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LA ERA MILEI

Argentina, rehén estratégico de EEUU en la ofensiva contra China

La reciente visita del jefe del Comando Sur de Estados Unidos, Alvin Holsey, dejó al descubierto nuevamente el papel de Argentina como escenario de la creciente rivalidad entre Washington y Beijing en América Latina. Luego de su encuentro con el presidente Javier Milei en Casa Rosada, Holsey concluyó su estadía con un recorrido por Ushuaia, en el extremo austral del país. Su objetivo: constatar personalmente que China no haya comenzado la construcción de una Base Naval Integrada en Tierra del Fuego, tal como había alertado su antecesora, Laura Richardson. Por ahora, ese proyecto estratégico permanece estancado.

La instalación de esa base —que funcionaría también como centro logístico y punto clave de acceso a la Antártida— podría convertir a Argentina en un nuevo punto de fricción entre las dos principales potencias mundiales. Si bien tanto el gobierno argentino como el chino niegan cualquier avance concreto, Holsey insistió en verificar en el terreno. Los especialistas sostienen que lo más conveniente para el país sería desarrollar dicha infraestructura con inversión estatal propia, sin depender ni de China ni de EE.UU. Pero por el momento, nada avanza.

Richardson había advertido sobre el presunto progreso chino en la zona, convencida de que estaban erigiendo “una base” y de que Estados Unidos debía intervenir para evitarlo. Holsey recibió garantías del gobierno argentino de que no hubo aportes económicos chinos y que las obras están paralizadas —e incluso, que jamás comenzaron—, pero aun así prefirió inspeccionar personalmente. Según fuentes con conocimiento de las conversaciones, EE.UU. no ofreció financiación para el proyecto: “simplemente quieren que los chinos no ganen terreno”.

La región —y Argentina en particular— se ha convertido en una pieza clave de la disputa geopolítica entre las dos potencias. Aprovechando la afinidad ideológica de Milei con el discurso estadounidense, la administración de Donald Trump no pierde oportunidad para impedir el avance chino. La presencia de Holsey se suma a la reciente visita del secretario del Tesoro, Scott Bessent, quien desde Casa Rosada criticó duramente al gigante asiático. Acusó a China de haber firmado “acuerdos rapaces en América Latina y África que se presentan como ayuda, pero fueron para apropiarse de derechos mineros y añadir enormes cantidades de deuda a los balances de esos países”, e instó al gobierno argentino a cancelar el swap con Beijing. Desde la embajada china respondieron con firmeza, asegurando que “China acompaña a los países en desarrollo en su camino hacia el desarrollo sin imponer ningún condicionamiento político”.

La base naval, cuyo costo se estima en unos 300 millones de dólares, podría significar una importante fuente de ingresos y desarrollo para el país. Diversos analistas coinciden en que debería ejecutarse con financiamiento nacional: “Sería ridículo meternos en un problema geopolítico entre China y Estados Unidos por ese monto”, advierten.

Durante el mandato de Alberto Fernández, el entonces ministro de Defensa, Jorge Taiana, participó de la colocación de la piedra fundamental en el Área Naval Austral. Lo acompañaron el gobernador Gustavo Melella y autoridades militares. Aunque meses después TANDANOR instaló un obrador, la obra no progresó.

En paralelo, hubo un intento de inversión china para instalar una planta petroquímica en Tierra del Fuego, no una base militar. El proyecto, valuado en 1500 millones de dólares, apuntaba a exportar gas a menor costo, pero nunca se concretó. Y aunque Argentina firmó en 2022 su adhesión a la Iniciativa de la Franja y la Ruta, no logró financiamiento chino para iniciativas relevantes. Quienes formaron parte del gobierno anterior insisten: “Es todo humo y parte de una enorme paranoia geopolítica”.

El actual gobierno, con su política de ajuste y freno a la obra pública, tampoco da señales de querer avanzar en esta infraestructura estratégica. Tampoco prosperaron los planes del CONICET, el CADIC y la Universidad de Tierra del Fuego para trasladar el Instituto Antártico Argentino al sur del país, en articulación con el polo logístico.

Holsey, a diferencia de Richardson, proviene de la Armada estadounidense y tiene un fuerte interés en temas navales. A pesar de los desmentidos oficiales, quiso comprobar por sí mismo que no hay movimientos chinos en el área.

Aunque EE.UU. tiene un claro interés en contar con una base en el Atlántico Sur con acceso antártico, por ahora no ha ofrecido fondos concretos ni inició gestiones formales con el gobierno de Milei. De hecho, cualquier presencia militar extranjera requeriría autorización del Congreso Nacional.

En 2023, Milei se reunió en Ushuaia con Richardson, compartiendo un acto pasadas las 23 horas. La militar dejó claro en reiteradas ocasiones el interés estadounidense por los recursos naturales del país y la intención de limitar la influencia china en el continente. Este año, ni el Presidente ni el ministro de Defensa Luis Petri viajaron al sur para recibir a Holsey, un gesto que podría interpretarse como un intento de mantener la institucionalidad. No obstante, Milei volvió a mostrar su entusiasmo por el país del norte, recibiendo al jefe del Comando Sur en su despacho un día antes del viaje a la Patagonia.

Holsey sí trajo novedades sobre la entrega de los 24 cazas F-16 adquiridos por Argentina a través del programa FMS (Foreign Military Sales), que regula la venta de equipos militares estadounidenses a países aliados.

La Nueva Comuna

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