me puedo morir sin contar lo que pasó». Así lo que ocurrió esa madrugada de 1976, se materializó en lo que se llamó la «Masacre a la Imprenta San Andrés».

El juicio tuvo su comienzo en noviembre del 2021, donde se investigaron las torturas y desapariciones ocurridas entre los meses marzo y julio del año 1976, que tuvieron como víctimas a 37 militantes de la PRT (Partido Revolucionario de los Trabajadores), del PST (Partido Socialista de los Trabajadores) y la Juventud Guevarista donde fue incluida la progenitora de Bárbara y Camilo García, Rocío Martínez Borbolla, docente y una de las fundadoras del CTERA (Confederación de Trabajadores de la Educación de la República Argentina).

La noche del horror
La madrugada del 13 de junio de 1976 un grito de «¡Abran la puerta!» interrumpió la tensa tranquilidad de la noche. Eran efectivos del Ejército militar. Acto seguido, en una milésima de segundos, «tiraron la puerta abajo», de la casa monoblock situada en la planta baja de un barrio de trabajadores, de Haedo, donde vivía Barbara, junto a su mamá, la pareja de esta, y su hermano pequeño.

«Yo intenté escaparme por la ventana, pero no pude. No pudimos salir de nuestro cuarto en toda la noche», relató la entrevistada, quien también recordó que su hermano Camilo, de entonces 4 años, estaba inmovilizado por el pánico.

«Desde el cuarto escuchábamos los gritos de mi mamá que pedía por nosotros. Le decían ´asesina´´guerrillera´ ´hija de puta´, todas las barbaridades habidas y por haber», contó.

«Esa noche se la llevaron», sentenció. La casa quedó totalmente destrozada y desmantelada. «Robaron todo lo que había», expresó.

«A mi mamá se la llevaron y no supimos más de ella», dijo. Años después, precisamente en el 2010, gracias a una mega investigación que se llevó adelante, Bárbara supo que su mamá había sido secuestrada y abatida por el Regimiento 6 de Infantería de Mercedes. Sin embago, no supieron mucho más sobre su final.

«Yo siempre dije que iba a reconocer, si tenía delante mío, a la persona que estuvo esa noche en mi casa, que me pegó un culatazo en la pierna y me tiró al piso. La misma persona que jugaba con nosotros a ver si nos mataba o nos dejaba seguir con vida», relató Barbara, cuya afirmación se hizo realidad.

Es que a los 15 años le tocó declarar en la Comisión Nacional sobre la Desaparición de Personas (Conadep), donde fue sometida a un reconocimiento fotográfico, en el que pese al paso de los años logró reconocer a uno de los rostros que estaba presente el día que vio a su mamá por última vez.

«No dudé cuando señalé una de las fotos. Cuando dieron lectura y mencionaron a Martin Sanchez Sinny no había dudas que lo que yo había sostenido desde niña lo hice realidad», afirmó.

Crónica

Publicado en lanuevacomuna.com

 

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