Bolivia. La injerencia de EEUU está presente en las acciones de la oposición
Bolivia está embarcada en un proceso electoral que empezará en enero de 2019 con las inéditas primarias y en octubre, con las elecciones generales para el período 2020-2025.
En ambos comicios participarán ocho binomios, pero la habilitación del presidente Evo Morales como candidato generó reacciones violentas contra el Tribunal Supremo Electoral (TSE), el 7 de diciembre.
Lo más grave ocurrió días después en la ciudad de Santa Cruz, donde vándalos procedieron a la quema del Tribunal Electoral Departamental (TED), el 11 de este mes.
De acuerdo con las investigaciones del Ministerio Público, la oposición —inserta en las plataformas del 21F y en las entidades cívicas— está detrás de estas acciones, hipótesis con la que coincidieron, por separado, el analista político Hugo Moldiz, la diputada Valeria Silva y el exdirigente minero José Pimentel.
En opinión de los tres entrevistados, países como Estados Unidos respaldan este tipo de acciones porque intervenir en asuntos internos es parte de su política. La injerencia de EEUU en la política boliviana está presente en nuestra historia.
Decididos a todo
El objetivo no sólo es evitar las primarias, lo que quieren es evitar la postulación del presidente Evo. Según Moldiz, están dispuestos a hacer absolutamente todo. “La pregunta es si tienen la fuerza suficiente como para poder llevar una movilización igual o superior a la que se desarrolló en 2008 y 2009”.
El politólogo cree que no serán capaces de evitar la candidatura de Morales, pese a que hay una coordinación nacional e internacional. “Está claro que EEUU ni ignora lo que está coordinando la derecha internacional, ni deja de meter sus narices; por supuesto que sí”, apuntó.
Para Moldiz, la oposición está llevando adelante grandes líneas de acción. La primera, generando acciones de hecho —como las de La Paz y sobre todo las de Santa Cruz— donde “cada quien busca competir cuán radical es”.
Advierte que tenemos caricaturas de Jair Bolsonaro (presidente electo de Brasil) con Víctor Hugo Cárdenas, hasta convocatorias a movilizar en la calle sin tener capacidad de hacerlo, como Carlos Mesa.
“No hay un estado mayor central que dirija todas estas operaciones, pero hay una convergencia en los hechos y lo que marca la convergencia es su antievismo. Esa convergencia en los hechos abre el riesgo de generar un clima de violencia, aunque la gente lo que menos quiere es convulsión social, inestabilidad social, política y económica”, dijo.
La segunda línea se da en el campo internacional; hay una convergencia en los hechos tratando de tocar las puertas de organismos internacionales, como la Organización de los Estados Americanos (OEA), la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH), la adhesión de la Unión Europea (UE) y el pronunciamiento de fundaciones con claro contenido liberal derechista.
También, refiere Moldiz, está la coordinación con medios de comunicación de claro contenido antiprogresista, antizquierdista y claramente liberal intervencionista, desde Clarín de Buenos Aires, El Comercio de Lima, El País de Madrid, El Tiempo de Bogotá, entre otros.
La tercera línea es la electoral porque están fragmentados, sin liderazgo ni propuesta única y mucho menos expresan la realidad diversa del país. “La oposición es una oposición que expresa sólo lo urbano elitista, sin capacidad de representar al amplio electorado poblacional del país”.
Para enfrentar estas tres líneas de acción, en opinión de Moldiz, la respuesta tiene que venir no sólo desde el plano estatal para desmontar todas estas campañas ante organismos internacionales, porque en Bolivia hay la vigencia plena de la democracia.
También se debe hacer frente a las acciones de violencia, no las que están garantizadas por la Constitución, sino las cargadas de violencia.
Ahí tienen que actuar los mecanismos del Estado, aparte de la respuesta de los movimientos sociales y del Movimiento Al Socialismo (MAS).
“El MAS es la organización política más grande del país no sólo por la cantidad de registrados en el TSE, sino es una realidad política más que electoral; sin caer en la provocación, se trata de que el MAS vaya desarrollando presencia territorial y simbólica en todo el país”, añadió.
Actitud antidemocrática
La diputada Valeria Silva refiere que la oposición despliega grupos de choque violentos, con la clara intención de que Bolivia no siga avanzando, ni siga siendo el país más pujante de la región.
“Quieren vernos sumidos en conflictos. Esta es una actitud netamente antidemocrática, antipopular; se demuestra una vez más que son los mismos grupos que en 2008 y 2009 (movimiento separatista impulsado por la denominada ‘media luna’) intentaron desestabilizar al país, que hoy quieren volver a hacerlo retomando los caminos de la violencia”, remarcó la legisladora.
Silva advirtió que gobiernos ajenos a nuestro territorio y soberanía se están ocupando de apoyar estas acciones. Lo hacen porque estamos saliendo adelante y, sobre todo, porque estamos dejando el dominio bajo el cual históricamente nos han tenido.
La diputada del MAS afirma que no se dejarán de defender los principios de soberanía, de dignidad y “en ese marco vamos a seguir en esta línea, así no le guste al Departamento de Estado, no les parezca a los operadores de los agentes externos que están generando focos de violencia”.
El objetivo es evitar la reelección de evo
No se trata de evitar la repostulación, sino la reelección de Evo Morales, “que es un sentimiento del pueblo boliviano, por lo que recurren a todo tipo de artimañas”, dijo José Pimentel, exdirigente y exautoridad del sector minero.
El exlíder sindical consideró que los opositores, para justificar sus acciones, hablan de interpretar la Constitución Política del Estado (vigente desde febrero de 2009), pero que la Iglesia no respeta el carácter laico del Estado al negarse a participar en las celebraciones interreligiosas que auspician el Gobierno y las autoridades originarias, ni la Gobernación de Santa Cruz reconoce la wiphala como símbolo nacional.
“Entonces, de qué respeto de la Constitución están hablando; lo que buscan es evitar que más del 48% de la población que ha votado para que Evo continúe como presidente no se pronuncie”, enfatizó.
Para Pimentel, esa situación es incongruente, aunque evidentemente sus candidatos no tienen el perfil ni la simpatía como tiene Evo. Lo que buscan es el enfrentamiento, la violencia, además recurren a “argucias legales para evitar que nuevamente sea ratificado el compañero Evo”.
Este contexto, en opinión del exdirigente minero, debe enfrentarse con movilizaciones, tal como lo hizo el pueblo boliviano en la insurrección de 1952, en rechazo al golpe de Natusch Busch (gobernó del 1 al 16 de noviembre de 1979, tras un cruento golpe), en la “guerra del agua” (enero y abril de 2000, en el gobierno de Hugo Banzer) y en la “guerra del gas” (en octubre de 2003, cuando Gonzalo Sánchez de Lozada tuvo que dimitir y refugiarse en EEUU).
Pimentel estima que EEUU naturalmente está herido porque en Bolivia se ha iniciado un proceso de liberación nacional al margen de su tutela; además, porque su lucha contra la integración y la unidad de los pueblos latinoamericanos es constante, y porque se construye una patria grande y Bolivia “se constituye en la vanguardia de esta política de integración regional”.
Además, tal como ocurrió con el caso Zapata antes del referendo del 21 de febrero de 2016, el exdirigente cree que se podría generar ese tipo de campañas para tergiversar las acciones del Gobierno, “lo único que nos queda es organizarnos, tomar mayor conciencia del Proceso de Cambio y rectificar algunos errores que el pueblo ha identificado”.
RESUMEN LATINOAMERICANO
PUBLICADO EN LANUEVACOMUNA.COM