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Bullrich balbucea al hablar e insiste con su versión del «accidente» en el caso del fotógrafo Pablo Grillo

El jefe de Gabinete, Guillermo Francos, puso en duda el accionar del fotógrafo que sigue peleando por su vida tras ser alcanzado por un proyectil disparado por Gendarmería durante la brutal represión del miércoles frente al Congreso. La ministra Bullrich «no habla porque sí», afirmó el funcionario, a pesar de que las evidencias han obligado incluso a medios afines al Gobierno como Clarín y La Nación a desmentir su versión.

Con el paso de los días y la aparición de más pruebas, la administración de Javier Milei se encuentra cada vez más acorralada en su intento de justificar la violencia desplegada contra una multitudinaria marcha de jubilados, hinchas de fútbol, militantes de izquierda y diversas organizaciones sociales. La represión dejó como saldo decenas de heridos, entre ellos un manifestante que perdió la visión de un ojo, más de un centenar de detenciones arbitrarias y el intento de homicidio del fotógrafo Pablo Grillo, quien sigue en estado crítico.

A pesar de la abrumadora cantidad de registros que evidencian la brutalidad de las fuerzas federales, el Gobierno insiste en minimizar los hechos. La ministra de Seguridad Patricia Bullrich justificó el accionar de los gendarmes asegurando que dispararon los proyectiles lacrimógenos en un ángulo de 45 grados, aunque numerosos videos muestran claramente que los disparos fueron realizados en línea recta. Si Bullrich afirma que los gendarmes actuaron correctamente y las imágenes muestran lo contrario, entonces la ministra está mintiendo deliberadamente.

Lejos de asumir responsabilidades, el Gobierno sostiene su relato negacionista. Si niegan que hubo 30.000 desaparecidos durante la dictadura y reivindican a genocidas, ¿por qué no negar también lo que está ocurriendo en la actualidad? En una entrevista con María O’Donnell en Urbana Play, Guillermo Francos repitió la versión oficial de que lo ocurrido con Grillo fue un «accidente» y que «no hay nada que revisar» en la política represiva del Gobierno.

«No hay una utilización fuera de lo que son los cánones normales para reprimir una manifestación violenta», aseguró el jefe de Gabinete. Y agregó: «Por supuesto que en este caso hubo un incidente que se produjo por circunstancias muy particulares, no deseadas». A pesar de la sobrada documentación que demuestra el uso de la fuerza de manera desproporcionada, insistó en que «la ministra hizo todas las evaluaciones que tenía que hacer y le pareció que el uso de la fuerza fue el que correspondía».

Más aún, Francos intentó relativizar el caso Grillo poniendo en duda que realmente estuviera realizando su labor periodística al momento de recibir el impacto: «Bueno, bueno, no lo sé, estaba sacando fotos en el lugar que fue utilizado para la represión, no es que le tiraron a propósito para pegarle al fotógrafo».

Por último, cuando le preguntaron sobre la próxima movilización de jubilados prevista para el miércoles, el funcionario respondió con una amenaza velada: «Si hay una situación de utilización de la violencia para apoyar una marcha que ha sido siempre pacífica, por supuesto se utilizará la represión de acuerdo a los cánones que se hace legalmente».

La amenaza del Gobierno de reprimir nuevamente a quienes se movilicen en defensa de los jubilados debe ser respondida con una mayor presencia en las calles. Como ocurrió con las masivas marchas universitarias o con la movilización del 1° de febrero contra el discurso misógino y homolesbotransfóbico de Milei en Davos, la historia demuestra que cuanta mayor sea la participación popular, más rápido se frenará el avance represivo del Gobierno. Este miércoles, una nueva convocatoria junto a nuestros adultos mayores frente al Congreso es un deber ineludible.

La Nueva Comuna

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